Una creciente moda informal se ha venido instalando desde hace años, primero en forma más callada hasta llegar a ser una tendencia abiertamente manifiesta y alarmante: el alcoholismo en los adolescentes que se está constituyendo en un fenómeno de proporciones epidémicas. Solo por citar datos frescos de esta temporada veraniega del 2009, un relevamiento realizado por la Subsecretaría de Atención a las Adicciones de la cartera sanitaria provincial determinó que durante la temporada, aproximadamente el 62% de los pacientes asistidos por abuso de alcohol y drogas en las guardias hospitalarias de la costa atlántica tenían menos de 25 años.
La Secretaría de Programación para la Prevención de la Drogadicción y la Lucha contra el Narcotráfico (Sedronar) advierte que cerca del 80% de los chicos de 17 ó 18 años ha probado alcohol una vez en su vida, mientras que algunos ya tienen habitualidad en el consumo de alcohol y bebidas estimulantes (energizantes”) durante los fines de semana y muchos ya están probando cocaína o en años anteriores, marihuana. Por supuesto que este fenómeno golpea adolescentes de todas las religiones y grupos sociales sin distinción. Una de las consecuencias mas graves del alcoholismo es la deserción escolar. El Dr. Verruno médico psiquiatra, integrante de la Secretaría de la Niñez, Adolescencia y Familia de la Nación, afirma que los adolescentes pierden interés en el estudio, empiezan a repetir de año, tienen problemas de conducta y se alejan de la escuela.
¿A que llamamos alcoholismo?
La Organización mundial para la salud (OMS) considera alcohólicos a aquellas personas que beben en exceso y cuya dependencia ha alcanzado un grado tal, que determina la aparición de visibles perturbaciones interpersonales, físicas y del inadecuado funcionamiento social y económico. El alcohólico se caracteriza por depender del alcohol, tanto física como psíquicamente, y la incapacidad de detenerse o abstenerse. La falta de la bebida le provoca síntomas de abstinencia. El alcoholismo se caracteriza por una dependencia emocional y a veces orgánica del alcohol, y produce un daño cerebral progresivo y finalmente la muerte. A pesar que afecta mayormente a los adultos, su consumo en los adolescentes de nuestro país es cada vez más preocupante. Es una escena harto frecuente observar adolescentes cerca de discotecas, tomando alcohol como si fuese una bebida gaseosa. Es una especie de rito social aceptado y sin ningún cuestionamiento sobre sus consecuencias. Y son estas situaciones las que gradualmente van iniciando el circuito adictivo del alcoholismo.
¿Cuál es el peligro concreto que presenta el alcohol para los adolescentes?
El alcohol se incorpora rápidamente al torrente sanguíneo. A nivel del Sistema Nervioso Central, provoca depresión de las funciones de autocontrol y autocrítica, disminuye la coordinación motriz y afecta la respiración y la circulación. Los niveles de represión y juicio de la realidad se ven alterados y esto trae aparejado funestas consecuencias en la realidad cotidiana: manejo de autos o motocicletas por parte de adolescentes alcoholizados que ocasionan accidentes de tránsito; situaciones de violencia (los chicos se pelean dentro de la discoteca); o falta de cuidado en sus relaciones sexuales con lo que aumentan los embarazos no deseados y las enfermedades por transmisión sexual en los adolescentes. Junto a ello, el alcoholismo se presenta como una de las causas más importantes de destrucción del tejido familiar. Por otra parte su exceso en el consumo suele ser el primer paso antes de probar la marihuana o la cocaína por parte de miles de jóvenes y adolescentes.
¿Cuáles son los factores que pueden estar potenciando que este fenómeno continué creciendo en forma inquietante?
He aquí un listado de factores que inciden de manera significativa en el desarrollo de esta epidemia entre los adolescentes:
1. Gobierno adolescente: un gobierno que tiene actitudes adolescentes de faltar el respeto continuamente a las leyes y buenas costumbres, es un pésimo ejemplo de autoridad para cualquier ciudadano y sobretodo para un adolescente. Solo por dar un ejemplo concreto, el gobierno nacional está impulsando la despenalización del consumo de la marihuana sin el menor cuidado ni plan de educación hacia los consumidores de marihuana. Reflexionemos por un instante ¿Qué clase de mensaje se está dando a los adolescentes al estar promoviendo una ley de esa clase?
Alcohol es sinónimo de diversión: en la antigüedad, los griegos adoraban a Dionisio, dios del vino, cuya característica era liberar al hombre por medio de la ingesta del vino, a fin de soltarlo a sus instintos más primarios. En los adolescentes actuales existe una creencia fuertemente arraigada que el tomar “te hace feliz”, “te libera”. Como el alcohol en si, genera un efecto que disminuye la represión, esto es visible. El alcohol es considerado en el imaginario inconsciente colectivo como la puerta de entrada a estados “dionisiacos” de libertad, alegría y plenitud. Un adolescente no tiende a cuestionarse si esta conducta puede dañarle o no. A esto se le une que está en un momento especial en su vida que necesita experimentar, desafiar y vivenciar cosas, lo cual lo vuelve un blanco muy vulnerable para el consumo excesivo del alcohol.
Falta de metas y proyectos personales: una gran mayoría de los adolescentes actuales está apática. Es una opinión cuasi unánime en los educadores de escuelas secundarias su asombro ante la actitud de desinterés y apatía en un 80% del alumnado frente a la tarea de aprender o aprobar exámenes para avanzar. Cuando falta metas en nuestra vida, sobreviene el aburrimiento y la facilidad para perderse en lo efímero del consumismo. Cualquier cosa que nos vendan como pasaporte a un estado de éxtasis, será tomado enseguida para huir de la cruda y hasta veces intolerable realidad. Y el alcohol es un ticket muy promocionado para ello.
Falta de capacitación en los educadores: Numerosos educadores manifiestan estar sobrepasados por la situación que observan y viven a diario en sus escuelas: chicos apáticos, faltos de interés y con severos problemas de límites. Ante esta realidad, el promedio de los educadores está carente de una adecuada capacitación para lidiar eficazmente con los adolescentes.
Conflictos emocionales y falta de limites: la adolescencia de por si es una etapa sumamente delicada que conjuga diversos cambios hormonales, afectivos y psicológicos. Es un etapa de transición, de ser un niño pasa a ser un incipiente adulto y ello moviliza mucho al propio adolescente y su núcleo familiar. Muchas veces el adolescente está inserto en un núcleo familiar donde existen serios problemas de comunicación, falta de afecto y presencia emocional por parte de sus padres. Ello ocasiona un vació afectivo que puede intentar llenar con la ingesta de alcohol en companía de sus pares. Ante esto, muchos padres se muestran incapaces de promover un dialogo con sus hijos donde coloquen y sostengan limites adecuados. Muchos de ellos tienden a incurrir en actitudes polarizadas de autoritarismo o desinterés general. En ambos casos falla la comunicación y puesta adecuada de los límites.
Tele-basura: la TV argentina brilla por la ausencia de programas culturales bien hechos que promuevan en los jóvenes valores deseables de salud, bienestar, cultura y emprendimiento. Lo que predominan son noticias negativas, sensacionalistas y programas que alaban la mediocridad y el hablar mal de otros. Solo reflexionemos cuantas horas por día suele pasar el grueso de los adolescentes y podremos tener una idea de la magnitud de la toxicidad que están envueltos (junto a toda la sociedad) y como esto impacta en sus hábitos respecto al alcohol.
Estos son alguno de los factores que pueden estar incidiendo en el crecimiento de este fenómeno alarmante al cual están expuestos los adolscentes en nuestra realidad. No se trata de minimizar sino observar lo que sucede para poder enfrentarse a ello como corresponde.
Lic. Pablo Nachtigall – Psicólogo clínico
psicoholistica@hotmail.com
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