En una entrevista con Comunidades, Helen Epstein,escritora y periodista norteamericana, nos cuenta cómo surgió “Tras la historia de mi madre” un libro biográfico que busca la historia de las mujeres en su familia, pero que se abre para dar cuenta a un panorama mucho más amplio. Homenaje de vida a 65 años de la Shoa.
Por Luciano Stilman, especial para Comunidades
Cuando Helen Epstein comenzó a investigar acerca de la historia de su familia, luego de la muerte de su madre, Franci Epstein, en Nueva York, quien dejó un texto autobiográfico de 12 páginas acerca de sus experiencias durante el Holocauto, nunca pensó que buscando la vida de sus antepasados podría llegar a develar lo que fue la vida de la sociedad judía, y principalmente de las mujeres judías en Europa Central.
- ¿Cómo surgió la idea de escribir “Tras la historia de mi madre”?
Hace 30 años, escribí un libro llamado “Children of the Holocaust” (NdR: “Hijos del Holocausto”), que trata sobre las familias de los sobrevivientes del holocausto y los hijos nacidos después de la guerra. En ese entonces, ya estaba pensando muchos de los temas que habría en el segundo libro, que lo comencé cuando mi mamá falleció en 1989.
- ¿Qué importancia tuvo el texto que te dejó tu madre?
Lo que te nombré anteriormente fueron las bases, después tomé las 12 hojas que escribió mi madre sobre la historia de mi familia y las use como el comienzo de un artículo periodístico. Al fin del siglo XIX muchos judíos y cristianos de Europa Central dejaron sus pueblos para emigrar a las ciudades, y al abandonarlos, también dejaron de lado sus creencias religiosas. Ellos no hablaban acerca de su vida. Mi madre nunca supo lo que yo ahora se de estas personas, ella me dio pistas, pero no sabía que lo estaba haciendo, por eso es tan extraño. Si ella estuviera viva le gustaría leer este libro, porque es todo nuevo para ella.
- Mientras escribís la historia de tu familia, contás lo que pasó con los judíos en Europa Central. ¿Cómo pudiste llegar a ver el panorama tan amplio?
En EE.UU. nosotros no estudiamos la historia de Europa Central.Yo creo que es el resultado de la Primera y Segunda Guerra Mundial. No aprendemos nada de Alemania, ni literatura, ni nada. Se aprende el Este, el Oeste, pero no el Centro. Entonces para estudiar la historia de mi mamá me vi obligada a hacerlo. Lo primero que estudié fue la historia general de Europa Central, la historia judía desde el Renacimiento hasta ahora. Era muy aburrido, pero de esa manera entendía el contexto. Después hice lo mismo con la historia de las mujeres, pero antes de estudiar la de mi familia que eran costureras o modistas estudié la industria de la ropa, las mujeres judías con la industria de la ropa, psicología, y la historia del licor, porque el padre de Theresa (bisabuela), estaba en la industria del licor. También estudié a los judíos y el alcohol, porque en esa época los trabajaban mucho en la venta de alcohol, aunque no lo consumían.
- ¿Qué te encontraste al empezar tu investigación?
A principios de la década del 90 fui a Checoslovaquia y allí casi no tenían noción de la existencia de los judíos.Todos me veían como si fuera un fantasma o. Creían que casi todos los judíos estaban muertos y no podían creer que mi bisabuela había vivido allí. Lo interesante es que hay muchos cementerios completamente intactos, y como viven alrededor de todo esto, como si fueran ruinas, creen que los judíos son personas de la mitología. Usando el material que mi mamá me había dejado entrevisté dos tipos de personas: los que vivían en ese lugar donde vivió mi familia y que nunca los habían conocido a mis abuelos, y a las personas que los conocían muy bien.
En “Tras la historia de mi madre”, Helen se remonta al pasado hasta llegar a la vida de Theresa Furcht, su bisabuela, para comenzar a relatar la vida de su familia.
- ¿Cómo el entorno de la vida de tu bisabuela?
Era muy típico de los judíos centroeuropeos que el padre produzca brandy y vendiera alcohol. Las tabernas, en su gran mayoría, eran de judíos. En los pequeños pueblos había sólo dos lugares donde las personas se reunían: la iglesia y la taberna. En ese tiempo, la taberna también era la oficina de correos y sus dueños hablaban checo y alemán, así podían ser traductores de los que tenían que enviar cartas. También era el lugar donde podías conseguir las noticias. Después de saber todo esto, llegué a la conclusión que mi tatarabuelo era dueño de una taberna y creo que mi bisabuela trabajó allí, aunque no estoy segura.
- Luego tu bisabuela se casó…
Lo hizo con un vendedor ambulante que era judío, que salía los domingos y colectaba plumas de ganso para hacer almohadas y pieles de los animales o lanas de las ovejas, y volvía los viernes para Shabat. Ellos se mudaron a Viena a fines del siglo XIX. Estaban viviendo en muy malas condiciones, estaban enfermos, eran muy pobres, ya tenían hijos y mi bisabuela que estaba en una casa de caridad se suicidó tirándose de una ventana.
- Tras la muerte, ¿cómo fue la vida de tu abuela?
Mi abuela, Josephina “Pepi” Wigert-Rabinek, se fue a vivir con su tío que era muy religioso. La vida aquí era totalmente diferente: era una ciudad más grande, había una comunidad judía importante, tenían programas sociales, culturales. En ese contexto creció mi abuela que se dedicó a la industria de la ropa, ya que los judíos en Europa Central estaban muy ligados a ese rubro: desde los que la hacían, hasta los que la vendían. A los 20 años mi abuela se fue a Praga y consiguió un trabajo en una tienda en el centro. Ella fue la primera generación en la ciudad, y se reveló contra su tío y decidió no seguir nada de la religión, una actitud muy común que les sucedía a los judíos que emigraban a las grandes ciudades. Era muy feminista, trabajaba, viajaba por su cuenta con su jefe (que en esa época era algo impensado), y era muy liberal. Luego se casó con un judío religioso de la ciudad de su tío, pero como él tenía sífilis no tenían relaciones, y según las normas judías el casamiento se anuló. Entre 1907 y 1908, conoce a mi abuelo y estuvieron juntos hasta 1919 año en que se casan. Pensaban que mi abuela ya no podía quedar embarazada porque tenía 39 años, pero finalmente quedó y tuvo a madre en 1920. De ese año hasta 1930 fue un tiempo muy importante ya que los inmigrantes rusos, alemanes y de muchos lados fueron a vivir a Praga, un lugar muy importante internacionalmente. Cuando tenía 15 años, mi mamá decidió que quería ir a la escuela francesa y ser modista. Estudió diseño de modas, tenía una vida muy urbana, moderna y de ciudad.
- ¿Cómo fue la vida de tu madre durante la guerra?
Fue terrible. Ella estuvo en el ghetto de Terezín, desde el 41 al 43, en Auschwitz 6 o 7 meses, y estuvo en la primera tanda de mujeres que salió viva de allí y la mandaron a un campo de trabajo de ladrillos de mujeres judías checoslovacas en Hamburgo. Tres semanas antes del fin de la guerra la enviaron a Bergen-Belsen, otro campo de concentración. Después de la guerra ella estaba muy enferma, tenía tifus y estuvo 2 meses en un hospital británico en la zona de Alemania. La guerra terminó en mayo y ella recién volvió a Praga luego de 5 meses. Casi todos los de su familia murieron salvo 2 primos, 1 en Estados Unidos y otro en Praga. Desde los 18 hasta los 25 años mi madre no tuvo vida. Después estuvo del 45 al 48 en Checoslovaquia y luego se fueron a Norteamérica. En Nueva York volvieron a ser muy pobres ya que no pudieron traerse nada con ellos, solo a mí que era una bebe. Allí ella fue la persona que trajo el dinero a la casa, porque mi papá no hablaba inglés. Mi madre era el soporte de la familia.
- ¿Cuáles fueron tus conclusiones al hacer toda la investigación?
La comunidad en Praga fue impresionante, tuvieron muchos científicos, músicos, artistas. Después de la guerra mi mamá quería quedarse en Checoslovaquia y la única razón para venir a América era por el comunismo. Mi padre fue dos veces nadador olímpico para Checoslovaquia, ellos nunca se hubieran ido de allí si no fuera por el comunismo. La historia fue particularmente difícil para las personas en Europa Central porque primero vinieron los nazis y después Stalin.Fue muy difícil soportar los dos “ismos”. Estoy segura que si no hubiera estado el comunismo yo ahora viviría en Praga y no hubiera escrito nunca este libro.
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