Será una ley para siempre, para todas vuestras generaciones, en todas vuestras moradas, que no deberán comer grasa ni sangre. Levítico 3:17
Cualquier persona que comiera sangre, esa persona será cortada de su pueblo Levítico 7:26-27
Pesaj, celebración del pase de la esclavitud a la libertad, es una de las tradiciones más bellas y apreciadas del judaísmo, pero también ha servido de pretexto a los antisemitas para que, en numerosas ocasiones, ataquen y maten judíos, acusándolos de usar sangre de cristianos asesinados para elaborar la matzá, el pan chato similar a galleta, hecho de harina sin fermentar, que durante los días del festival reemplaza al pan normal.
La Torah prohíbe enfáticamente comer sangre, lo cual no ha sido obstáculo para que los antisemitas, durante siglos, hayan acusado absurdamente a los judíos de usar sangre de niños cristianos asesinados para confeccionar la matzá. Esta acusación sería risible si no hubiese causado la persecución y muerte de miles de judíos.
El autor del primer libelo de sangre fue el autor griego Apión, quien, en Alejandría, Egipto, en el primer siglo de la era, acusó a los judíos de sacrificar víctimas griegas en el Templo.
Durante el festival de Pesaj, en el año 1144, un niño de Norwich, Inglaterra, fue encontrado muerto con heridas causadas por puñaladas. Los judíos de Norwich fueron acusados del asesinato y de usar la sangre del niño para rituales religiosos. Años después todos los judíos de Norwich fueron asesinados en sus casas, y en 1290 los judíos fueron expulsados de Inglaterra, y recién en 1655 se les permitió regresar.
Durante el curso de los siguientes siglos las mismas acusaciones, con los mismos resultados trágicos para los judíos, se repitieron en otros países europeos, Bélgica, Suiza, Austria, Italia, España, Alemania, Hungría, Polonia.
En el siglo 19 hubo acusaciones en Siria, Checoslovaquia, Hungría, y Rodas.
En el siglo 20 judíos fueron masacrados en Persia por el populacho acusados de matar a una niña musulmana. En Rusia un judío fue juzgado por usar sangre cristiana para hacer matzot, pero fue declarado inocente por el juzgado, compuesto sólo por cristianos.
En 1986 el Ministro de Defensa de Siria, Mustafa Tlass, escribió un libro La matzá de Sion, donde acusa a los judíos de asesinatos rituales. El libro se convirtió en un éxito de librería; está en su octava impresión y ha sido traducido al inglés, francés e italiano.
En el año 2001 una compañía egipcia de cine produjo una película, Jinete sin caballo, basada en el libro de Tlass.
En el año 2003 la televisión siria presentó una serie llamada Ash-Shatat (La Diáspora) donde acusó a los judíos de conspirar para apoderarse del mundo y de matar niños cristianos para elaborar las matzot con su sangre.
En el año 2005 la televisión de Irán presentó una acusación similar. Un año antes, la misma emisora acusó a los doctores israelíes de robar los órganos de niños palestinos en los hospitales de Israel.
Demostrando originalidad digna de encomio, un periódico de Arabia Saudita escribió que la sangre se utiliza para confeccionar las hamentashen, bizcochos que se comen en el festival de Purim.
En el año 2005 veinte parlamentarios rusos pidieron al gobierno que declare ilegales a todas las organizaciones judías por ser "anti cristianas, y practicar asesinatos rituales".
Es interesante anotar que el libelo de sangre ha influenciado nuestra actual celebración del Seder de Pesaj. La costumbre de abrir la puerta de la casa al profeta Elías se originó durante la Edad Media. El propósito original no fue invitar cordialmente al profeta a que entre a la casa y se tome una copa de vino con nosotros, sino vigilar que algún niño o bebe cristiano que hubiese muerto en esos días no fuese "plantado" al lado de la casa de una familia judía, con la consiguiente acusación de asesinato ritual.
Nota: El libelo de sangre no es la única acusación absurda que los antisemitas expresan contra los judíos. La "Plaga Negra", epidemia bubónica que mató a mediados del siglo 14 a cerca de la mitad de la población europea, fue causada, según creencia de la época, por los judíos que envenenaron los pozos de agua. Al igual que el libelo de sangre, la acusación de envenenamiento de los pozos continúa en nuestros días. En 1999 Suha Arafat, la esposa del líder palestino, acusó a Israel, en presencia de Hillary Clinton, esposa del presidente americano, de contaminar las fuentes de agua utilizadas por los palestinos con materiales químicos y envenenar a mujeres y niños palestinos con gases tóxicos.
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