En la Unión Europea viven hoy cerca de 15 millones de musulmanes, principalmente en Francia, donde 6 millones de musulmanes constituyen 8.5% de la población; Alemania, tres millones trescientos mil (4%); Gran Bretaña, un millón seiscientos mil (2.8%); España, un millón trescientos cincuenta mil (3%); y Holanda, ochocientos cincuenta mil (5%).
Su número absoluto y proporcional está aumentando aceleradamente debido a su alto índice de nacimientos (mucho mayor que el de la población "nativa") y a la inmigración legal e ilegal.
El año pasado Muhammad estuvo en segundo lugar (Jack fue primero) en la lista de nombres de bebes en la Gran Bretaña. Se calcula que este año pasará al primer puesto.
En la capital de Bélgica, Bruselas (ciudad que se calcula tendrá mayoría musulmana en diez años) el nombre más popular para los bebes recién nacidos es Muhammad seguido por Ayoub y Hamza.
El problema no es el origen étnico de los musulmanes sino el fanatismo religioso de muchos de ellos, (no de todos por supuesto), su odio y desprecio hacia los que no comparten sus creencias, y su renuencia a identificarse con el país anfitrión y con los valores de la cultura occidental. Lo más preocupante es que estas características se agudizan más en la segunda generación que en la generación de los inmigrantes, y no se encuentran sólo entre los pobres y los que carecen de educación, sino también entre académicos y gente acomodada, como lo demuestra el caso de dos médicos musulmanes, parte de un grupo de cinco terroristas, que hace algunos meses fueron arrestados por preparar atentados terroristas en Londres y Glasgow.
La reacción de los líderes europeos ante la agresividad musulmana oscila entre pasiva y derrotista. La Unión Europea publicó en el año 2007 un folleto referente al terrorismo prohibiendo el uso de las palabras jihad, islámico y fundamentalista "para no ofender". El Primer Ministro de Gran Bretaña Gordon Brown prohibió a sus ministros a que usen la palabra musulmán en conexión con terrorismo. Hace una semana varios departamentos gubernamentales sugirieron reconocer la poligamia cuando los matrimonios se han contraído en países donde la poligamia es legal, como en Nigeria, Pakistán o la India.
Hace unos días el principal prelado de la Iglesia Anglicana, (religión oficial de la Gran Bretaña) el Dr. Rowan Williams, Arzobispo de Canterbury, dijo que es inevitable que Sharia, la ley islámica, en algún futuro será aceptada en Gran Bretaña. Si más ingleses comparten esa opinión pronto será posible en Inglaterra cortarle las manos a los ladrones, matar a las mujeres adúlteras, y dar latigazos a las que se encuentren a solas con un hombre que no es el marido.
(x) especialista en Islamismo, autor de La Crisis del Islám
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