Doctor Eyzer Klorman *
Cuando uno lee el impactante poema del gran poeta Jaim Najman Bialk “La ciudad de la matanza” donde dice: “Ven a la ciudad donde se hizo la matanza y mira con tus ojos y toca con tus manos” y a continuación describe el cuadro de muerte, violación y desolación, que queda en una ciudad después de un progrom, y cuando se sabe que estos progroms se han efectuado en múltiples ciudades y aldeas a través de los siglos uno se pregunta ¿Por qué nos odian tanto?Cuando uno repite cada año en la Hagadá de Pesaj: Bejol Dor vador Omdim Aleinu Lejaloteinu (En cada generación se levantan para exterminarnos) y al estudiar la historia del pueblo judío, nos cercioramos que desgraciadamente dicha aseveración corresponde a la realidad ya que hemos sufrido la inquisición, las cruzadas, el exterminio a mano de los nazis y nuestra historia está llena de persecuciones, actos terroristas y matanzas, surge nuevamente la pregunta ¿Por qué nos odian tanto?
Cuando ahora hay manifestaciones neonazis en todas las esferas de las sociedades y países “civilizados” uno se vuelve a plantear la misma interrogante.
Muchas razones se han dado para explicar el irracional y envenenado antisemitismo.
Sin embargo, hay una importantísima causa que no se menciona sobre la cual no se ha escrito y que es de importancia trascendental.
Ha habido muchas revoluciones a lo largo de la historia de la humanidad. La revolución francesa que preconizó libertad, igualdad, fraternidad y que en la práctica no llegó a realizar los ideales por los cuales luchó.
La revolución rusa cuyos bellos ideales de igualdad para todos quedaron enterrados bajo cientos de miles de muertos contrarios al régimen. O que se expresaron en campos de concentración y experimentos con los disidentes en hospitales psiquiátricos. ¡Y para qué hablar del encierro de tres millones de judíos sometidos a una terrible campaña antisemita!
También hay que recordar a los grandes “idealistas” ingleses y norteamericanos que sabiendo durante la segunda guerra mundial de la existencia de campos de concentración donde se asesinaron día a día a miles de personas, no hicieron nada por impedirlo.
Mi padre, el gran sabio talmúdico Rabino Mordejai Klorman enseña que la más grande revolución de toda la historia de la humanidad consistió en la entrega de D’OS a Moisés de la Torá con los Diez mandamientos.
En una época de oscurantismo total, donde todo estaba permitido y asesinar robar y conquistar la mujer del otro era natural, donde el hombre sólo vivía de acuerdo a sus instintos, y nada lo distinguía del animal, el pueblo judío recibió de D’OS el más perfecto tratado de ética y moral que permitió diferenciar al hombre del animal.
Ahí se dio cuenta que no puede vivir sólo de acuerdo a sus instintos y que en realidad es un ser humano con principios que respetar y obedecer.
Este momento marca la revolución más importante y trascendental del ser humano: su nacimiento como humano.El pueblo judío al recibir la Torá dijo: “Naasé Venishmá” (“Haremos y escucharemos”). Al decir primero haremos antes que escucharemos manifestaron su determinación y decisión de cumplir las normas morales y éticas que estaban recibiendo.
Decisión que han mantenido a través de los siglos.En realidad podemos ver dentro del pueblo judío una mínima proporción de robos y actos contrarios a la ética y a la moral pero nunca matanzas (sólo ejercitamos el legítimo derecho a la autodefensa si nos atacan).
Hemos sido y somos la luz de la conciencia del mundo.
Y eso es lo que no nos pueden perdonar.Si alguien vive en un mundo en que todos matan y roban y la vida propia y del otro no valen nada, nadie debe preocuparse de su conciencia, y si alguna vez ésta le llega a remorder, ¿que problema hay si todos son iguales, si parecería que así es el ser humano, si todos hacen lo mismo? Pero si hay un pueblo que se comporta diferente, que demuestra que se puede ser un ser humano, diferenciándose netamente de los animales, que vive y practica las normas éticas y morales, ¡ah! la cosa es distinta. Significa que hay un pueblo que se comporta en otra forma y que ellos, si quisieran, podrían también llegar a vivir con la misma ética y moral. Sin embargo no lo hacen y eso no lo pueden soportar.
Que el pueblo judío sea la conciencia viviente del mundo produce rabia y odio. Que se mantenga incólume en su ética y sólo ataque en defensa propia es insoportable para el resto de la humanidad y no nos lo pueden perdonar.
Mientras en África y en otras partes del mundo, las guerras dejan cientos de miles de muertos y otros tantos mutilados y sin hogar, y en tantos países vemos que se matan sólo por un partido de fútbol, nos acordamos que en el judaísmo hay que transgredir todas las Mitzvot (preceptos) con tal de salvar una vida humana, a excepción de tres. Una de las cuales es: si te obligan a matar a otro (que no te ha agredido y por lo tanto no es en defensa propia) no lo hagas y déjate matar. Aquí podemos ver que hay dos cosas importantes: primero, para el judaísmo, la vida humana vale sobre todo y luego observamos que está prohibido matar a otra persona, aún a costa de la vida de uno mismo. (Las otras dos cosas por las cuales hay que dejarse matar y no hacerlas son Guilui Araiot, que significa tener relaciones con la esposa de otro hombre o practicar incesto y cuando obligan a un judío a practicar idolatría).
Cuando al gran primer Ministro inglés Disraeli le gritaron en el parlamento “Jew”, judío, él contestó: “Cuando vuestros antepasados andaban descalzos y corrían desnudos por los bosques, mis antepasados recibían la Torá con todo lo que ello significa”.
Yo diría: Cuando vuestros contemporáneos son bestias salvajes, que asesinan a ciudadanos inocentes y desprevenidos, y se mata y se roba, sin respetar la vida propia ni ajena, mi pueblo sigue cumpliendo con la Torá.
Cuando los demás pueblos - a excepción de los jasidei umot aolam (los hombres y mujeres justos entre las naciones)-, en realidad reciban y acepten la Torá, el Talmud y los Diez mandamientos y sean capaces de cumplir sus normas éticas y morales, van a dejar de odiarnos.
* Médico psiquiatra. Autor de los libros “Matrimonio: el arte de convivir”; Editorial Planeta. Y “Las difíciles relaciones entre padres e hijos”. Editorial Sudamericana. eyzerklorman@yahoo.es
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