En una entrevista exclusiva para “Comunidades”, el autor de “Delirios Argentinos” comenta los detalles de algunos de los más hilarantes sucesos y explica el porqué de este tipo de pensamientos.
¿Qué es Delirios Argentinos?
Es una antología de ideas y relatos políticos que para mi demuestran una tendencia muy grande que hay en Argentina hacia crear ideas sin la más mínima base en la realidad, y de una manera que no son mentiras o engaños, sino que son creídas con sinceridad.
O sea, que el que lo dice lo cree…
Exactamente. El primer párrafo cuenta que un delirio no es una idea extraña o muy complicada como la física cuántica, que parece mentira pero no lo es. Tampoco es un engaño. El delirio político es una construcción ideológica que no tiene base en nada que una persona cuerda pueda llamar lógico o probable, pero que es dicha con absoluta sinceridad: el delirante no es un mentiroso.
¿Cuáles son las funciones del delirio político?
Hay varias necesidades, básicamente tiene una función muy grata hacia el ego del delirante. La principal o la más típica característica es la paranoia, la idea que hay una conspiración, que detrás de la realidad que vemos todos hay otra oculta. Ésta sólo es visible para el “iniciado”: el antisemita, el luchador antiimperialista, la persona que comulga con el delirio. Es como el chico de Matrix que se despierta: él y unos muy poquitos iluminados son los únicos que ven esa realidad.
¿Para el delirante su verdad es absoluta?
Esto es muy grato y a su vez es muy fácil porque te releva completamente del deber de pensar, de estudiar, de auto criticarte, de ver si te equivocaste en algo. Vos ya descubriste la verdad, el motor oculto de toda la realidad que te rodea, y a partir de ahí ya no tenés nada más que hacer, ¿para que te vas a preocupar en los detalles?.
Uno de los temas que aborda Sergio Kiernan en su libro, es el nacimiento del antisemitismo en Argentina a través de dos textos: “La Bolsa” de Julián Martel, una novela del siglo XIX, y otra de la década del 30: “Kahal- Oro” que fue una continuación ideológica del primer material, y hasta toma algunos de sus personajes. Además nos contó cómo trabaja el delirio en los neonazis.
En el libro hablas del delirio antisemita…
Yo considero que en esta categoría del delirio político, de la conspiración ideológica sin la más mínima prueba ni el más mínimo interés por ellas, el antisemitismo es el delirio perfecto: es como un planeta-mundo, en el cual uno puede entrar y habitar, y a partir de él uno puede explicar absolutamente todo lo que ocurre y ocurrió en la historia del mundo. Logró perfeccionar ese mito que el motor oculto, que el verdadero poder detrás de esta realidad trucha, engañosa, que todos ven, es el poder judío mundial: el Kahal, la sinagoga secreta que domina todo.
¿El delirio antisemita tiene alguna base que no pueda explicar?
Es un delirio perfecto, porque lleva siglos funcionando, no hay manera de eliminarlo y sigue generando historias que te permiten explicar cualquier cosa que suceda. Es la perfecta encarnación de la paranoia, vos tenés una sexta todopoderosa con algunos millones de miembros, un gran poder económico y político, y la capacidad que el Kahal contamine a las sociedades no judías. Es tan enorme la conspiración que te explica cualquier cosa. Por ejemplo, hay gente que todavía no cree que el hombre llegó a la Luna, que es una película filmada en Hollywood y pasada como si fuera real. El agregado antisemita: es que Hollywood está en manos de los judíos, y que es un engaño hacia la humanidad para que creamos que llegamos a la Luna.
¿Una de las explicaciones fue el Plan Andinia?
Si, este lo presenta Walter Beveraggi Allende, un líder nazi muy notorio en los 60, un profesor de economía en la UBA, como un informe de verdad: él dice que tal día, a tal hora, en la Sinagoga de Paso hubo una reunión a la cual fue el Rabino Gordón a preparar la conspiración, urgente, para separar a la Patagonia de Argentina y fundar el segundo Israel. Él transcribe el discurso que da el rabino, donde les explica todo lo que tienen que hacer y porqué tenía que haber dos Israel: uno en Medio Oriente y el otro tiene que ser en un lugar muy importante, en Argentina, ¿donde más?, porque el ego del paranoico es enorme.
¿Qué sucedió con este informe?
Lo divertido de este asunto es que nadie le dio la más mínima importancia como documento, nadie le creyó a Allende que eso era una copia de la minuta de la reunión que se había robado un sefaradí, que estaba ofendido porque la colonización de la Patagonia iba a ser únicamente ashkenazí. Nadie lo tomó como una denuncia formal, pero quedó como un nuevo clásico del antisemitismo argentino y tan eficiente que es considerado a nivel mundial la única continuación de los protocolos de los sabios de Sión que funciona.
¿Hubo otras personas que creyeron la existencia del Plan?
Ramón Camps creía devotamente. Cuando tenía prisionero a Jabobo Timerman lo torturaba para que confiese los detalles, porque pensó: un importante empresario destacado en la comunidad judía tiene que saberlo, y le daba electricidad para que hable. (N.d.R: En 1977 Timerman fue secuestrado por una fuerza dependiente del ex general Ramón Camps. Estuvo detenido dos años y medio.).
¿Hubo otros casos de delirio antisemita?
El segundo fue en democracia. El General Bendini dijo que sospecha de tantos mochileros israelíes recorriendo la Patagonia. Después se tuvo que retractar, pero quedó flotando la noción. La Patagonia para los argentinos es un lugar muy particular: allí entramos a balazos y lo tomamos, no era parte del virreinato, y nos quedó esta noción que si nosotros lo tomamos puede venir otro y hacer lo mismo.
¿La idea que vienen por la Patagonia no sólo la pensó él?
La nueva paranoia light es que el imperialismo se viene a llevar el agua, es la nueva tontería, y por eso compran campos. La versión breve es que alguna vez van a venir por el agua porque se transformará en un recurso escaso y caro.
¿El delirante pierde todo tipo de lógica en su pensamiento?
El delirio es algo que se siente y que con lo que se comulga. Vos pensás que el imperialismo es una fuerza todopoderosa y siniestra y dejas de hacerle una crítica, porque para eso hay que pensar y estudiar. Hay mucha gente muy seria que lo hace, y yo no me meto con esos porque es un pensamiento político que uno está o no de acuerdo. A lo que voy, es a la actitud infantil y emotiva, que hay una maldad en el mundo, una especie de ejército de las sombras malvado. Tienen comportamientos como si fueran miembros de sectas. Creen que es evidente que el imperialismo domina todo, es una fuerza para la crueldad y el mal como el demonio. Si le discutís pasas a ser un agente de la maldad, del demonio y del imperialismo.
Otra de las alucinaciones de la extrema derecha neonazi, comenta en “Delirios Argentinos”, fue la “extraña” muerte Alfredo Guereño, un militante del partido de Biondini.
¿Cómo fue el fallecimiento de Guereño?
El 9 de julio los nacionalistas hicieron un asado para festejar la independencia. No se sabe muy bien porqué, Guereño se va, tal vez había tomado mucho y termina en un edificio que no es el de él. Está cerquita, pero no en su casa. Entonces abre la puerta del ascensor para entrar, y no está. Entonces cayó 6 pisos por el hueco y se mató. Además, el golpe fue tan duro que, cuando la policía encontró el cuerpo, tenía un brazo separado.
¿Cuál fue la conspiración en este caso?
En la mentalidad del delirio nada es casual, no hay espacio para los errores, además éstos, la incompetencia o la equivocación son aburridos. El delirio es muy romántico. Por lo tanto, Guereño es transformado en un mártir de la causa, inmediatamente, el partido de Biondini, los neonazis de Biondini, denuncian un asesinato y, como no existía el INADI ni la ley de discriminación, acusan abiertamente a los judíos de haber matado a Guereño. Tanto que hasta abren una causa judicial.
A la muerte de Guereño le siguió otro delirio…
Poco tiempo después, aparece una cosita muy municipal. Terminan de arreglar el obelisco, que es un edificio y necesitaba mantenimiento porque tenía goteras y se le arregló el techito, la punta. Vino un periodo de lluvias y le quedó un leve tono rojizo, porque el contratista puso mal la cerecita, que igual se arreglo a tiempo. Los neonazis inventan que no sólo los judíos asesinaron a Guereño, sino que fue para robarle la sangre y con ésta, en octubre, tres meses después, se subieron al obelisco y lo circuncidaron simbólicamente pintándolo con la sangre. Como prueba, explican que el director de obras públicas de la Municipalidad era judío y era el único que tenía la llave del obelisco para hacer eso.
Con la muerte de René Tulián también hicieron eco…
Tulián era un chico muy marginado, ex combatiente de Malvinas, que vivía en una pocilga llena de explosivos. Lo pararon en la calle para identificarlo y sacó una granada y murió baleado por la policía. Nuevamente, dijeron que era por encargo: en este caso, no acusaron a la comunidad judía, sino al gobierno de Alfonsín, que como todos saben estaba en manos de la Sinagoga Radical. No llegó a tanto porque, lo mataron a balazos y no es lo mismo que te desangren para “circuncidar simbólicamente a la Argentina”, el potencial de sanata es muy diferente, y ya habían tenido problemas legales.
¿Existen todavía estos grupos neonazis con esos pensamientos?
El que lo dude tiene la revista “Cabildo” que es una suma de interpretaciones delirantes de la sociedad argentina. Si un marciano la leyera, creería que las dos únicas cosas que ocurren en Argentina es que este gobierno cripto-judío, montonero y subversivo, solamente quiere destruir la cristiandad e implementar el aborto para asesinar a todos los niños. Es algo típico de la mentalidad delirante, tomar una parte y hacerlo el todo: hay banqueros y empresarios judíos poderosos, ahí dan el salto demente, que todos los bancos están en manos de los judíos.
Además de lo cómico, ¿cuál es el verdadero mensaje del libro?
El libro no sólo es risa, sino que la paranoia, la sospecha, termina siendo el tipo de política tan violenta que tenemos en Argentina, donde, el que no está de acuerdo con vos, no es que disiente de vos, sino que conspira contra vos o contra la patria y el pueblo. Yo en el libro muestro el lado grotesco, para que nos reconozcamos y tiene la intención de moderarnos con lo que andamos diciendo por ahí.
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