Introducción.
El 8-11-04, la cadena de TV Al Manar, de Hezbollah, proyectó imágenes del norte de Israel obtenidas, según se dijo, por medio de un avión telepilotado Mirsad-1 de fabricación iraní, que sobrevoló por algunos minutos el territorio hebreo. Allí podían verse los paisajes de la Galilea...y una batería de misiles antiaéreos Patriot, emplazados para proteger los cielos de Israel de amenazas balísticas. Sin embargo, los Patriot no estaban allí; los militares israelíes los habían retirado días antes por causas circunstanciales, generándose así un misterio que aún perdura: ¿se trataba de un montaje, o las fotos se habían tomado con medios más avanzados que el pequeño avión sin piloto?. Dos días más tarde, el 10 de noviembre de ese mismo año, la marina israelí hizo contacto con un submarino no identificado, que navegaba dentro de las aguas jurisdiccionales a la altura de Rosh Hanikrá, cerca de la frontera con el Líbano. Los barcos israelíes acudieron a interceptar al sumergible, pero éste logró escapar; sin embargo, fue identificado como un clase Kilo, de fabricación rusa.La única marina de la región que cuenta con estos submarinos es la de Irán.
El camino de la guerra.
Si se reconstruyen los hechos que tuvieron lugar antes que la guerra se iniciara, se puede advertir un hilo conductor entre ellos. Los eventos antes narrados son parte de este hilo, pero no los únicos. Se sabía desde hace tiempo que Hezbollah estaba acumulando cohetes de artillería y misiles tierra-tierra; de hecho, el Estado Mayor había barajado la posibilidad de que Hezbollah abriera un segundo frente durante la Guerra de Irak, en 2003. En el racconto, también cabe mencionar las bravatas del presidente iraní, Mahmoud Ahmadinejad, y sus continuos llamamientos a destruir Israel, en medio de una escalada retórica de fuerte acento nasserista (las escaladas verbales siempre fueron la antesala de la guerra en Medio Oriente)
Asimismo era sabido que la Guardia Revolucionaria de Irán le proporcionaba entrenamiento a Hezbollah. A fines del 2005, Israel obtuvo perturbadoras fotografías de un campo de prácticas en el Valle del Bekaa, en el cual podía verse una réplica exacta del tanque pesado Merkava (los Merkava son la espina dorsal de la fuerza acorazada israelí); esta maqueta tendría por propósito entrenar a los terroristas en el uso de misiles antitanque. La noticia apareció reflejada en medios especializados en asuntos militares, los que también daban cuenta de un supuesto embarque desde Irán de numerosos misiles antitanque del tipo Motemared (un arma iraní no muy conocida por Israel), y de otro aún más efectivo: el 9K135 (AT-14 Kornet en la nomenclatura de la NATO). Este misil, de fabricación rusa, es reconocido como uno de las más potentes del mundo. El armamento que Irán les proveyó a los terroristas incluyó armas livianas, morteros, bazookas rusas RPG-7 mejoradas, equipos de comunicaciones y espionaje electrónico, misiles antiaéreos portátiles, y, por supuesto, los vectores de artillería cohética conocidos por el nombre genérico de Katyusha (diminutivo de Catalina, en ruso), en una cantidad que varía entre 10000 y 15000 unidades, según las estimaciones. Para tener una idea de la magnitud de este arsenal, basta decir que es posible que el ejército norteamericano no cuente con tantos cohetes.
Pocos antes del inicio de la guerra,el 15-06, un hecho que tuvo escasa repercusión pública, pero que visto retrospectivamente tuvo un significado decisivo, fue la firma del tratado de defensa mutua entre Siria e Irán. Suscripto en Teherán por el general Mustafá Najjar, ministro de defensa de Irán, y su par sirio, general Hassan Turkmani, permitía a los persas estacionar puestos de vigilancia electrónica en el Golán sirio, capaces de monitorear, por ejemplo, los movimientos navales norteamericanos en el Mediterráneo Oriental, o el despegue de aviones israelíes en su propio territorio. La firma del acuerdo vino acompañado de declaraciones beligerantes y la oferta, por parte iraní, de estacionar Guardias Revolucionarios en la frontera con Israel, entre otros ítems.
El 12-07, justo cuando lo que hasta entonces era llamada "la Crisis de Gaza" pasó a llamarse "la Segunda Guerra del Líbano", nada menos que el Consejero Nacional de Seguridad del gobierno de Irán, Alí Larijani, aterrizaba en Damasco a bordo de un avión militar. Su promesa era la de permanecer en Siria en tanto durase el conflicto armado.
Qué pasaba en Israel.
En los últimos meses, el israelí medio estaba atento a otras cosas. Pero...¿que pasó con los servicios de inteligencia?
En 2003 (y posiblemente antes), se produjo en Israel una profunda revisión de los objetivos y tareas de los distintos servicios de inteligencia. Este hecho obedeció al preocupación existente en altas esferas del gobierno por la posibilidad de que terroristas islámicos intentaran realizar atentados masivos contra Israel (uno de estos atentados estuvo a punto de ocurrir en el gran depósito de inflamables de Pi Glilot, en 2002). El trabajo -que demoró varios meses- concluyó con una serie de recomendaciones sobre los roles que deberían tener los organismos de inteligencia de cara al futuro. Entre ellas, se decía, el Mossad debería dedicarse a la persecución -y eliminación- de terroristas que pudieran amenazar gravemente a Israel; la recolección de información secreta ya no estaría entre sus prioridades, y tan sólo se conservarían aquellas fuentes que le pudieran ser útiles en esta tarea. El plan fue presentado a Sharon por el entonces jefe del Mossad, general Meir Dagan, y aprobado en setiembre de 2003 luego de hacerse las consultas de rigor con especialistas en el tema, pese a que algunos de ello no estaban del todo convencidos.
Obviamente, los detalles no se revelaron, y sólo trascendieron tardíamente y de manera extraoficial algunos de sus aspectos. Por ejemplo, el Mossad interrumpió los contactos con los servicios de inteligencia de países aliados y cerró la mayoría de sus estaciones en el exterior, limitándose a operar en los estados árabes fronterizos y en los territorios palestinos, transfiriendo la responsabilidad de la recolección de información en el Comando de Inteligencia Militar (conocido como AMAN), en tanto que el Shin Bet, organismo de seguridad interior conceptualmente similar al FBI norteamericano, conservó sus funciones y estructuras intactas.
Esta reestructuración fue en cierto modo similar a la que impulsó Golda Meir en 1972, luego de la masacre de Munich, y que según no pocos analistas, permitió que los árabes sorprendieran a Israel en la Guerra de Yom Kipur de 1973.
¿Habrá sido sorprendido Israel de la misma manera en 2006?. Es aún difícil de evaluar. Se sabe, por ejemplo, que Israel tenía información precisa sobre las actividades paralelas de Hezbollah; por ejemplo, periodistas de la cadena norteamericana NBC averiguaron que las entidades financieras de Hezbollah en Beirut fueron bombardeadas por Israel; incluso un gerente de banco fue bombardeado en su propia casa por aparatos israelíes. También se sabía acerca de los cohetes -de hecho, incluso la prensa internacional lo venía informando desde hace años-, aunque no había trascendidos acerca de la compleja red de túneles que Hezbollah había cavado delante de las narices de Israel. Pero justamente por la proximidad con la línea fronteriza, resulta difícil pensar que no supieran nada.
En todo servicio de inteligencia, existen dos sectores claramente diferenciados: los que obtienen la información y los que la procesan y analizan. No importa cuán efectiva sea la recolección de información, si aquellos que la analizan se equivocan, el resultado será errado.
Según puede inferirse a partir de la lectura de los medios israelíes de los últimos 18 meses, existía la convicción que Hezbollah iba camino a su desmembramiento como resultado del proceso político que se venía dando en el Líbano a partir del asesinato de Rafik Tariri; este proceso venía acompañado de la retirada siria, y desembocaría, según esta lógica, en el disloque de la organización terrorista, ya sea por la acción política, o bien por un reinicio de la lucha sectaria en el Líbano, similar a la de la guerra civil (1975-1990).
Sea como fuere, algo falló en Israel. Y demostró que el "nuevo Medio Oriente" es igual al viejo, sólo que con otros protagonistas... y otras armas.
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