Aquí en el norte de Israel, todos los que habitamos la tierra o simplemente vivimos nuestras vidas somos rehenes, si rehenes.
Desde hace un tiempo somos rehenes porque no podemos trabajar, pasear por nuestras calles, disfrutar de nuestra familia, reunirnos con nuestros amigos, comer y dormir tranquilos ya que las alarmas y las explosiones nos conducen rápida e inexorablemente al temor y a nuestros refugios.
Somos rehenes porque muchísimas familias fueron obligadas a abandonar sus hogares y refugiarse en el centro y el sur de Israel, empujadas por la destrucción y la muerte que viene desde el norte.
Ciudades y poblados florecientes convertidos en soledad, angustia y tristeza.
Somos rehenes del miedo, de la incertidumbre, de las alarmas, de las explosiones, de las sirenas, del humo, de las imágenes de edificios destrozados, de las noticias de heridos y de muertos de inocentes ciudadanos.
Somos rehenes del terror de los katiushas, del terror de la Hizbollah, del terror de Hamas, de Irán y de Siria, del terror del fundamentalismo islámico.
Somos rehenes de la complicidad de una buena parte del mundo que nos acusan de agresores, de genocidas, de usar desproporcionadamente nuestras fuerzas, de ser agentes del mal y de la destrucción, cuando naturalmente solo tratamos de defendernos.
Somos rehenes de muchos medios de comunicación del mundo occidental que nos crucifican sin piedad y justifican increíblemente al terrorismo y al fundamentalismo mas medieval y retrogrado como Clarín, El Mundo, la BBC, etc.
Somos rehenes de gobiernos, regimenes y grupos supuestamente progresistas y democráticos que nos demonizan, mientras justifican lo injustificable del oscurantismo medieval islámico como los Zapateros, los Chavez, los Castros, la ONU, los piqueteros argentinos, las Bonafini, los Pérez Esquivel, la izquierda radical, los antiglobalizadores, etc.
Somos rehenes y con mucho dolor, de grupúsculos de la ultra izquierda israelí, de los ultra ortodoxos de Naturei Karta, de judíos progres del mundo, que manifiestan, justifican, firman solicitadas y condenan sin tapujos los supuestos crímenes del sionismo, en una hora muy difícil para todos los israelíes y los judíos del mundo.
Pero a pesar de todo, tengo la mas absoluta certeza que muy pronto volveremos a nuestra preciada libertad, a nuestra vida cotidiana, a nuestra familia y a nuestros amigos, a nuestros trabajos, a nuestra cultura, a nuestra vida plena de fe y esperanza en nuestra hermosa tierra de Israel.
Si, dejaremos de ser rehenes por la valiente y decidida lucha que libra nuestra tzava, por nuestros combatientes, que en estos momentos se están jugando la vida y mucho mas para liberarnos de nuestros enemigos del norte.
Entonces volverán liberados los jaialim secuestrados.
Entonces volveremos a vivir en paz.
Entonces dejaremos de ser rehenes.
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