El 11-07, ante la TV de su país, el presidente iraní Mahmud Ahmadinejad dijo : "Hoy se ha probado que los sionistas se oponen no solo al Islam y a los musulmanes. Se oponen a la humanidad como un todo. Quieren dominar el mundo. Incluso están dispuestos a sacrificar a los regímenes occidentales por su causa. Yo lo dije en Teherán y lo vuelvo a decir ahora a algunos países occidentales: dejen de apoyar a esta gente corrupta. Cuídense, la rabia de los pueblos musulmanes se está acumulando y pronto llegará al nivel de explotar. Si ese día llega, deben saber que las olas de la explosión no se limitarán a la región. Alcanzarán a las fuerzas corruptas que apoyan a este falso régimen."
Por su parte Hossein Shariatmadari, editor del diario conservador iraní "Kayhan" escribió el 17-7 : "Los pueblos musulmanes y muchos otros pueblos piensan que en términos de geopolítica global, la entidad sionista que se llama estado de Israel ha impuesto su presencia parásita en la región con el apoyo de poderes arrogantes. Esta entidad inventa un nuevo crimen, sangrando hasta la muerte a mujeres y niños inocentes o convirtiéndoles en refugiados. A la luz de este problema es perfectamente obviamente que la lucha por eliminar a este régimen nefasto es no solo un deber religioso y nacional ineludible, sino también una causa universal que compromete a cada musulmán y hombre libre".
El 16-07, una intervención del líder iraní Ali Khamenei en la televisión iraní en la que expresó el apoyo de su país a la organización terrorista Hezbollah, culminó con los gritos de una multitud : "Hezbollah es victoriosa. Israel está condenada".
¿ Porqué ese odio? Israel no tiene frontera con Irán. No ocupa ningún territorio iraní ni tiene ningún conflicto histórico con ese país. Pero el antisemitismo es un arma todopoderosa en el mundo islámico. El furor del fascismo islámico iraní tiene un notorio parecido con el furor de Hitler en los años treinta del siglo pasado. Como Hitler, Ahmadinejad tiene un claro objeto de odio, los judíos. Por supuesto, se trata de una herramienta en una despiadada lucha por el poder en el mundo islámico. El sueño de Ahmadinejad es imponer la supremacía del Islam shiíta sobre la Sunna, con un golpe magistral : la erradicación de la tierra del maldito estado judío, con o sin bomba atómica. Y de allí a la Jihad global contra los infieles solo hay un pequeño paso.
Más de un lector expresará su escepticismo ¿ Cómo hablar de la eliminación de Israel, la mayor potencia militar del Medio Oriente? ¿ Es posible que un país que está ejerciendo su poder abrumador de manera letal en el Líbano siquiera se plantee la posibilidad de ser destruido?
La teocracia iraní y varias organizaciones terroristas árabes no ocultan que ese es su objetivo y no hay duda de que no lo plantean en el campo meramente teórico.
Toda la inquietud internacional respecto a los planes nucleares de Irán está asociada con la posibilidad real y concreta de que Irán intente eliminar a Israel. El presidente Ahmadinejad ha hecho declaraciones una y otra vez de que Israel será destruida y no se esmeró en ocultar que es precisamente para ese fin que desea tener la bomba atómica.
Las diferencias de población, territorio y recursos naturales son abrumadoras. Irán es un país de 1.648.000 kilómetros cuadrados mientras Israel tiene tan solo 20.770. Irán supera los 70 millones de habitantes, mientras la población israelí es poco más de seis millones, de los cuales un millón son árabes.
Como Hitler, Ahmadinejad tiene sus creencias. Mientras Hitler creía en la supremacía de la raza aria, Ahmadinejad cree en el sagrado deber de imponer la supremacía del Islam shiíta. El líder iraní cree en el retorno del Mahdi, el duódecimo Imán desaparecido en el año 940, que vendrá a imponer la justicia islámica en la tierra y ayudará a vencer a los infieles. Para apresurar su venida nada mejor que asestar un golpe mortal a los judíos, enemigos del profeta Mahoma.
Si no se tiene en cuenta esta peculiar manera de ver el mundo, es imposible comprender la crisis actual.
Desde que Yasser Arafat rechazó la oferta israelí de devolver la mayor parte de los territorios ocupados en el año 2000 a cambio de un acuerdo de paz y lanzó su violenta rebelión conocida como intifada, las críticas de distintos sectores en el mundo se concentraron precisamente en la presunta pretensión de Israel de retener esos territorios.
Pero en el Líbano no hay ningún territorio ocupado. Israel se retiró hace seis años. Existían todas las condiciones objetivas para establecer una frontera de paz, sin ninguna clase de choques ni de enfrentamientos. Lamentablemente en el territorio abandonado por Israel en el Sur del Líbano se estableció Hezbollah, una organización terrorista cuyo único fin es la guerra contra Israel, financiada, armada y controlada por Irán con apoyo logístico de Siria. Hace dos años, las Naciones Unidas reclamaron el desarme de Hezbollah pero la organización hizo oídos sordos a esta resolución. Con ello, durante los últimos años, pese a ocasionales escaramuzas, hubo una especie de acuerdo tácito de prescidencia de acciones hostiles. Al violar ese acuerdo y secuestrar soldados, en una acción destinada a abrir un segundo frente contra Israel luego de un secuestro similar en Gaza, Hezbollah de hecho lanzó al Líbano a una guerra a espaldas de su pueblo y su gobierno. Israel despertó a una amarga realidad. Había permitido desde demasiado tiempo que un grupo terrorista hostil, armado por una potencia regional con pretensiones hegemónicas, se prepare para una guerra contra Israel.
Veamos la situación en un contexto más general. ¿ Qué país del mundo toleraría que un grupo terrorista de un país vecino lo atacase sistemáticamente ante la inacción del gobierno responsable? ¿ Qué gobierno responsable aceptaría pasivamente provocaciones sistemáticas de una organización terrorista en un país vecino cuyo fin expreso es su eliminación como estado y el exterminio de su pueblo?
La situación de Israel es aún más comprometida por la acción de Hamas en la franja de Gaza. Al igual que Hezbollah, la ideología de Hamas postula en el Medio Oriente, lo que Hitler intentó hacer en Europa, una solución final con la eliminación de Israel. Al igual que en el Líbano es que una vez más el "mantra" de los "territorios ocupados" demostró su total falsedad. Los ataques contra Israel no cesaron pese al retiro traumático de los colonos israelíes en la Franja de Gaza el año pasado. Al contrario.
Una guerra es siempre algo terrible. Israel deberá cargar con la culpa de los sufrimientos y las muertes de civiles en el Líbano, que son consecuencia de una campaña contra una organización terrorista que de hecho secuestró a todo un país. Pero esa culpa se minimiza en comparación a la cínica política de Hezbollah de poner en peligro a la población civil al instalar sus armas y sus instalaciones militares en áreas densamente pobladas.
Nadie sabe cómo terminará la crisis actual. Pero si el Líbano no recupera su independencia y sigue siendo un peón involuntario de las aspiraciones hegemónicas iraníes, seguramente habrá crisis futuras no menos duras. Lamentablemente no existe demasiado margen para el optimismo.
Pero quizás pueda ayudar una reacción de la opinión pública mundial en contra del terrorismo, aunque tampoco al respecto podemos hacernos demasiadas ilusiones.
En la década del treinta siglo pasado los partidarios del apaciguamiento, en su mayoría conservadores , insistían en que las denuncias contra el Sr.Hitler eran falaces y sólo eran producto de las intrigas judías. Hoy el espectro es mucho más amplio. El nuevo fascismo, complaciente con el Islam fanático y violento, abarca un espectro más amplio y a menudo pretende tener inmaculadas credenciales de izquierda. Hay toda una internacional de los "distraídos del mundo" que aplaude a los regímenes más reaccionarios del mundo, hace la vista gorda cuando unos árabes matan a otros árabes como sucede a diario en Irak y en Sudán y sólo se preocupa por eventuales excesos en la lucha contra el terrorismo.
En esa compleja constelación política y bélica, una de las grandes ironías es que la izquierda israelí, la única auténtica y genuina en el Medio Oriente, es la única fuerza entre los actuales beligerantes que desea sinceramente la creación de un estado palestino, próspero y pacífico.
Fuente: Brecha. Uruguay
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