Comunidades

UN ASESINATO SIMBOLICO
Por Natalio Steiner, co-director de Comunidades

El asesinato del joven judeo-francés Ilán Halimi, hace varios meses atrás en Francia, pasó casi desapercibido para los judíos argentinos aún a pesar de su gravedad. A excepción de los comunicados institucionales de rigor dicha muerte fue vista como algo ajeno, extraño, a pesar de ser un ejemplo vivo del neo-antisemitismo. Una comunidad judía como la nuestra, que sufrió en carne propia la desaparición y muerte de 2.000 judíos durante la dictadura militar y que luego de ella se formaran bandas de delincuentes que secuestraban empresarios judíos(por el sólo hecho de asociar judíos con dinero) y, que además sufriera dos dos graves atentados antijudíos,debería aprender algunas lecciones de los hechos de Francia.

Luego de una semana de negar toda connotación racial del hecho, la policía francesa, que detuvo a los criminales,aceptó a regañadientes el caracter antisemita del hecho. Los gobiernos franceses tienen una larga experiencia en desentenderse de hechos de este tipo. Sin embargo las condiciones en que Hallimi fue asesinado hablan claramente de sus móviles. Hallimi fue retenido y torturado desnudo con su cabeza cubierta, tal cual como se solía torturar en la dictadura argentina que a su vez aprendio de la politíca de represión francesa en la Argelia de los 60. Hallimi fue asesinado no sólo porque los secuestradores pensaron que los judíos tenían dinero. Hallimi fue torturado por tres semanas seguidas debido a que los judíos franceses fueron culpados de la invasión a Irak. Esta acusación acerca del complot judeo-sionista-yanki para invadir Irak se difundió mucho en Francia, un país en que el antijudaísmo no deja de crecer.De hecho la ola más alta de antisemitismo que asoló Francia se dio en abril 2003 en coincidencia con el ataque coalicional a Irak.

En los informes elaborados por la situación del antisemitismo francés se enmascaró la causa principal de los ataques contra los judíos y en forma tortuosa se expresaba que el ataque a los judíos estaban vinculados a la situación del Medio Oriente y no por el tema de Irak.

El asesinato de Hallimi enseña las dificultades que tiene el poder para atender estos casos y que en época de convulsiones sociales (y Francia tuvo y tiene varias) el mismo aflora buscando su oportunidad algo que la aletargada comunidad judeo-argentina no ha alcanzado a comprender.

Hallimi estuvo secuestrado en un edificio de familias que sabían del secuestro pero no hicieron nada. La pregunta es porque sabiendo lo que sucedía no se hizo nada. Esto de por si es muy similar al "no te metas de la Argentina". También es necesario comprender que el antisemitismo en Francia o cualquier otro lugar no es sólo un problema judío sino de toda la sociedad. No hay que etiquetarlo como problema judío y sacarlo de encima sino apuntar al tejido democratico de la sociedad en que aparece. Estas son también lecciones que la sociedad argentina debe aprender.

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