Desde mi infancia, caracterizada por una avidez muy peculiar por la lectura, mi alma y mi intelecto quedaron impactados por las terribles persecuciones que sufrieron nuestros antepasados en su paso por el exilio y el punto más trágico que fue la Shoah.
Evidentemente las amenazas que se ciernen actualmente sobre nuestra Israel son claras, palpables y contundentes, como las eran las que tuvieron y sufrieron nuestros antecesores a través de la historia.
Me permito mezclar ambas temas porque, si bien nuestra situación hoy es muy distinta, tenemos un Estado donde vivimos muchos millones de judíos, la actitud de nuestros enemigos y del antisemitismo en general, no se modifica en su esencia.
Últimamente he escuchado con mucha insistencia sobre un supuesto cambio de la actitud del mundo occidental, de los países árabes y de laONU con respecto a Israel, luego de la retirada de Gaza, también, sobre las esperanza de lograr una paz fecunda y duradera con un pueblo palestino que ahora, le esta dando un voto masivo a Hamas y festeja con alegría la enfermedad de de Ariel Sharon que justamente les entrego Gaza.
Estas afirmaciones no me convencen para nada, solo son deseos y declaraciones y la realidad no muestra nada diferente de lo que teníamos.
Los verdaderos riesgos que corre nuevamente el pueblo judío, en este caso los habitantes de Israel, van desde las amenazas de Irán de borrarnos del mapa con sus armas atómicas, el apoyo de Siria al terror palestino, la presencia cada vez mas cercana de Al Qaeda, las motivaciones de Hamas y Jihad Islámica de convertir Israel en una República Islámica sin judíos, las ambivalencias de Abu Mazen frente a los ¨mártires palestinos´´, el retorno de sus refugiados y la tolerancia permisiva al terror, los misiles que ya no caen solo sobre Sderot, ahora llegan fácilmente a Ashkelon y después no sabemos donde, etc., etc.
No podemos quedarnos de brazos cruzados, vivamos donde vivamos, sea cual fuera nuestra posición en la sociedad, solo se necesita creatividad, compromiso concreto y efectivo con nuestro milenario pueblo.
Existen muchas formas de luchar, desde el lugar de nuestros hijos que cumplen su deber de defendernos con las armas en los distintos roles que ocupan en ese verdadero ejercito popular que es la Tzava, desde la libre expresión de nuestra creatividad en los medios de difusión, desde la cultura en sus variadas expresiones, desde los distintos ámbitos sociales, profesionales y políticos en que gravitemos, ya sea en Israel o en los distintos países del mundo en que vivimos.
Somos un pueblo emblema de la eternidad, a quien ni las masacres, ni las persecuciones pudieron destruir, pero como antes, ahora solo depende de nosotros.
Guido Maisuls
Kiriat Bialik.
Israel
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