Especial para Comunidades
Las elecciones legislativas palestinas tendrán lugar el 17 de julio de 2005. A partir de entonces, se debería entrar en el tramo final de la "Hoja de Ruta", cuyo desenlace debería ser la creación de un estado palestino autónomo, democrático y pacífico conviviendo armónicamente con su vecino, Israel.
Pero en esta idílica postal hay algo que falla: todas las encuestas dan por ganador al Hamas. Tanto las que circulan por Washington, por Jerusalem y por la oficina de Abu Mazen en Ramallah, señalan a la organización terrorista como amplia ganadora en todos los territorios. Si Hamas ganara las elecciones -justo 3 días antes del inicio de la retirada israelí de los asentamientos en Gaza-, el escenario emergente sería poco menos que apocalíptico: la autoridad de Abu Mazen degradada hasta la nulidad, y la toma del poder del primer estado árabe por parte de los Hermanos Musulmanes. En efecto: Hamas es en el fondo un brazo más de la Hermandad, cuyos tentáculos se extienden por Egipto, Jordania, Arabia Saudita y otros países del Medio Oriente, y que además está conectada desde mediados de los Noventa con la red Al Qaeda.
La calma que precede la tormenta.
El (saliente) jefe del Estado Mayor del Tzahal, general Moshé Yaalon alertó, tiempo atrás, acerca del rearme de las organizaciones palestinas. Su pública oposición al plan de retirada unilateral de Gaza, lanzado por el Primer Ministro Sharon, se basa en el hecho táctico de que, al no haber presencia israelí, los palestinos van a estar en condiciones de atacar objetivos en cualquier parte del sur de Israel. Se cree que la próxima generación de cohetes Qassam -que los palestinos emplean para atacar los asentamientos en Gaza- ya no sería tan burda como la actual, y que incluso podrían recibir armas y asistencia de Hezbollah. Actualmente, los palestinos reciben armas por canales clandestinos, a través de túneles excavados en la frontera con Egipto. Estas armas son fusiles de asalto, lanzagranadas, ametralladoras, morteros y explosivos; también lo hacen por canales oficiales: desde que Abu Mazen asumió la presidencia, han salido frenéticamente en busca de armamento para pertrechar a las fuerzas de seguridad (las que, en teoría, deberían reprimir a los terroristas), a diversos países de Europa, América del Sur y el sudeste de Asia. Estas informaciones han sido entregadas puntualmente al Primer Ministro, tanto por los servicios de seguridad como por la inteligencia militar. La evaluación efectuada en base a ellas sugiere que la actual situación, de relativa calma, sería transitoria, y que la próxima ofensiva terrorista podría comenzar en la segunda mitad de 2005, tal vez a partir de julio, cuando se inicie la retirada de Gaza.
Abu Mazen no está haciendo nada demasiado concreto para detener la marcha de los acontecimientos. Al parecer, no cuenta con ninguna base de poder real. Sólo dispone de su habilidad como conciliador, y está dispuesto a conciliar tanto como se lo permitan. Un ejemplo tuvo lugar el 14 de marzo pasado, durante su visita a El Cairo. Abu Mazen anunció su intención de dejar en libertad al asesino de Rehavam Zeevi (muerto en un atentado en 2001, cuando era Ministro de Turismo). Su nombre es Ahmed Saadat; era un cabecilla del Frente Popular cuando fue arrestado en 2002 y puesto bajo la vigilancia de agentes británicos en la cárcel de Jericó, como parte del arreglo que permitió a Arafat continuar con vida en Ramallah, tras la operación "Muro de Defensa". La respuesta de Israel -Abu Mazen quería liberar además al tesorero de Arafat, Ahmed Shubaki, también encerrado en Jericó-, no se hizo esperar: si los dejan libres, nosotros iremos por ellos. La amenaza de Sharon fue tomada muy en serio por Abu Mazen, quien luego explicó que se había tratado de un "malentendido".
Mientras tanto, la autoridad del presidente palestino se sigue deteriorando. Las organizaciones terrorista lo acusan de tener "una visión extranjera" para los problemas palestinos. En Gaza, el verdadero poder lo ejercen Hamas, Jihad Islámico, las Brigadas de Al Aqsa y el Frente Popular, junto a los Comités Populares y su brazo armado, las Brigadas Abu Rish. En la Margen Occidental, se suma a estas organizaciones la milicia Tanzim, y sobre ambas regiones sobrevuela el fantasma de Hezbollah, sus socios iraníes y sus amigos de Al Qaeda. De hecho, se cree que Irán, vía Hezbollah, es la nueva fuente de financiación del terrorismo palestino, suplantando el dinero que otrora proveía generosamente Saddam Hussein.
La agenda reservada de la cumbre de Crawford.
El pasado 11 de abril, el Presidente Bush y el Primer Ministro Ariel Sharon iniciaron una ronda de conversaciones en el rancho de Crawford, Texas, lugar en donde Bush recibe sólo a sus más cercanos colaboradores y a sus aliados más estrechos. Oficialmente, los motivos de la cumbre giraron en torno a la marcha de la "Hoja de Ruta", y evidenciaron ciertos desacuerdos entre Washington y Jerusalem. Extraoficialmente, se murmura que existió otra agenda, cuyos temas eran muy distintos. Sharon le habría entregado a Bush informes de inteligencia dando cuenta de los preparativos palestinos para reiniciar la guerra terrorista, habiendo encontrado que el presidente de los Estados Unidos ya estaba al tanto de ellos.
También se cree que analizaron ciertas reformas administrativas efectuadas por el rey Abdullah de Jordania. En efecto, Abdullah estaría creando una especie de sistema federal en su país, dividiendo el reino en cuatro provincias, o "wilayas", reflotando un antiguo término otomano, cada una con su respectivo parlamento.
Se sabe que Abdullah está muy preocupado por la perspectiva de un triunfo electoral del Hamas en los comicios de julio; la posibilidad de tener un gobierno autónomo palestino, adyacente a Jordania, dominado por Hamas, constituye un peligro directo e inminente para la supervivencia misma del reino, y que el gobierno jordano no está dispuesto a tolerar. Abdullah podría rechazar activamente el predominio de grupos terroristas en el parlamento palestino, aún mediante el uso de la fuerza. Eventualmente, tanto Israel como los Estados Unidos preferirían que la Margen Occidental quedara bajo control jordano, tal como lo era antes de la Guerra de los Seis Días.
¿Será Cisjordania la quinta wilaya de la monarquía hashemita...?
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