En las oficinas centrales del Keren Kayemet Leisrael en Jerusalén, se efectuó el pasado 23-01 un homenaje en memoria del escritor, filósofo e intelectual Dr. Jaime Barylko a dos años de su fallecimiento.
La sala se encontraba llena de amigos, discípulos y admiradores de Barylko y de su obra, particularmente el grupo oriundo de Moisés Ville.
Abrió el acto el Sr. Mordejai Daian, ex copresidente del KKL, quien se refirió a la época en que la Argentina se destacaba como un país con una gran riqueza de vida comunitaria. "Argentina era el ejemplo de la judería en esa época y esto se debió, en gran medida, a la labor que realizaba Jaime Barylko. Barylko pertenecía a aquellos que hicieron la revolución sionista en Argentina y lo supo transmitir a las siguientes generaciones". Anunció la creación de un bosque en su memoria.
Luego habló Alejandro Levit, consejero y cónsul de la embajada argentina en Israel quien comentó que Barylko no solamente proyectó su luz al mundo judío, sino que a todos los seres humanos por igual. "Jaime Barylko fue y continúa siendo un educador de primer grado. Recordó lo que en la época de crisis argentina había afirmado Barylko: "la salida de la crisis no es sencilla, pero es posible". Y efectivamente así fue, afirmó. A continuación hizo uso de la palabra el profesor Aharón Blachinsky, quien fue un entrañable amigo del Dr. Barylko. "Estudiamos juntos en el colegio y juntos pasamos horas y horas. Dedicó toda su vida al estudio, la investigación y el intelecto. Siempre fue un extraordinario alumno, de una memoria impresionante. Amaba el idioma hebreo y dominaba la gramática como nadie. Así se fue haciendo, además, un genuino comentarista del Tanaj".
El rabino Yerahmiel Barylka, explicó su relación con Barylko, a quien tituló maestro por antonomasia, título que honra a las personas que dedican su vida para la formación del prójimo, y destacó el honor que tenía el Keren Kayemet de honrar al Maestro.
Cerró la ceremonia la Sra. Jaya Barylko, quién profundamente emocionada agradeció al KKL este homenaje expresando que "si bien Jaime no era un hombre de homenajes, se hubiera sentido muy honrado y emocionado con este acto realizado en Yerushalaim".
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