¨Si no eres feliz con las cosas tal como están ahora, no lo serás nunca. Si esperas a salir de la cárcel para ser libre, nunca lo serás. Aprende a ser y sentirte libre dentro de la cárcel y entonces podrás ser libre siempre y en todas partes. ¨
Anthony de Mello.
Estábamos sentados alrededor de la mesa bajo la Sucá. Por las rendijas del techo arbolado se colaban las estrellas titilantes que irradiaban luz en esa despedida . Pablo Berman , el seminarista del Templo Bet Jai dentro de dos días viajaba, junto a su familia , a Israel a seguir estudiando para recibir su Smijá ( Rabinato) y estábamos ahí .. casi todos: comisión directiva, dirigentes, Morim, participantes esporádicos de los servicios religiosos . Todos ahí ... conmovidos. Susurrando que parece que fue ayer que se incorporó al ¨equipo¨, silabeando bajito con que las cosas hoy son de una manera y el futuro se presenta tan incierto y efímero como la Sucá que nos albergaba.
LA GRANDEZA DE LOS PEQUEÑOS GESTOS
Distintas edades, diferentes historias de vida, anhelos con aristas recortadas en tamaños diversos, se mezclaban esa noche en esa pequeña cabañita de troncos, cortinas, y decoraciones infantiles. Como siempre se ensortijan en las reuniones sociales .
En ese patio , de ese jardín de Infantes , donde estaba construida la Sucá , había jugado hace mucho tiempo mi hijo, mis alumnos, muchos otros corazoncitos de pétalos en estos jóvenes veinte años de la institución . Sólo 103 años de nuestra Kehila en Argentina. Poco tiempo para un pueblo tan añejo, como el nuestro.
Unidos. Distantes. Diferentes y semejantes. Como los nuestras integrantes de nuestras pequeñas- grandes agrupaciones religiosas y comunitarias .Semilleros de buenas intenciones tan complejas de plasmar. Porque todos, al ofrecer nuestros servicios a las Instituciones, también incorporamos nuestras limitaciones y egoísmos. Humanos con alma divina. Con voluntad de unirnos y trabajar para la Comunidad y con intereses pequeños como son el sobresalir , el querer tener siempre ¨la razón¨, el de ¨figurar¨... Pequeñas-grandes personas somos. Con tanto y tan poco...
ENCUENTROS Y DIALOGOS: TODO UN ARTE
Con la copa en la mano, recitando el kidush, y con el ¨shehejeianu¨(bendición que condensa el agradecimiento porque ¨nos ha elegido D´s y hemos llegado a este momento celebrando que estamos vivos¨) nos amontonábamos en el circulo de la vida, cerrando un ciclo. Intentando aprehender el des-apego. Ese vinculo que hoy es y celebramos unidos y que abrimos esperanzados al incierto futuro.
REVELAR Y DESCUBRIR TODO UN MUNDO
Acurrucados bajo el cielo estrellado, cada uno a su manera respiraba una alegría agridulce. Despedidas. Encuentros. Ciclos que se abren y cierran. Pobres y ricos. Niños y adolescentes Matrimonios. Solteros, viudos y divorciados. Huérfanos y familias. Paredes de ladrillo, como son nuestras casas, que aparentan seguridad. Choza de troncos y hojas, fortaleza de nuestra vulnerabilidad. Cuchicheando rodeados de frutos, del Etrog y el Lulav, sabíamos que la festividad de Sucot expresa el concepto de una seguridad distinta. Porque cuando nos encontramos en una frágil cabaña sin defensa de la lluvia y el frío, elaboramos una seguridad más intima y autentica: la auto-confianza y la fe en la protección divina. Que son la real seguridad. Porque todos presentimos que lo demás... es efímero.
En Israel, donde Sucot coincide con el período otoñal en donde sus habitantes están expuestos a un tiempo a veces gélido y torrentoso, se hace más palpable esta diferencia entre la seguridad interna y la externa. La Sucá es el Templo dentro del cual está permitido ser físicamente débil porque en realidad... ¿quiénes somos? Un cuerpo sólido que se va poniendo viejo. Y a la vez un alma joven... que se va volviendo más sabia.
LA CONSTRUCCIÓN DE UN LENGUAJE COMUN
Ovillados bajo el cielo estrellado, expresando nuestras ganas de ¨pertenecer¨ y despidiendo con cariño y orgullo a un miembro del ¨equipo¨, a un tronco del ¨Gran Ärbol¨, que despliega su tallo para crear nuevos frutos percibimos en la profundidad de nuestro ser... anhelos de espiritualidad. La Sucá, la frágil choza, nos recuerda nuestra propia fragilidad humana. Nos revela nuestras debilidades. Saca a la superficie las necesidades internas insatisfechas, nos aguijonea con nuestras angustias urgiéndonos a resolverlas o a aprender a convivir con ellas. Ver la realidad como es, aceptarla y quererla. O trabajar sobre ella para crear una nueva. ¨Experiencias felices traen alegría a la vida, experiencias penosas le dan profundidad y solidez.(1)
UN RETORNO INTERMINABLE
Alrededor de la mesa, por las rendijas del techo arbolado donde las estrellas irradiaban luz en esa despedida, acurrucados dentro de la endeblez de la Sucá, podíamos sentir la fraternidad humana. Sabernos juntos, unidos. Tan distintos, tan parecidos en esto de ser humanos. Almas con pies de barro. Arañando la trascendencia. Cohesionando lo inaprensible. En unidad espiritual, intentando vivir en una dimensión más sutil. En sintonía con la mística de la Creación divina. Intentando traer un poco más de cielo a esta tierra. Como vos y yo , amigo el alma, unidos. Ensortijados en este arte de vivir en plenitud bajo la frágil Sucá de la existencia física. Enlazados en estas palabras que nos hacen sentirnos juntos a pesar de las continuas despedidas, trasmutaciones de piel y cambios de estación...
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