Un reciente informe del CSIS, servicio de Inteligencia del Canada, expresa que Canada "es un lugar atractivo para el terrorismo islámico. Sus largas y dificiles fronteras permiten un ingreso simple al país y de allí a EE.UU.". Canada es también un lugar excelente para recolectar fondos. El país capta una importante cantidad de inmigrantes y refugiados que crean importantes comunidades en las que grupos terroristas buscan refugio y apoyo. Importantes comunidades islámicas actuan en forma cerrada y dan a sus miembros educación, periódicos, mezquitas, cultura e incluso servicios sociales. Esta situación relajada la aprovechan organizaciones islámicas de caridad pero también el Hamas, Hizbollah y Al Queida. Canada es utilizada como retaguardia logística y por ello se creó una estructura capaz de montar operaciones terrorístas como la fallida. El Hizbollah, por ejemplo, se ha infiltrado entre inmigrantes libaneses en Montreal, Toronto y Otawa.
La intensidad de la penetración en Canada fue percibida en 1999.La seguridad nortemericana detuvo al ciudadano canadiense de origen argelino, Ahmed Rasham, que intentó contrabandear decenas de kilos de explosivos hacia EE.UU. Rasham confesó que proyectó un atentado para Al Queida en el aeropuerto de Los Angeles. El develó que Ben Laden y los suyos planificaban introducir activistas entrenados en Afghanistan para formar una red de espías dormidos.
Durante el transcurso de la Intifada sirvió el Canada como una plataforma terrorista también en el conflicto palestino- israelí. Fawzi Jiub, un miembro activo del Hizbollah, fue enviado de Canada a Hebrón para arrestar a activistas del Hamas y la Jihad. Jiub, detenido en Israel, llegó a los territorios con pasaporte canadiense.
El trauma que golpeó a EE.UU. luego del 11-9 no conmovió en demasía al poderoso vecino canadiense. Las leyes migratorias no fueron revisadas y a pesar que se descubrió la red de apoyo al Hizbollah en la práctica la política del gobierno fue no interrumpir el fluir de fondos de la agrupación Shiita con la excusa que se trataba de legítimo activismo que no tiene vinculación con lo militar. Por encima de todo el Canada tiene un problema legal que no le permite actuar contra las agrupaciones infiltradas. Hace dos años ,lo publicó Comunidades, el servicio de Inteligencia canadiense seguía los pasos de dos miembros del Hizbollah en misión de reclutamiento y apoyo económico pero que terminaron comprando armamento para la organización. No era la primera vez que sucedía y se lo transfería a el Líbano. A pesar de ellos los terroristas no fueron detenidos por falta de encuadre jurídico. Ultimamente Canada comenzó a actuar para disminuir los riesgos en especial para no transformarse en un blanco como lo fue EE.UU. Canada comenzó a endurecer su política migratoria en especial en lo que tiene que ver con otorgar visados a refugiados. También mejoró su sistema de documentación para impedir falsificaciones. Incluso la Corte Suprema canadiense, muy liberal, fijó que se puede deportar a todo extranjero sospechoso de actividades terroristas aún a pesar de saber que puede ser torturado en su país natal.
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