La Voz Judía


La Voz Judía
Segunda Opinión
Por Rabino Avi Shafran

En los años 1970 circulaba una revista única en su género, que no salió durante mucho tiempo, y que se llamaba “Cisma”. La misma contenía solamente artículos que habían sido editados en otras publicaciones referentes a noticias provenientes de diversas fuentes de todo el mundo.
Era un periódico crítico que estaba repleto de perspectivas y opiniones que iban mucho más allá de las que habitualmente podían encontrarse en los diarios y revistas corrientes de esos tiempos.
Algunos de los puntos de vista –yo recuerdo en particular varios que provenían de países árabes y asiáticos- eran enervantes; los cristales a través de los cuales miraban el mundo los escritores de dichos artículos eran completamente distorsionantes. Otros, sin embargo, hacían que el lector pensara un poco, si bien cuestionaban algunos supuestos. Tanto si el tema que se trataba era el de la guerra de Vietnam como el del control sobre las armas, resultaba profundamente educativo el hecho de ser expuesto desde distintas ópticas. Uno al menos podía “oir” opiniones con las que incluso iba a estar en desacuerdo.
Hoy en día, por supuesto que resulta sencillo encontrar diferentes puntos de vista respecto de cualquier tema con sólo buscarlos. En la actualidad es más común escuchar a la gente decir “Ah, no! Yo no leo esas cosas”, o “Yo nunca lo miro” –simplemente debido a que “esas cosas” o “esa persona” representa puntos de vista que contrarían a los del oyente o lector. De manera tal que los conservadores no prestan atención a políticos de otro signo y los liberales se aferran a las notas del New York Times. Todos ellos no saben cuánto se empobrecen al no poder confrontar sus opiniones con otros puntos de vista.
Demás está decirlo, existen ideas de las cuales nosotros, en tanto judíos observantes, nos distanciamos rotundamente. Lo importante a destacar, sin embargo, no son las cuestiones heréticas o licenciosas, sino los temas sociales y políticos.
La mayoría de nosotros tiene opiniones respecto, digamos, a la pena de muerte. Pero la gente pensante, independientemente de sus conclusiones, reconoce que existen argumentos totalmente legítimos tanto de un lado como del otro en relación al tema.
¿Por qué debería la gente que paga sus impuestos hacerce cargo de proteger a gente horrible, dándoles de comer y dónde vivir? ¿Acaso esa clase de personas merece vivir? Las ejecuciones pueden servir para disuadir a potenciales criminales, y les brinda consuelo, en alguna medida, a los familiares de las víctimas.
Sin embargo, matar a cualquier ser humano, no importa de qué especie se trate, es una acción grave. Y algunas convicciones equivocadas han enviado a gente inocente a la muerte.
Hay quienes descartan el primer conjunto de opiniones como insensibles e inspiradas en una voluntad de revancha. Y hay otros que descartan la segunda considerándola propia de mentes débiles y excesivamente sensibles.
Sin embargo, la gente pensante no descarta ninguno de ambos puntos de vista. Ellos reconocen la validez de todas las opiniones. Y en consecuencia, ellos simplemente las sopesan dentro de la escala de sus propias conciencias, y cuando eligen, lo hacen según su propio juicio.
Lo que quiero subrayar es la reacción que algunos lectores tuvieron ante una columna que apareció en este espacio hace algunas semanas. En ella yo intentaba destacar la importancia de tener toda la información relevante cuando se toma alguna posición política –utilizando como ejemplo un recuerdo sobre el Presidente Obama poniendo de manifiesto una cantidad de decisiones elogiables pero muy poco reconocidas que él tomó respecto a Israel y los derechos religiosos.
Entre las muchas respuestas que recibí por el ensayo, una pertenecía a personas (tanto admiradoras como detractoras de las ideas de Obama) que relataron que no habían tenido ninguna idea respecto a la información que yo había citado, y me agradecieron por el mensaje que transmitía mi ensayo. Otros parecían no haber entendido el mensaje pero me alababan o reprobaban (según sus propios sentimientos acerca del presidente) por haber “defendido” al Sr. Obama.
Mi intención, no obstante, no fue juzgar al presidente ni en uno ni en otro sentido, sino tan sólo señalar que hacer un juicio sobre alguna cuestión requiere –y a menudo falta- contar con toda la información relevante. Las respuestas vehementemente negativas, me recordaron, sin embargo, un imperativo relativo a un discurso racional: la voluntad de reconocer que diferentes personas pueden tener diferentes perspectivas.
La Guemará enseña que “así como los rostros de las personas son todos diferentes, también lo son sus actitudes”. Se dice que el Kotzker había comentado esa verdad planteando una pregunta: “¿Podría usted imaginarse desdeñando a una persona debido a que su rostro no se parece al suyo?”.
Uno querría que eso fuera imposible.

 

La tribuna Judía 45

Redacción y Administración: Lavalle 2168 Of. 37 ( C.P. 1051) de 15.30 a 18.00 Hs.
Tel.: 4953-7132 / Telefax.: 4961-0954

Tribuna Judía
Una voz que ahonda en las raices judías

Aparece quincenalmente
Director: Prof. Pedro E. Berim
Diseño y Diagramación: Luminaria Design

Propietario
Unión de Israel en la argentina (U.D.I.)

Registro Nacional de la Propiedad Intelectual #187.257