La Voz Judía


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Concordia Israelita Sesenta años al servicio de la Comunidad

Argentina, país que hasta finalizar la tercera década del siglo XX recibió constantes oleadas inmigratorias provenientes de diversas regiones de Europa y Medio Oriente, fue elegida como lugar de residencia por familias germano parlantes, tanto de Alemania, del Imperio Austrohúngaro como de la región del Volga.
Esta corriente migratoria estaba compuesta por cristianos, tanto católicos como luteranos, y judíos. Algunos se radicaron en el interior del país y otros lo hicieron en la ciudad de Buenos Aires.
A partir del momento en que el nazismo alcanzó el poder y comenzaron las leyes y reglamentaciones que segregaban al judío, prohibiéndoles – por ejemplo – ejercer ciertos cargos públicos, comenzó en la comunidad judía de Alemania un debate: ¿qué hacer?, quedarse o emigrar.
De los que se decidieron por la segunda posibilidad algunos optaron por otros países europeos, otros a Palestina mientras que la gran mayoría optó por América, pero como no todos estaban en condiciones de ingresar en los Estados Unidos – ya se habían establecidos limitaciones – el resto eligió Sudamérica, Argentina, Brasil, Chile y Uruguay especialmente.
Muchos de los que llegaron a Buenos Aires decidieron irse a vivir a uno de los barrios alejados del centro, Belgrano. Allí ya había una colectividad germano parlante, en su mayoría no judía.
Como es tradicional en las migraciones judías, una vez instalados se nuclearon con la finalidad de poder tener un lugar donde rezar y que sus hijos pudieran interrelacionarse. Luego de las leyes de Nuremberg de 1935, la cantidad de inmigrantes alemanes aumentó, pese a las restricciones impuestas por el Gobierno. Al iniciarse la década del cuarenta, cuando ya casi era imposible salir de Alemania, la cantidad de judíos que vivían en Belgrano y sus alrededores era bastante grande.
Tenían grandes dificultades pues les costaba conseguir trabajo por razones idiomáticas, pero en la zona existía una escuela alemana bilingüe que no aceptaba los programas educativos que el nazismo había impuesto a las instituciones educativas del extranjero y que no discriminaba a los judíos, el Peztalozi Schule.
La colectividad judeoalemana de Buenos Aires reproducía las diversas corrientes de pensamiento que existían en su país de origen, y por lo tanto la integraban desde irreligiosos hasta religiosos, y una vez que pudieron aclimatarse al nuevo país, conseguir un trabajo relativamente estable y seguro y aprender el idioma aunque sea rudimentariamente, los miembros de cada corriente se unieron formando sus propias instituciones.
Los judíos raigales de habla alemana, liderados por el rabino Dr. Hermann Klein sz”l, quien también llegó a la Argentina escapando del nazismo, decidieron que debian tener su propia Kehila, en la cual poder tener los elementos indispensables para mantener una forma de vida judía integra, de acuerdo a los mandatos del Creador: Beit Haknezet, Mikva, Talmud Torá, Kashrut; y en Rosh Hashana de 5705 (1944) fundaron Concordia Israelita, popularmente conocida como el shil de Moldes.
Esta institución creció con el paso de los años, manteniendo siempre su identificación plena con los valores ancestrales del pueblo judío. Al Rab. Dr. Klein z´l lo continúo en la ardua y difícil tarea educativa y kehilati el rabino Dr. Iosef Hakohen Oppenheimer z´l y en la actualidad está a su frente el rabino Daniel Oppenheimer.
Concordia Israelita hoy es una pujante institución que además del Beit Haknezet y la Mikva, cuenta con un importante colegio, el Iosef Caro, una Yeshiva, cursos para hombres y mujeres, un amplio grupo de Adultos Mayores, y cursos especiales para jóvenes judíos que desean conocer sus raíces y se acercan a la observancia.
Es imposible saber si los fundadores se imaginaron la importancia de su decisión que tomaron hace seis décadas, pero es innegable que le brindaron a la comunidad judía un ámbito en el cual se mantuvo y se mantiene la forma de vida que nos ha distinguido como pueblo a lo largo de milenios: Tefila, Talmud Tora, Tearat Hamishpaja, Kashrut y Tzedaká.
LA VOZ JUDIA felicita a todos los miembros de Concordia Israelita con motivo de este aniversario a la vez que rinde su sincero homenaje a todos los azkanim que ya no están con nosotros, pues con su aporte hicieron la posible

“Ellos verán mi nombre sobre ustedes”
El presente artículo extraido del libro «Shemah Israel», sobre los testimonios de sobrevivientes del Holocausto, demuestra la entrega incondicional del pueblo judío a su legado ancestral

 

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