Comunidades


Periódico Judío Independiente
La religiosidad de los judios argentinos
EN BUSCA DE LA FE PERDIDA

Por Roxana Umansky
La llegada de Rosh Hashaná y Yom Kipur nos sumergen en los caminos de la introspección y el arrepentimiento. Balance del alma, revisión de nuestros actos. Son momentos de profunda sensibilidad que reafirman el compromiso con nuestras raíces judías, y nos impulsan a reflexionar sobre nuestra religiosidad.

¿Cuál es el grado de religiosidad de la comunidad judía en nuestro país hoy día? La realidad comunitaria pareciera presentarnos dos caras: mientras de un lado el fantasma de la asimilación se propaga y varios centros educativos y recreativos nucleados en torno a una pensamiento conservador, reformista o laico vieron en estos últimos años cerrar sus puertas, la otra cara refleja un florecimiento de escuelas e instituciones ortodoxas ávidas de atraer adeptos a su seno. Desde esta óptica ¿se puede hablar de un fortalecimiento de la ortodoxia? Y sobre todo, ¿qué es lo que motiva a que la gente, especialmente la juventud, se vuelque hacia ella?

De acuerdo al sociólogo Iakov Rubel, el fortalecimiento de los sectores religiosos ortodoxos a partir de la década del ´80, especialmente en los ´90, es un dato evidente de la realidad comunitaria judía que debe atribuirse en parte a un “vacío espiritual” que se manifiesta tanto en la Argentina como a nivel mundial, que genera que determinados sectores de la juventud busquen algún tipo de respuesta en la religión, encontrando “en el mensaje o en el diálogo con los rabinos ortodoxos una mayor autenticidad que en rabinos de otras corrientes religiosas en la Argentina”.

Para el Rabino Tzvi Lipinski, que pertenece al movimiento ortodoxo Jabad Lubavitch, hubo una gran evolución en términos de religiosidad que ha llevado a ”una búsqueda de la comunidad de los valores más auténticos, y las tradiciones de arraigo tal cual fueron enseñadas por nuestros antepasados”. Según Lipinski, este vuelco hacia la religión está asociado con una campaña innovadora de difusión de la Torá que viene llevando a cabo Jabad Lubavitch . El uso de modernos recursos tecnológicos, la proliferación de una nueva camada de rabinos jóvenes que manejan el idioma de la población, habla a las claras de una estrategia de Jabad Lubavitch por expandir sus preceptos y cautivar simpatizantes.

Para el Rabino, la campaña está dando sus frutos. “La gente se hace más receptiva, más abierta a escuchar otros mensajes a los que estaba acostumbrada a oír. El judío hoy se siente libre de dar el paso, de sortear ciertos prejuicios y formar parte de los distintos grupos dentro de la observancia y la ortodoxia. para canalizar sus inquietudes de la tradición y la cultura judía”.

¿Pero quiénes son los que se acercan? Para Abraham Serruya, Rabino del movimiento ortodoxo Sucat David, “en los marcos judíos hay una tendencia a politizar a las personas. El acarreo de prejuicios por parte de los que vienen de un marco ya instalado del judaísmo hace que sea más fácil acercar a una persona no arraigada al judaísmo”. Sin embargo, el Rabino reconoce la incorporación de judíos con distintos grados de religiosidad.

Desde otra óptica, el Rabino Felipe Yafe, de comunidad conservadora Bet Hilel, sostiene que el vuelco hacia la vertiente más ortodoxa de la religión surge de los avatares de la posmodernidad.

“Cuando la gente se acerca a la Torá para poder encontrar y definir su identidad, cuando se acerca al judaísmo para poder sentirse en comunidad, es porque la posmodernidad , sustentada por un gran individualismo y un profundo materialismo, deja el alma de las personas libradas a su propia suerte y a una búsqueda constante de respuestas y de espiritualidad”.

Para el Rabino, en estos tiempos posmodernos en el que la caída de las izquierdas en el mundo dejaron atrás la posibilidad de alternativas éticas visualizadas desde una perspectiva laica, la gente busca la espiritualidad dentro de una experiencia religiosa “un poco más fuerte”. Yafe percibe que este viraje hacia la derecha tanto desde lo político como de lo religioso es un fenómeno generalizado que deja a los movimientos más progresistas – como el conservadurismo-, que le ofrecen al hombre soluciones pero que lo comprometen a desafíos reflexivos, “no en el mejor momento de funcionamiento. Y por supuesto que esto llena los claustros de aquellos que dan fórmulas”.

Continuando la línea de pensamiento de Yaffe, para el Rabino Abraham Skorka, del centro conservador Benei Tikvá, “en una realidad tan cambiante como la de nuestros días, llega un momento en que mucha gente busca pisar fuerte y seguro en un mundo más esquemático en donde no exista lugar para la duda. Ese lugar firme y seguro es un pensamiento tal como se presenta en la ortodoxia.”

Es indudable que las incertidumbres de la vida moderna también atraviesan a la juventud, precisamente en un momento en que ésta debe forjar y afianzar su identidad. ¿ Cómo influye la religión en ellos? Y sobre todo ¿ Qué es lo que los vuelve permeables a ideas de sesgo religioso ortodoxo?

Según sostiene el Dr. José E. Milmaniene, Médico Psiquiatra y psicoanalista, el fuerte proceso asimilatorio, el colapso de las ideologías, la creciente globalización que tiende a homogeneizar y diluir las diferencias culturales y étnicas, así como la carencia de ideales y valores, produce en las nuevas generaciones judías una fuerte crisis existencial que afecta también su identidad. De este modo, para Milmaniene, “el retorno a la religión debe inscribirse pues en este proceso de búsqueda de algún refugio espiritual que permita enfrentar un mundo hostil y conflictivo con un mayor grado de consistencia individual y social, a la vez que ancle al sujeto en un mundo de valores y marcos éticos en donde pueda recuperar algún ligamen comunitario que los reconcilie con los orígenes y los filie en su tradición”

Para el Rabino Abraham Serruya, la clave para comprender el retorno de los jóvenes hacia la religión radica en que “el joven quiere saber qué es ser judío”.” Esta respuesta la va a encontrar en el Talmud, en la Biblia; no va a hallarla en los derechos humanos, en la política ni en la filosofía”. Según Serruya , en momentos en que el antisemitismo aumenta, hay más jóvenes que quieren volver a sus orígenes, pero sus “orígenes fieles”- aclara. “Los jóvenes no quieren ser una fotocopia, no quieren ser de plástico”.

Alejandro Ostrowicz tiene 29 años y actualmente es un integrante de Sucat David. Cuenta que siempre le gustó celebrar las festividades y acercarse a su identidad pero “hasta hace 5 años prácticamente no conocía nada sobre qué es el judaísmo. Hasta que empecé a indagar, a conocer y a poder encontrar una verdad absoluta sobre las cosas, con testimonios escritos a través de la Torá”. Alejandro hoy trabaja en el proyecto llamado Morashá, un proyecto que busca la capacitación de jóvenes judíos que no profesan la observancia.

Un ejemplo de este grupo es Damián Klein, un joven de 20 años que hasta no hace mucho se vinculaba al judaísmo solamente a través del respeto por las festividades mayores y desde su rol de madrij en el club Hebraica, pero que ahora se vuelca hacia la observancia para ahondar en sus inquietudes religiosas.

Ahora bien, mientras pareciera percibirse un aumento de adeptos al seno de los grupos religiosos ortodoxos ¿qué sucede con las comunidades conservadoras?

Según la percepción de Iakov Rubel, las instituciones conservadoras “han perdido el entusiasmo o el sentido de expansión que tuvieron en la década del ´60 y del´70”. Sin embargo, aclara que no corresponde generalizar: “si uno visita determinados templos puede ver que hay una feligresía muy grande, con importantes sectores juveniles en ellos”.

El Rabino Skorka desmiente un presunto debilitamiento del conservadurismo. “Las comunidades conservadoras siguen funcionando perfectamente bien. No es que hay un vuelco hacia comunidades ortodoxas como algunos quieren pintar las cosas”- se queja Skorka. Como prueba de ello alega que Benei Tikvá alcanza a reunir entre 400 y 500 personas al momento de la tefilá del Shabat, cifras similares a otras comunidades conservadoras. “Lo que ocurre es que todo lo que se hace, se hace de una forma silenciosa. No tenemos una estructura de propaganda eficiente”-argumenta el rabino.

“Bet Hilel es una comunidad con un poder de convocatoria y un mensaje que es afectuosamente recibido por la gente. Una comunidad que está en uno de sus mejores momentos y con muchos proyectos en marcha” – sentencia Felipe Yaffe, desmistificando también el debilitamiento de las instituciones conservadoras . No obstante, lo que reconoce como “novedoso” es el acercamiento de un grupo importante de gente a la ortodoxia “con un compromiso mucho más fuerte que el que tenía anteriormente”.

De las distintas opiniones esbozadas con anterioridad, se desprende que el fortalecimiento de la fe religiosa moviliza a los distintos sectores de la población judía. En el marco de una realidad comunitaria con altos niveles de asimilación, el fenómeno del resurgimiento de la ortodoxia abre un espacio para reflexionar sobre la vida religiosa de la comunidad judía argentina a futuro.

La última palabra aún no esta dicha.

24 de Septiembre de 2003 - 27 de Elul de 5763
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