Es lamentable pero cierto: quizás no el mundo como un conjunto pero al menos una buena parte del mismo está loco. Y es particularmente lamentable, que los judíos -que somos en todo caso solamente una ínfima parte de la humanidad- estamos en el medio de esta verdadera tormenta de locura.
Es difícil de entender que las grandes potencias internacionales -la Comunidad Europea (CE), los EE.UU., China y Rusia- insisten en que la lucha contra el terrorismo constituyo la "primera línea" en sus desvelos para brindar seguridad al conjunto del mundo, pero a la vez no se animan siquiera hacerles frente seriamente al terrorismo que domina la escena del Medio Oriente.
Cuando, como sucedió días pasados, las harto conocidas organizaciones terroristas como Hamas y Jihad islámica, a los que se acepto -de entrada no más- como interlocutores válidos de un convenio de tregua, rompen esa tregua sin tapujos, matando en Jerusalem a una veintena de civiles judíos e hiriendo a otros cien, la reacción de las grandes potencias es de "estupor" pero termina en esa expresión sin consecuencias palpables hasta ahora. Las reacciones críticas alcanzan, en cambio, a Israel porque la víctima de ese hecho toma represalias, eliminando algunos responsables de las graves acciones.
Es cierto: se puede discutir si las represalias israelíes son adecuadas o no. Y no son solamente los más moderados entre nuestra gente los que ven como un hecho deplorable el auge de la brutalidad en esa lucha sin fin a la vista, tan incompatible con los mas elementales valores del judaísmo. Pero aún los que así pensamos debemos concluir, que no se vislumbra tampoco una alternativa que ponga fin a la violencia terrorista y que de una buena vez devuelva la paz a Israel. Cabe al respecto el proverbio que reza: "No puede vivir en paz el más pacífico, si al malvado vecino esto no viene bien".
La Comunidad Europea envió, ante la nueva escalada de la violencia, a su representante para la política exterior común a Israel. El Sr. Solana tiene evidentemente la misión de clamar los ánimos de israelíes y palestinos, pero no menos evidente es que el diplomático europeo "limara en el aire", ya que puede tener algún éxito en Israel, pero que del lado de los violentos en el campo palestino ya es harto conocido que las palabras no surten efectos entre ellos. La Comunidad Europea sigue en cambio brindándole amplio apoyo al líder palestino Yaser Arafat, de quien todo el mundo sabe que es en realidad el que lidera también a los grupos terroristas, y no apoya a la posición estadounidense e israelí para desconocer y aislar a Arafat como "conditio sine qua non" para que el Premier palestino, considerado también de parte de Israel como un moderado, puede comenzar en serio luchar contra el terrorismo en medio del campo palestino. Ni Hamas ni Jihad Islámico y tampoco el Hizbolla libanés figuran hasta ahora en las listas de organismos terroristas que lleva la U.E. En Israel el Sr. Solanas pudo decir en Jerusalem solamente, que la C.E. "considera la posibilidad de incluir esos grupos en la lista de entidades terroristas".
Pero la violencia islámica no se ciñe a la escena palestino-israelí. Días pasados el terrorismo paso como un vendaval por encima de Irak, de India y otros lados, dejando más de un centenar de muertos y centenares de heridos. Todo el mundo se mostró "shockeado" y llamo a los responsables de estos hechos por su nombre, o sea de terroristas. Termino este que sale muy retaceado de los labios de la diplomacia internacional cuando tales hechos se verifican contra Israel. Y lo que es peor aún es el hecho de que los que ahora lamentan en Irak e India los graves hechos de sangre involucran, junta a ingleses y estadounidenses, a "los sionistas" como responsables de tanto derramamiento de sangre.
Así las cosas, no vale la pena seguir hablando del "mapa de ruta hacia la paz". Los israelíes deberían por su parte declarar el cese de cualquier negociación y la nulidad de los acuerdos de Oslo, hasta los palestinos y sus aliados o los que toleran su violencia logren poner orden en su territorio. Esto supone finalizar con urgencia el cerco alrededor del territorio israelí, como un hecho de soberanía de cualquier estado, dejando en claro y lugar para que el flujo de personas y mercancía en ambas direcciones podrá seguir bajo controles estrictos. Los europeos comunitarios abolieron mayormente esas restricciones, pero no hay conflictos serios entre ellos. Pero como modelo de pronta puesta en práctica esto no puede funcionar en el Cercano Oriente hasta tanto no sea arrancado de cuajo el terrorismo. Israel -gracias a D-s- tiene un importante potencial militar para garantizar la vida de sus ciudadanos y la defensa de sus intereses. Que los concentre en esos dos puntos y por lo menos habrá una situación de paz en el país judío. Seguir negociando con gente que o no quieren o no pueden poner orden en sus áreas significa tirar "perlas a los chanchos" y gastar esfuerzos que en otros aspectos será mejor empleados. E Israel debería hacer algo más: o sea dejar claramente establecidos los temas sobre los que está dispuesto negociar, una vez dadas las condiciones señaladas.
De que las coas ya no andan bien tampoco para el judaísmo de la diáspora dan pruebas los otra vez crecientes actos antisemitas, abiertas y encubiertas, que se verifican por doquier. Un hecho que nos toca de cerca de los judíos argentinos da cuenta de ello: La C.E. expresó su "preocupación" por la reciente detención en Londres del ex Embajador iraní en este país. La misma está relacionada con el caso AMIA y se verificó en cumplimiento de un requerimiento del juez Galeano, mediante una orden de detención internacional. No es justo atribuir, en este caso, motivos antisemitas pero no deja de extrañar que la C.E. se "preocupó" de este caso jurídico y al menos no tanto por las barbaridades que cometen sus amigos como Arafat. Por positivas que en general sean las relaciones entre Israel y la C.E. estos hechos los enturbian y no deben ser ignoradas.
"Hay que preocuparse por los comienzos", dice un conocido proverbio. Vale más que nunca en el último medio siglo para Israel y el judaísmo en general. El poeta judeo-alemán Heinrich Heine ya expreso ese concepto hace casi dos siglos atrás en su obra titulada "El Rabi de Bacharach" (léase Bjaraj): "Cuídate Israel, porque afuera te cuidan falsos perros". Es tremendamente lamentable que, a casi 60 años del Holocausto hay que volver sobre esta problemática, pero es necesario para no reincidir en graves errores del pasado. La incongruencia internacional obliga a replantear posiciones, que uno ya creía definitivamente superadas. Esto es para hoy. Mañana pueden ser peores. ¡Prevengámonos!
|
|
|
|
|
|
|
|
