"Luce como el camino hacia el paraíso, pero se siente como el camino hacia el infierno."
--De la canción Freedom de George Michael
La Hoja de Ruta ya era deforme en su concepción y problemática en su redacción. Además, resulta claro ahora que su implementación es un desastre abismal: los israelíes están siendo presionados para que vayan más allá de lo que el documento demanda, mientras que a los palestinos se les permite violar su obligación más central bajo los términos de la Hoja de Ruta.
Esto es una repetición de los errores de Oslo y tan solo puede derivar en una nueva intifada. La actual aún no ha terminado, y a menos que la implementación de la Hoja de Ruta sea urgente y fundamentalmente corregida, esta iniciativa diplomática no solo fracasará en reducir la animosidad y violencia sino que producirá mayor pandemonio.
Se le pide a Israel que libere prisioneros palestinos y que ponga un freno a la construcción de una valla de seguridad que separará a ambos pueblos. Ninguno de estos requerimientos figura en la Hoja de Ruta. Aún más, en tiempos en los que terroristas-suicidas palestinos están haciendo explotar israelíes en mil pedazos, la comunidad mundial espera que Israel libere palestinos que en el pasado han matado a civiles -y que con toda probabilidad reincidirán en dichas matanzas- y también exige que Israel deje de construir la valla de seguridad orientada a prevenir más atrocidades.
En otras palabras: Israel está bajo presión para poner en libertad a terroristas y mantener sus fronteras desprotegidas de manera que estos asesinos y sus camaradas de armas en los territorios puedan continuar juntos su carnicería. La simple locura de esta demanda dual es despampanante.
La comunidad internacional parece estar pidiendo al Estado de Israel que se avenga al asesinato de sus ciudadanos como una "medida para la construcción de confianza" hacia la Autoridad Palestina. Que la AP sea la entidad responsable de lavar el cerebro y seducir a toda una generación de palestinos hacia la violencia política criminal tan solo puede dejarlo a uno estupefacto respecto de los méritos de un premio en primer lugar.
Los palestinos, por su parte, deberían estar luchando contra el terror. Esta es su obligación más central en la Hoja de Ruta. Pero, hasta hace dos semanas atrás, cuando por primera vez ordenó la captura de los responsables de un atentado, el premier palestino Mahmoud Abbas había estado repitiendo que él no arriesgaría una guerra civil al confrontar a los elementos radicales de la sociedad palestina. Cada vez que fanáticos palestinos mataron israelíes la típica condena de Abbas era indicar que tales atentados "no contribuyen al interés del pueblo palestino". ¿Significa esto que si fueran tales crímenes contra la humanidad favorables al interés palestino, entonces estaría todo okay para Abbas? Y recuerde: él es el líder de la moderación en la política palestina.
Debiera haber solamente un estándar para evaluar la performance de las partes vis-à-vis sus obligaciones: deberíamos asumir que los liderazgos respectivos están en condiciones de cumplir con los requerimientos que han aceptado, incluso si tal cumplimiento acarrea un precio político local. De otro modo estaríamos atando la implementación contractual a la practicabilidad política; un principio que exoneraría a las partes de sus obligaciones y cancelaría la esencia de cualquier acuerdo.
En lo concerniente a la lucha contra el terrorismo palestino, esto implica echar por la borda de una buena vez la cháchara sobre "raíces causales". Basta de simpatía por penas reales o imaginarias. Basta de contextualizar, racionalizar o directamente justificar el terror. Si Abbas se comprometió a desmantelar la infraestructura terrorista, debe hacerlo. Eso servirá mejor al interés palestino que toda excusa que los apologistas se sientan inclinados a elevar cada vez que un fundamentalista islámico decide tomar vidas inocentes en Israel o en otras partes.
Los recientes atentados terroristas en Baghdad, Jerusalém, y Bombay trágicamente ilustran una verdad simple: la manera de detener el terrorismo es luchar contra él, no excusarlo.
|
|
|
|
|
|
|
|
