El jodesh Elul tiene en la tradición judía un significado muy especial, es el período en el cual se debe realizar el jeshbon hanefesh, el balance espiritual de las acciones efectuadas desde el pasado Rosh Hashana.
Hasta hace algunos años, en las ediciones de los medios gráficos de la prensa comunitaria previas a los Iamim Noraim, era muy común asimilar esa disposición haljica - referida a los individuos - a las instituciones y demás estamentos comunitarios, ocupando esas notas varias páginas.
El paso del tiempo, la difusión de la interna comunitaria en los medios generales del país y posiblemente también la crisis económica, hicieron que esas largas notas dejaran su lugar a otras mucho más puntuales y especificas.
En lo personal las extraño, aunque yo también las deje de escribir, pero en esta oportunidad intentaré volver a esa práctica modificándola en parte, pues dividiré el análisis en dos partes: el primero dedicado a la situación general de la comunidad y el segundo a algunas de sus instituciones.
El año del calendario judío 5763 se inició con una importante cantidad de habitantes del país emigrando en busca de nuevos horizontes. Los judíos en un porcentaje apreciable se volcaron hacía las posibilidades que le brindaba el Estado de Israel, alcanzando la alía durante el año 2002 niveles sin precedentes pese a que muchos se decidieron por España, los Estados Unidos y otros países.
Mientras tanto la cantidad de judíos que se acercaban a las instituciones comunitarias que brindaban ayuda social continuaba en aumento. Dicha ayuda era y es prestada en gran parte gracias al aporte de fondos realizados por comunidades judías del exterior del país.
De acuerdo a lo informado por los máximos dirigentes que enfrentaban esa situación, para el corriente año los fondos necesarios estaban asegurados, pero con el paso de los meses surgió la duda sobre que iría a pasar en el 2004.
Las autoridades locales del Joint, ante esta inquietud, convocaron a una conferencia de prensa para explicar que si bien los aportes que ellos administran se reducirán, no ha de ser en forma abrupta. A su vez el presidente de la AMIA, licenciado Abraham Kaul informó que la AMIA estaba implementando proyectos para aumentar sus ingresos locales con la finalidad de hacer frente a la disminución de la ayuda económica que se recibe del exterior.
También dijeron que al haberse unificado los beneficiarios de ayuda social en un solo padrón, estimado en 33.000 personas, se evitan duplicaciones y se distribuyen mucho mejor los fondos.
Hace un año otro aspecto preocupante era el futuro de la red escolar judía. Se sabía que una escuela del Gran Buenos Aires, el Bialik de Florida, cerraría sus puertas y que otras padecían graves problemas que hacían dudosa su continuidad. Al iniciarse el presente año escolar, sólo una de ellas no abrió y, de acuerdo a las cifras que se manejan, el alumnado habría aumentado entre un dos y un tres por ciento, algo que no se observaba desde hace varios años, pero pese a esto persiste la inquietud sobre que pasara en el 2004.
Donde se produjo un vuelco significativo, a partir de los primeros días de junio pasado, es en la investigación del atentado al edificio de la AMIA.
Afines del 2002 y principios de este año se sucedieron hechos que marcaban la existencia de muchos puntos obscuros que parecían que nunca iban a poder aclararse. El juez Galeano y la SIDE discutían sobre ciertas declaraciones del testigo C, el Gobierno Nacional se mostraba renuente a que miembros de la Secretaria de Inteligencia declarasen en el juicio oral, se conocía por trascendidos periodísticos el informe que ese organismo había elaborado, generando más confusión que certezas y las audiencias del juicio oral transcurrían sin grandes novedades, excepto que ciertos testigos, en especial funcionarios policiales, reiteraban estar afectados por falta de memoria.
Si bien era evidente que los miembros del Tribunal Oral Federal Nº 3 no estaban nada conformes con la investigación del atentado, sorprendió la manera en que le tomó declaración a los secretarios del juzgado del doctor Galeano, en especial haber ordenado la detención de uno de ellos. Otro aspecto que generaba suspicacias era no saber de donde salieron los cuatrocientos mil dólares pagados a Telledin y si el juez instructor estaba en conocimiento de ese hecho.
El Presidente de la Nación, doctor Néstor Kirchner, no sólo se refirió a su intención de intensificar la investigación del atentado a la Embajada de Israel y la AMIA en su discurso de asunción en el Congreso Nacional sino que a los pocos días convocó tanto a los máximos dirigentes comunitarios como a los familiares de las víctimas para informarles que permitiría a los funcionarios de la SIDE declarar como testigos en el juicio oral.
El cambio de la actitud gubernamental se confirmó cuando el pasado 18 de julio, horas después de haber arribado de un viaje al exterior, el doctor Kirchner y su esposa no sólo concurrieron al acto central conmemorativo sino que subieron al palco y luego de su finalización ingresaron a la sede de la AMIA.
En las últimas semanas también continuaron las novedades. En primer lugar las contradicciones entre las declaraciones del brigadier Andrés Antonietti y el doctor Carlos Ruckauf, Secretario de Seguridad y Ministro del Interior en los días que siguieron al 18 de julio de 1994 reafirmaron la solicitud de que el ex Presidente, doctor Carlos Saúl Menem, sea convocado a testificar. El segundo es la reacción iraní ante el pedido de captura internacional de personal y funcionarios de su gobierno que de acuerdo a la SIDE habrían participado en la planificación y autorización del atentado, que se vio intensificada con la detención en Londres de quien era su embajador en la Argentina en 1994. El tercero es la declaración de un miembro de la SIDE, Isaac García, afirmando que fue parte del operativo montado por la Secretaría de Inteligencia para efectuar la primera parte del pago de los cuatrocientos mil dólares a la esposa de Telledin. Lo que además de confirmar que la SIDE estaba enterada y permitir conocer los nombres de otros funcionarios intervinientes, obliga a preguntar a la máxima autoridad del país en ese momento, 1996, el motivo por el cual lo autorizó.
En estos últimos doce meses sucedieron muchas más cosas que se deben tener en cuenta: significativas respuestas a actitudes antisemitas, importantes actos culturales y científicos, ediciones de varios libros relacionados con la Shoá, el interés de la Comisión Directiva de la AMIA para encontrar una solución que permita los entierros de fallecidos convertidos por rabinos liberales en sus cementerios, la trascendencia mediática de ciertos dirigentes, entre otros. A ellos me referiré en mi próxima nota.
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