La alegría, el entusiasmo, la emoción y el sentido de pertenencia a la comunidad sefaradí de Flores vivido la noche del 10 de noviembre en el Teatro Astral es inenarrable.
No es sencillo realizar una puesta en escena con 220 estrellas irradiando su luz en el escenario. Mucho menos que la puesta contenga una historia, que es sencillamente la historia de nuestros ancestros. Todo comenzó con la expulsión de España y la partida hacia Damasco, Siria. Allí el español se contactó con el árabe, lengua gregaria utilizada por los mayores cuando no querían que los niños se enteraran de los problemas de los “grandes” y que nuestros alumnos utilizan hoy, a veces españolizándola en los recreos.
De Damasco, muchas familias atravesaron el mar y llegaron a Argentina. En Buenos Aires, el barrio de la Boca y el tango albergó familias españolas, italianas, rusas y por supuesto, “turcas”que conservaron sus danzas y sus tradiciones y al mismo tiempo se fusionaron con el espíritu criollo.
Poco a poco, la comunida sefaradí fue construyendo un futuro y un espacio propio: Flores fue el barrio elegido. Primero nació la comunidad “Agudat Dodim” y cincuenta años después un eslabón más se unía a la cadena: en 1963 nacía la Escuela Integral Maimónides.
Cuarenta años de identidad judía, excelencia educativa, calidez humana, amor y respeto a lo propio y a lo diferente... Y una noche única que plasmó nuestro proyecto educativo desde el arte, la música, las danzas, la alegría y por qué no, también las lágrimas.
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Jardín-Primaria
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