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Periódico Judío Independiente
Sin límites en la violencia social
Por Susana Grimberg. Psicoanalista, escritora y columnista.
“La violencia es siempre un acto de debilidad y generalmente la operan quienes se sienten perdidos”. Paul Valery

Después de que me entrevistara la conductora Mariana Rufino para Radio UBA (87.9), día en el que se supo que la joven Micaela García había sido violada y asesinada por un sujeto que gozaba de libertad condicional, resolví escribir esta nota. Fíjense que el asesino, había estado preso por haber violado, con anterioridad, a dos mujeres que lo reconocieron como autor del hecho.
En esas condiciones, se realizó la entrevista, pero me quedé pensando en por qué suceden estos crímenes y por qué se deja, a los violadores, en libertad, a sabiendas de que no pueden recuperarse porque GOZAN. Y, en el campo del goce descarnado, no hay tratamiento posible para el sujeto que goza violando y matando.
Un tema del que pocas veces se habla, es acerca de la madre del violador y cuánto odio pudo haber habido en ella por su condición de ser mujer. En general, cuando se insulta, escuchamos que se dice del delincuente que es un hijo de su madre u otros calificativos, pero nunca respecto del padre. Es que decir que un hijo de p. es como decir que es un hijo sin padre o hijo de un padre desconocido. Y con ese calificativo, la gente se refiere a los defensores de los violadores.

Para el psicoanálisis, las cuestiones sociales y políticas arman el tejido, el entramado de la red entre los sujetos, que puede convertirse en una trampa mortal. En ese entramado, se encuentra el hecho al que acabo de referirme. No voy a referirme a los recaudos que deben tomarse para enfrentar la inseguridad social que no es una sensación sino una realidad, pero sí voy a enfatizar la importancia del NO, indispensable para que la vida sea posible. Los Diez Mandamientos (salvo dos: Honrarás el sábado y Honrarás a tu padre y a tu madre), se sostienen en el No, no matarás, no robarás…, que hace de la vida un Don. Es por ese No, que se ejerce la función paterna. También la madre usa el No, para cuidar, defender y poner límites a los hijos.
Pareciera que se trata de algo muy simple pero no lo es. Se puede mencionar la palabra No, pero es difícil hacer uso del No. Sobre todo con los adolescentes, cuyas vidas corren peligro en estos tiempos en los que la sociedad vive como por fuera de la ley. No se trata de acercarse a ellos como amigos porque los padres no son amigos, sino como padres cuyo deber es protegerlos, orientarlos y saber decir “No”, a tiempo, un No que tenga fuerza de ley.
Albert Camus (1913-1960, Nobel de Literatura en 1957) denominó al siglo XX el siglo del miedo y, escribió que muchas veces, la humanidad se había encontrado ante un porvenir incierto; la diferencia era que antes se podía salir de las encrucijadas gracias a la palabra y a los valores éticos por medio de los cuales se podía armar alguna esperanza. En aquél entonces, dijo algo válido para hoy, que “al carecer de la vía de la palabra, se ha ido perdiendo la “confianza” del hombre, siempre dispuesto a creer que se podía obtener de otro hombre reacciones humanas, hablándole con el lenguaje de la humanidad”.
No es necesario ser un eximio psicoanalista, psicólogo, psiquiatra, médico forense, o tener otra especialidad en la medicina, para entender que una criatura de 8 años abusada, sufre daños psicológicos irreparables. Alcanza con haber sido padre o madre, para comprender este drama y advertir que ese aberrante acto, transforma a la víctima en un muerto viviente.

Renuncia a lo pulsional
Toda la teoría de Freud está llena de indicaciones sobre el hecho de que la renuncia a lo pulsional y el progreso en la vida intelectual y del espíritu es lo que nos hace humanos. También decía que nuestra subjetividad tiene tendencia a quedar fijada en el dolor, en lo traumático; conclusión a la que llegó tras el estudio de tres fenómenos dispares: 1) La repetición de lo “malo” en los juegos infantiles. 2) Los sueños traumáticos. 3) El ir y una y otra vez por la vida repitiendo relaciones o acontecimientos dañinos, repetición neurótica, que encuentra su fuente en la pulsión de muerte o Tánatos.
En la vida de un ser humano se producen varias veces hechos, emociones o acontecimientos traumáticos que lo dejan sin palabras. El trauma es una especie de colapso de ideas y emociones que, como no pueden derivarse a través de la palabra y el pensamiento, no logran elaborarse intelectualmente.
La paranoia y las previsiones en materia de seguridad
Algunos políticos, con un discurso que oscila entre la culpa y la fascinación, justifican al que delinque sólo por su situación de pobreza. Suelo responder que la pobreza ha crecido, pero que no todos los pobres son delincuentes. La mayoría es gente trabajadora, o personas que luchan por encontrar un trabajo y eso no los conduce a la violencia. De todos modos, están los que sí caen en la violencia y se apoyan en el terror, la mejor manera de paralizar a cualquiera. A causa de ese terror, los lazos sociales pueden irse disgregando, en tanto que la paranoia se apropia de muchos.
Daniel Sabsay, importante constitucionalista, sostuvo que en la Argentina, llevamos una vida paraconstitucional, impuesta por los mismos gobernantes que incumplen o ignoran las leyes, alimentando la inseguridad. Esa inseguridad, afecta en demasía a algunos pacientes que no sólo padecen las enfermedades comunes a todos, sino que llegan afectados por el maltrato social que vivimos. Es un sufrimiento distinto, ocasionado por la crisis de valores, la caída de los ideales, la ausencia de proyectos, la pérdida de la autoestima, el deterioro del sentimiento de identidad.
¿Cuál sería la condición necesaria para rescatarse del malestar social?
El sujeto humano, ha ido evolucionando desde la dependencia de los padres a la necesidad de luchar para asegurarse un buen porvenir. En otras palabras, tiene que pasar de ser sujetado a ser sujeto de su propia historia. Para lograrlo, debe pensar el futuro.
No aspiramos a vivir sin incertidumbre, pero, por encima de cierto monto de incertidumbre, es posible imaginar un futuro. La búsqueda de nuevos objetivos, de nuevos proyectos para levantar sobre los anteriores, es lo que diferencia a una persona que se siente apta para lo porvenir, de otra que está presa del pasado. Es cierto que bajo la crisis de valores e ideales, parecen zozobrar proyectos personales y colectivos. Pero, es gracias a tomarse de una brújula ética es que se puede levantar el ánimo y la autoestima.
A mí parecer, es vital rescatar los valores, las normas y hasta el lenguaje por el que fuimos hablados. Para enfrentar y transformar la realidad depreciada que muchos viven, sería valioso rescatar lo que los padres supieron transmitir, para transmitirlo y recrearlo otra vez. Es lo más importante para que sea posible mantener la integridad y seguridad en defensa de lo propio.
Quiero concluir con este pensamiento de Ernesto Sábato:
“Lo admirable es que el hombre siga luchando y creando belleza en medio de un mundo bárbaro y hostil”.
Y con esta frase de Ayn Rand:
“Piedad por el culpable, es traición al inocente”


Número 619
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