En las escuelas de Bélgica estudian sobre el Holocausto, y no hay que tomarlo como algo sobrentendido. Pero dentro del material de estudios se incluye una caricatura: un judío sobre un alambre de púa, con el mensaje “Nunca más” y a su lado un palestino sobre el mismo alambre, con el mensaje “Eso está sucediendo nuevamente”. Las palabras explicativas diluyen todo tipo de dudas: “El significado de “Nunca más” es que lo que ha sucedido bajo el régimen de Hitler no vuelva a ocurrir nunca y el significado de “está sucediendo nuevamente” es que lo que está sucediendo en la actualidad es exactamente lo que ocurrió con Hitler, los campos de concentración estaban cercados con alambrados de púa. Hoy, el límite entre Israel y Palestina están fijados por una alambrada y una muralla”.
Cuando las encuestas en Europa demuestran que ellos realmente creen que el estado judío le hace a los palestinos lo que los nazis le hicieron a los judíos, debemos recordar también la influencia de la educación oficial. Ese veneno les es inyectado no solamente a los belgas mayores, es el pan de cada día de los cientos de miles de estudiantes musulmanes que estudian en el sistema educativo belga. Cuando a esto se le agrega la incitación a la violencia desde las mezquitas, cuando se le anexa la frustración que sienten por la discriminación y las quejas en relación a esta y cuando le sumamos a esto las transmisiones y propaganda en las redes sociales árabes… es claro que en el jardín trasero de estos países crecen especies peligrosas.
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Los belgas, como muchos en Europa, viven en la ilusión de creer que la enemistad hacia Israel les puede brindar inmunidad.Ellos no comprenden que es exactamente lo contrario: En tanto y en cuanto la incitación en contra de Israel aumenta, el odio hacia Europa aumenta y llega a nuevos picos. Ya que si los europeos saben que los judíos se comportan como los nazis, entonces ¿por qué razón florecen las relaciones entre ellos e Israel? ¿Cómo puede ser que los europeos colaboran con los nazis? Y por lo tanto… no solamente los judíos se merecen el castigo, también merecen ser castigados los colaboracionistas belgas. No debe sorprendernos que parte de los yihadistas son, de hecho, jovenes belgas que se han convertido al islam – la propaganda libre les ha hecho creer que los musulmanes son las víctimas, con los cuales debemos identificarnos. La identificación solidaria lleva, a veces, a la conversión religiosa.
Los belgas se han comportado con los inmigrantes musulmanes con apertura y hospitalidad, pero el resultado ha sido un invernadero de radicales. No existe una estimación exacta acerca del número de voluntarios a la yihad que hay en Europa, pero no hay dudas que Bélgica proporciona un porcentaje alto, quizás el más alto. Más de 300 belgas ya se han enrolado, de acuerdo a las investigaciones oficiales, y un número doble de ellos han hecho lo mismo de acuerdo a otros investigadores. El medio ambiente musulmán no solamente no demuestra sus reservas, sino que ayuda, de acuerdo a lo descubierto cuando fue apresado uno de los ejecutores de los atentados en Paris, al lado de su casa en Bruselas. Él no habría logrado sobrevivir sin la ayuda y protección de su gente. Las autoridades belgas reconocen que no tienen control sobre el barrio de Molenbeek que está al lado de Bruselas, y esa es la misma situación en decenas de barrios de Europa. No es que todos los musulmanes se identifican con la Yihad, pero el 16% de los jovenes musulmanes, según una encuesta, están a favor de los atentados suicidas. Incluso si se trata de un porcentaje menor, es suficiente para poder enrolar a muchos y para transformar a los europeos en impotentes.
El clima de temor en Europa es entendible. Pero a los europeos, y entre ellos los belgas, les cuesta mucho aprender la lección. Ellos no comprenden que la adulación a los musulmanes no los va a ayudar. Ellos no comprenden que la incitación contra los judíos es también una incitación al terror en contra de los belgas. Ellos van a seguir en lo suyo. Y en todo momento que no se aclaren, también los yihadistas van a continuar haciendo lo que desean.
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