La doctora Diana Cohen Agrest, doctora en filosofía y ensayista, que perdió a su hijo asesinado en un asalto en Caballito en 2011, dialogó con Comunidades sobre el crecimiento del delito y el desvalor por la vida humana, el nuevo Código Procesal Penal, y la posición de la víctima y el victimario ante la Justicia.
Por Luciano Stilman, especial para Comunidades
- ¿ Qué sucede con el delito en Argentina?
Está en incremento tanto numéricamente como por la violencia que anima a la mayoría de ellos. Históricamente lo criminal se expresaba en hurtos o delitos de menor cuantía. Hoy hablamos de índices de homicidios y robos a mano armada. El Programa de la ONU para el Desarrollo emitió un informe sobre inseguridad en el continente y nuestro país quedó a la cabeza del ranking de asaltos cada cien mil habitantes, por encima de México y Brasil. También, el informe del Ministerio de Justicia sobre homicidios dolosos reconoce un incremento en la Ciudad de Bs. As., y que de cada 10 homicidios, de 4 se desconoce el autor.
¿Crees que esta situación se da por algún motivo en particular?
Éste hecho no comenzó ayer, sino cuando concluyó la dictadura y se confundió autoritarismo -justamente despreciado- con autoridad. La sanción adquirió una connotación negativa y eso cubrió todos los sectores de la sociedad. En 1994 se adhiere a los pactos internacionales que aquí se aplican mal. Violan ciertas obligaciones contraídas y radicalizan otras distorsionando las normas vinculantes de los pactos.El Pacto de San José de Costa Rica ordena la doble instancia, que dos tribunales dictaminen la culpabilidad. Aquí hay seis instancias, por lo cual el procesado presenta recursos una y otra vez y nunca va preso; y si va preso, en poco tiempo sale. Un criminal en la calle es un peligro social.
Se trata de un cóctel de ausencia de Estado, ausencia de límites, ausencia de sanción, hogares monoparentales a cargo de mujeres que apenas pueden con su propia vida, jóvenes de 18 años que tienen 3 o 4 hijos porque intentan darle un sentido a la vida que no lo obtienen ni por el estudio ni por el trabajo. A eso se suma la droga. Lo de la sanción no es un tema menor: se comprobó que si pones un cartel de prohibido estacionar con la E barrada, la gente estaciona igual, si pones en cambio un cartel con el ícono de una grúa, la gente no estaciona. Funcionamos de esa manera, y la teoría abolicionista vigente pretende negar la condición humana... selectivamente. Se castiga por motivos políticos y por violencia doméstica (de hombre a mujer, no la inversa, que por cierto existe). Esos delitos son los únicos relevantes para este ideario abolicionista letal.
- ¿Crees que hubo un cambio en los valores de la sociedad y hay un mayor desprecio por la vida?
Se sustituyeron los valores por los disvalores. Ya no importa el mérito o el esfuerzo sino la capacidad de insertarse políticamente en estructuras de poder, y para los sectores más vulnerables, la identidad ya no pasa por ser médico o ingeniero sino por tener el último celular o las zapatillas flúo, índices inequívocos de que quien los tiene domina un territorio. El desprecio por la vida es tal que hoy se mata a un policía para quitarle el arma.
- Hace un mes salió fuertemente en los medios el tema de los sueldos de los precios y sus reclamos por vacaciones y aguinaldo, ¿cuál es tu posición?
La propuesta parte de una premisa falsa: la de la igualdad de derechos ante la ley. Quien violó la ley, quebró esa igualdad, y no puede reclamar los mismos derechos de los que gozan aquellos que viven en el marco de la ley. Por definición, la prisión es un ámbito de libertad restringida. En la Ley 24.660 se contempla un estipendio con determinados porcentajes destinados a distintos fines, entre ellos, un ahorro del 30 % que será entregado al preso el día que quede en libertad. Lo que no se dice es que esta propuesta se sumaría a lo ordenado por ley. De ser así, mientras que un jubilado cobra $ 2.900 , un preso tiene casa y comida, ahorra y recibe un sueldo de $4.400 . ¿igualdad invertida? Es cuanto menos, extraño, muy extraño. Incluso se reconoce que en Latinoamérica, Argentina sería el primer país en ponerlo en práctica.
- ¿Crees que se puede reinsertar a quien cometió un crimen?
La reinserción es un ideal no contrastado en la experiencia la que nos muestra que el delito es una forma de vida y el delincuente vuelve a delinquir, y los índices de reincidencia son altísimos. Sergio Berni habló de un 65 % en la Provincia de Bs. As. Por otra parte, si de cada 10 homicidios de 4 se desconoce su autor, se debe suponer que la reincidencia es todavía mayor que el índice estimado. En Alemania, por ejemplo, los índices de reincidencia son bajísimos, pero allí un homicida no sale a los tres años como pasa aquí en el mejor de los casos, porque a veces sale antes y con el nuevo Código Procesal Penal, directamente no va a ir preso.
- Con respecto a la Justicia, ¿se defiende más a quien comete el delito o crimen que a las víctimas?
La víctima no existe, incluso con este nuevo Código desparece la figura del querellante. Si el fiscal decide no investigar una causa, no se investiga y el crimen queda impune. Si se ingresa al sitio del Ministerio de Justicia, la atención a la víctima se reduce a quienes sufren violencia doméstica ("si sos víctima de maltratos, golpes, abandono de familiares o violación), violencia sexual ("si has sido víctima de cualquier ataque sexual"), y explotación de menores (“si sabés, has observado, te han contado o sospechás de una situación de explotación sexual comercial de niñas, niños o adolescentes"). Las otras víctimas son un estorbo para el sistema penal porque apenas se denuncia un crimen y se descubre el autor, la maquinaria judicial opera a favor del delincuente. Basta ver los fallos disparatados que solo existen en nuestro sistema jurídico que sienta precedentes violando incluso la norma. Por ejemplo, un preso solicitaba libertad condicional y no podía ser concedida porque había hecho un intento de fuga amenzando con un arma al penitenciario. Entonces, ¿qué hizo la Cámara II de Casación Penal, la de los jueces Slokar, Ledesma y Figueroa? Declararon anticonstitucional al artículo 14 del Código Penal para que este sujeto pudiese salir en libertad.
- ¿Cuál es tu visión de la modificación del Código Procesal Penal? ¿Crees que estos cambios garantizan una mayor impunidad?
Es un artilugio para nombrar fiscales adictos y controlar a los que no lo son, promoviendo procesos disciplinarios, removiendo o cambiando fiscales, decidiendo sobre sus empleados, impartiendo instrucciones generales y asegurándose la impunidad ante juicios de corrupción; puesto que se acortan los plazos y los recursos escasos son los mismos, las grandes causas de corrupción no irán a los fiscales "naturales". Dado que el nuevo Código establece que el proceso no puede durar más de tres años -término que se puede duplicar en casos de delitos complejos-, y puesto que habrá sanciones para los funcionarios judiciales si no se cumplen los plazos, las causas no van a poder ser investigadas. Tampoco se sanciona procesalmente a quien dilata intencionalmente una causa valiéndose de recursos de apelación sin fundamento o por otras artimañas. A la víctima se le da un lugar equívoco: por un lado, cuando el fiscal desiste de actuar, la víctima puede recurrir al fiscal superior o a la propia procuradora para que resuelva discrecional y hasta arbitrariamente si el fiscal debe o no participar. Pero además se la agravia obligándola a intervenir cuando el Estado -a través del fiscal- se retira del proceso penal en su rol más importante. No sólo eso: horizontalizando el lugar de la víctima y el del victimario, colocándolos en igualdad de condiciones, se somete a la víctima, quien tiene que enfrentar como un par al victimario. - ¿Consideras que hay un falso progresismo que se olvida de las víctimas?
La víctima no existe y este falso progresismo -porque las primeras víctimas son los sectores más vulnerados y vulnerables- es transversal: la dirigencia política de distintos partidos, los operadores judiciales, muchos intelectuales y gran parte del periodismo consideran que el victimario es una víctima social y la sociedad lo tiene que compensar.
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