Comunidades


Periódico Judío Independiente
Un enfoque cabalístico sobre la entrega de la Torá
Shavuot : unidad delante de la unicidad

Por Rabino Prof. Rubén Najmanovich / Brasil / Especial para Comunidades
Está escrito en la Toráh, en el libro Shemot (Éxodo) 19:6, el cual es leído en el servicio de lectura de la Toráh, en el primer día de Shavuot: "Ustedes serán para Mí un reino de sacerdotes y una nación santa".
La sociedad en esencia, es un marco sagrado. El rey (así está escrito en la Toráh en el libro Deuteronomio) tiene la obligación de escribir un Sefer Toráh (rollo de la Toráh) nacional, aparte del suyo como particular, que todo judío tiene por obligación. era entender este concepto nacional debemos observar a Shavuot como la conclusión de un proceso integral, donde la cuenta de los días que va entre Pesaj y Shavuot es el corolario de esa idea. La libertad física y la libertad espiritual.

Planteemos el primer concepto: La participación de los pensadores, los estudiosos de la Toráh, los educadores y similares, los agricultores, los científicos en un mismo marco social en el asentamiento, la comunidad y en todo el país – es una participación orgánica, una participación en esencia, es algo de principio, y no algo casual. No es como vecinos que por casualidad viven el uno al lado del otro, sino que esa una amalgama plena, de distintos miembros de un mismo cuerpo. Tenemos como base lo que escribe la Toráh, simple y concreto explica RaShi: "Allí acampó Israel frente a la montaña" (Shemot 19:2) – "como un solo hombre, con un solo corazón ".
Elaborando la segunda idea, tenemos lo siguiente: Toda fiesta judía cae en un día específico del mes, con una excepción: Shavuot, el día en el que aceptamos la Toráh. Shavuot es siempre el cincuentavo día después del comienzo de Pesaj. Bajo el calendario judío esencial en el que la corte rabínica determinó el comienzo de un mes a través de testigos que vieron la luna nueva, podía técnicamente caer en cualquiera de tres fechas dado que el número de días en el mes judío puede variar de año a año. El nombre Shavuot alude a su independencia del calendario estándar. El nombre significa "semanas", demostrando cómo la fiesta marca la culminación de siete semanas más allá de la fecha. ¿Cuál es la esencia de este día sin fecha?. Hay pistas para la respuesta en el proceso que lleva a Shavuot, en el número 50 en sí mismo, y finalmente en la relación de una idea y otra.
Comenzamos contando los días desde el éxodo de Egipto, nuestro nacimiento como pueblo, y continuamos hasta Shavuot, el cincuentavo día. Esa cuenta marca un período de metamorfosis nacional. El pueblo judío estaba tan consolidado en Egipto que la Toráh describe al éxodo como la extracción de una nación de en medio de otra. Como un niño recién nacido, estábamos en nuestra infancia espiritual y en sólo 50 días alcanzamos la elevada estatura que nos permitió recibir la Toráh. Nuestra cuenta comienza con una simple ofrenda de cebada (Omer), comida considerada como forraje para animales. Culmina con una ofrenda especial del pan más fino (trigo), (comida humana), significando nuestro arribo nacional a un nuevo nivel de existencia.

El Significado del Número Cincuenta

Podemos encontrar este mismo tema reflejado en nuestra cuenta hacia Shavuot, y la identidad del día como el cincuentavo día de la cuenta. El secreto yace en el número 50 en sí. De acuerdo a la tradición judía, el mundo natural está basado en sistemas de siete. En el tiempo, hay siete días en la semana. En el espacio, un punto central puede ser expandido en seis direcciones opuestas: derecha e izquierda, arriba y abajo, adelante y atrás, siendo el punto en sí mismo el tema central alrededor del cual todo está situado. La palabra sheva, siete, tiene los mismos caracteres que la palabra savea, que significa saciado, indicando la esfera que representa la expansión total de las posibilidades. “Cincuenta simboliza la habilidad de trascender todos los detalles y entrar en una esfera superior.”

De esta manera, todo lo que está más allá de siete representa un mundo que trasciende a la naturaleza, una esfera superior. La palabra para ocho, shmone, viene de la palabra shamén, gordo, indicando algo que va más allá de sus propias fronteras. Un Berit Miláh, circuncisión, que marca la entrada al pacto con el Creador, por lo tanto, toma lugar en el octavo día, un día que va más allá de todos los asuntos mundanos y conecta lo humano con lo Divino.
Para llevar este tema al siguiente nivel, (la expansión más completa de la esfera de la naturaleza), debemos multiplicar siete por siete. El resultado es 49. Ir uno más allá nos deja en 50, que simboliza la habilidad para trascender todos los detalles y entrar en una esfera nueva y más elevada. ¿Pero cómo es que el nivel 50 se relaciona con la marcha de una nación de la infancia a la madurez?
Para esto voy en busca de los versículos del libro Bereshit (Génesis), capitulo 33: 9 –11, después del encuentro excepcional, destacado, dentro de la literatura Bíblica, entre los hermanos mellizos, Esav y Yaacob, existe este dialogo sintético donde se destacan dos visiones: Camino hacia Israel, Yaacob se encontró con su hermano, Esav, quien estaba viniendo para “saludarlo” con un ejército de 400 soldados. Considerando la resolución previa de Esav de matar a Yaacob, este rezó, preparado para la guerra, y también envió olas de regalos para tranquilizar a su hermano. Al principio Esav se rehusó a la generosidad, y respondió con: "Iesh lí rav" (tengo mucho). De todos modos, Yaacob insistió y respondió con: "Iesh lí kol" (lo tengo todo). Iahacov lo persuadió, y Esav aceptó todos los regalos.

¿De qué se trató el diálogo en realidad?. ¿Cómo fue que el hecho de que Yaacob poseía "todo" determinó que Esav, que tenía mucho aceptara los regalos al final?.
Esav, representa lo individual, lo material por encima de todo, sin el importar el otro, la posesión sin pensar en compartir. Yaacob representa unidad, espiritualidad que irradia y nos lleva a obtener lo material, para compartir, entregar, sentirnos una totalidad. Recuerden que cuando Yaacob llego al total de 70 miembros que componían su familia, la Toráh los llama “nefesh” (uno de los niveles de alma), en singular.
El significado de tener "todo" no es simplemente tener una fortuna, sino que, hay una unificación en todo lo que uno posee, y cada unidad individual que se tiene se fusionaba en un todo más grande, una unidad trascendente. Yaacob verdaderamente lo tenía todo, y el regalo era apropiado para Esav, que representa al ser humano, el cual la cantidad es siempre algo “maravilloso”.

El computo, el materialismo, lo espiritual y la elevación



En nuestra cuenta hacia Shavuot, buscamos alcanzar el nivel de Yaacob. Contamos 49 días, representando el mundo de Esav, el plano de multitud en la expansión completa del número siete, representando la naturaleza. Alcanzamos el máximo en un mundo de cantidad. No es sorprendente que la guematria (la matemática de las letras del alfabeto hebreo) de la palabra Moab, en el seno de este pueblo, nació Ruth (la bisabuela del rey David, que dio el inicio del reinado y el concepto de redención), es 49, representando el mundo físico, el hecho de acumular cantidades. Y nosotros vamos un paso más allá, y alcanzamos el 50, representado por el kol (cuyo valor numérico es 50 kaf = 20 + lamed = 30) descripto como poseído por Yaacob.
Nuestro kol nos permite ir más allá de los detalles y fusionarlos en una sola unidad. Es ese nivel elevado el que nos trae desde la infancia, desde nuestro estatus de recién nacidos, a la madurez, y transforma cada experiencia que tenemos en una sola cosa. Nos permite venir desde las profundidades más hondas, para que la línea davídica provenga de los orígenes más humildes y alcance los lugares más elevados.
Recibimos la Toráh en el día 50, no en una fecha del calendario. Es el producto de nuestra cuenta a través de todos los niveles naturales, y alcanzamos la trascendencia, hasta el punto en el que no incluimos el día 50 dentro de la cuenta – una fecha que no es cuantificable. En cambio, llegamos a él. En ese día, nos paramos bajo el Monte Sinaí como una sola persona, con un solo corazón. No éramos millones, sino simplemente uno. De forma paralela, la Toráh habla de cada aspecto de la vida y provee guía para cada situación concebible. La Toráh unifica cada detalle, fusiona cada componente dispar. Es el kol máximo. Nos permite tomar nuestras experiencias más básicas y nuestros humildes orígenes y unirlos para una causa mayor. Ser unidad delante de la Unicidad.
Hasta este día, el poder sobrevive. A través del proceso de Shavuot y los días que llevaron a él, podemos trascender nuestro pasado, y unificar todos los detalles de nuestra experiencia previa para alcanzar el punto en el que trascendemos lo que éramos y nos convertimos en algo más grandioso. En ese día fuimos y somos eternamente: Un reino de sacerdotes y una nación santa.

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