Comunidades


Periódico Judío Independiente
La discapacidad: ¿Miedo al diferente?
Por Susana Grimberg. Psicoanalista y escritora
"Tu ayer es tu pasado. Tu hoy es tu futuro. Tu mañana es un secreto". Talmud

Estaba haciendo una compra en una de esas farmacias despersonalizadas, similares a los súper mercados que han inundado la ciudad, cuando escuché que una persona pedía una silla para poder sentarse porque se sentía mareada y, suponía, se le había bajado la presión. La respuesta fue inmediata: no tenemos ninguna silla. Era cierto. Incluso los cajeros y personal auxiliar, sólo tenían unos bancos altos, inestables que solo ellos podían simular sentarse pero que tambaleaban, apoyando, apenas, la punta de los pies. Por supuesto, la persona pidió ayuda para poder irse y tomar un taxi mientras, la mayoría, inmersa en sí misma o en la compra, ni se había enterado de lo que pasaba. Nadie miraba a nadie. ¿Quién es nadie?
Nadie es un sustantivo neutro, que etimológicamente proviene del latín nadi. y que se refiere al no nacido. Nadie sería también, lo sin nombre. Es llamativo que incluso el diccionario etimológico de Corominas, no tenga una explicación lógica del origen de “nadie”.
Pero a nosotros nos interesa, sobre todo en estos tiempos en los que la gente vive tan absorta en lo propio, que configuran esa masa desinteresada en lo que al otro, al prójimo, le pueda suceder. Y si no es ese el motivo, el correr la mirada para no sugestionarse, el miedo a contagiarse de lo que nada contagia, sólo puedo interpretarlo como un acto egoísta, un acto de-no-querer-enterarme-de-que-otro-me-pida-alguna-ayuda.
Si acabo de describir lo que le puede ocurrir a alguien descompuesto o impedido de moverse a causa de una debilidad momentánea, piensen en lo que le puede suceder a la persona que tenga alguna discapacidad.

La diferencia entre ser discapacitado y estar discapacitado
Es importante establecer la diferencia entre ser discapacitado y estar discapacitado. Los que han adquirido una discapacidad en la vida adulta, y no dicen: soy un discapacitado sino tengo una discapacidad, establecen una distancia real entre la dificultad que perturba la vida cotidiana, como la venía llevando hasta ahora, y su identidad.
El que se presenta o es presentado como siendo un discapacitado, el verbo ser alude a un sello, a una marca de por vida, de la cual difícilmente se puede salir. En el estar, se da lugar a lo que puede transcurrir, simplemente pasar. El ser alude a un estado fijo, rígido, un para siempre. Mientras que estar es un estado transitorio, se puede estar para pasar a ser luego otra cosa, alude a un momento que puede llegar a ser otro distinto.
Sostengo este punto de vista incluso con discapacitados visuales, auditivos y, neurológicos (extremos y no tan extremos). Sostengo la importancia que tienen los demás, que nunca están de más, porque es el entorno familiar, de los padres del niño y o del adulto, de la pareja, de los cuidadores en general, de los que puede provenir una ayuda real.
La palabra discapacidad no figura de esa manera ni es avalada por ninguna teoría científica. Sabemos que se refiere a una falla en la capacidad de función de las personas, ya sea en el nivel motriz, sensorial o mental.
Sin embargo, lo que siempre debemos tener presente, es que hay un más allá del sufrimiento, del dolor, de la resignación, y es el hecho de poder plantearse que la vida es un siempre volver a empezar.

Lo social y la respuesta individual.
Los otros, los que arman el paisaje de la ciudad, reaccionan de tal manera que parecen ser insensibles, a veces se desentienden o se alejan del dolor, huyen del espanto que les provoca ver la dificultad en el otro.
Es la misma sociedad la que excluye y desprotege, a un extremo en el que la persona con discapacidad no existe, es una nada. También, es posible que para la sociedad toda, las personas con discapacidad sean asociadas con extraterrestres, forasteros condenados al exterminio. ¿Por qué? Porque es como si la proximidad de la muerte, habitara en el que sufre una discapacidad.
Otro tema es enfrentarse con el sufrimiento del que tiene una minusvalía visible, que muchas veces lo lleva al descontrol o una explosión de momentánea locura causada por la impotencia que lo embarga. ¿Acaso la llamada salud mental, es ausencia de sufrimiento? Se pregunta el psicoanalista Jorge Jinkis. La normalidad, dice el escritor Abelardo Castillo en uno de sus cuentos, es un poco más o un poco menos de locura.
A mí parecer, la segregación, el mal trato, el enfrentarse a la adversidad, duelen, pero también fortalecen.
El físico británico Stephen Hawking, en una entrevista publicada por La Naciòn (10/05/2011) afirmó que la peor discapacidad no es la física, sino la del espíritu. Recordemos que Hawking, supo a los 21 años, que sufría de esclerosis lateral amiotrófica (ELA) y, que, pese a tan terrible enfermedad, produjo parte de las investigaciones cosmológicas de nuestros tiempos. Su exposición no fue sólo sobre quarks y agujeros negros. Habló, también sobre la felicidad especial del descubrimiento científico. Y también de la buena relación que mantuvo siempre con los tres hijos.
Stevie Wonder, ciego de nacimiento, elegido el 5 de diciembre de 2009 en la ONU como mensajero de la paz para los discapacitados, definió su misión como “la de convencer al 90% de la humanidad de la necesidad de "preocuparse" por el 10% restante, que es la proporción de la población mundial que se calcula que padece algún tipo de discapacidad”. También, dijo que negarle una oportunidad a una persona discapacitada delata una invalidez en el resto de la sociedad, que es la de "la ausencia de sentimientos". Quiero agregar a lo dicho por Wonder que esta ausencia da cuenta de una discapacidad muy grave: la discapacidad para amar.
Con este nombramiento, Stevie Wonder se unió a otras diez personalidades entre las que se hallaba nuestro admirado escritor y premio Nobel de la Paz, Elie Wiesel.

El valor de la vida
Este título, encabeza la entrevista que George Sylvester Viereck le hizo a Sigmund Freud en 1926, en la casa que él tenía en los Alpes austriacos.
“Setenta Años me enseñaron a aceptar la vida con serena humildad”, dijo el profesor Freud, gran explorador del alma, según el entrevistador con quien acuerdo, y quien luego aclaró que, si bien la cortesía del maestro era impecable, tenía un ligero impedimento en el habla a causa de un tumor maligno en el maxilar superior por el que tuvo que ser operado. Comprobar ese impedimento, lo perturbó.
Más adelante en la entrevista, Freud dijo: “Detesto mi maxilar mecánico, porque la lucha con este aparato me consume mucha energía preciosa. Pero prefiero esto a no tener ningún maxilar. Prefiero la existencia a la extinción”. Y, agregó: La vejez, con sus arrugas, llega para todos. Yo no me rebelo contra el orden universal. Finalmente, después de setenta años, tuve lo suficiente para comer. Aprecié muchas cosas - en compañía de mi mujer, mis hijos- el calor del sol. Observé las plantas que crecen en primavera. De vez en cuando tuve una mano amiga para apretar. En otra ocasión encontré un ser humano que casi me comprendió. ¿Qué más puedo querer?
Transcribí, casi textualmente estos párrafos, porque son una enseñanza de vida. Y, me conmovió, cuando Freud hizo referencia a una mano amiga, que en el caso de una discapacidad, cualquiera sea esa discapacidad, esa mano, es vital. También es necesaria para los que acompañan y ayudan.
Finalmente, quiero resaltar que, siendo el lenguaje el espejo en el que nos miramos y nos reconocemos, la vía del humor ha sido para el pueblo judío la mejor manera de expresar su realidad.
”¿Cómo anda?” le preguntó el ciego al paralítico. “Así como usted me ve”, fue la respuesta del paralítico al ciego.
También, viene al caso este otro ejemplo: “cuando alguien tiene una pierna más corta, la otra es siempre más larga”.
Quiero concluir con una frase de mi bisabuela, inspiradora de mi cuento “Verdades mentirosas”, que me la dijo cuando yo me quejaba por haberme roto una pierna: “Agradécele a D´´os que tenés dos”.



Número 504
Página Principal
Nros. Anteriores
Imprimir Nota

Comunidades
Periódico Judío Independiente

www.comunidades.delacole.com
E-mail: periodicocomunidades@gmail.com

Editores y Directores
Dr. Alberto J. Rotenberg - Prof. Natalio Steiner

Domicilio Postal
Casilla de correo Nro. 49 - (1872) Sarandí - Prov. de Bs. As

Teléfonos
4864-8738 (por la tarde)

Representantes en el Interior
Villa Angela (Chaco): Jacobo Garber - Moisés Ville (Santa Fe): Pedro Balhorn. Tel.: (03409) 42-0189.
Rosario: Saúl Bloj. Tel.: (0341) 433-1254. - Concordia: Batia Enguelberg. Tel.: (0345) 421-9822

Difundimos gratuitamente todas las actividades comunitarias.
Queda totalmente prohibida la reproducción total o parcial de los artículos de este periódico sin mencionar su origen.
La notas firmadas no representan necesariamente el modo de pensar de los Directores.

Registro Propiedad Intelectual
Nro. 206.708