Las leyes de la Toráh han sido estudiadas y analizadas por grandes sabios en todos los tiempos, aún hoy, no solamente se estudian, se analizan, sino que se sacan conclusiones que generan nuevas conductas, esta es una de las razones por las que el judaismo está vigente, es actual, vive. El dogma se funda básicamente en la creencia en D-os, el resto son leyes humanas de convivencia y superación. Podemos o no estar de acuerdo con el manejo dado a las leyes en diferentes escenarios, podemos generar discusiones en torno a la actividad ritual, a la rutina del vestuario, etc. Pero la Toráh presenta claramente 613 preceptos en base a los cuales se mueven las ideas y cumplimientos.
A los 613 preceptos se les llama: Tariag que representa en su palabra, el valor numérico de 613 (Gematria: numerología). Este Tariag corresponde entonces, a los preceptos expuestos en la Toráh , llamados preceptos de
Oraitá. A éstos preceptos de Oraitá se agregaron siete preceptos rabínicos que son considerados tan legales como los de Oraitá y se les denominaron: preceptos De Rabanán.
Los preceptos de Rabanán son siete:
1- Encender Velas de Shabat y festividades: El propósito del encendido de las velas, es la de iluminar el día sagrado, por eso deben ser colocadas en lugar visible de la casa. Nuestra tradición plantea que el momento del
encendido de las velas es el momento de mayor cercanía a D-os, irradiando El Su luz de sabiduría y amor en el pueblo de Israel, por éste motivo, la mujer cuando enciende las velas acostumbra a pedir a D-os por si misma, por su familia, por el pueblo de Israel y por el mundo entero. Esta mitzvah que debe ser realizada por la mujer, en caso de faltar ella, también debe ser realizada por el hombre, cada shabat y festividad bíblica, deben estar iluminados con la luz de la vela que representa la Luz Divina.
2- Decir brajot: No podía D-os establecer el darle gracias por lo que estamos disfrutando, es algo que debe salir de nuestros corazones, así lo entendieron nuestros sabios, por eso, por cada acción o beneficio que recibimos, decimos una brajá o bendición de agradecimiento a D-os. Las brajot deben ser pronunciadas antes de la acción.
3- Eruv Yom Shabat: La ley establece la prohibición de cargar cualquier objeto de un lugar privado a otro atravesando por un lugar público, el eruv es un acordonamiento de un sector, volviéndolo como “zona privada” y no pública, con el objetivo de poder cargar en éste tramo enmarcado. El rey Salomón estableció la idea de Eruv, para facilitar cargar objetos permitidos en Shabat, el Jatam Sofer, dice que hay que hacer del Shabat un tiempo de deleite y no de sufrimiento, aplaudiendo ésta ley emitida por el rey Salomón.
4- Netilat Yadayim: lavarse ritualmente las manos antes de comer pan, dejando caer dos (o tres en caso de los sefaradím) chorritos de agua sobre cada mano, después de lo cual se pronunciará la bendición y no se emitirá palabra alguna hasta decir la bendición y comer el pan. Su origen data de la época del Templo de Jerusalém, cuando los cohanim debía hacer netilat Yadaim para comer la ofrenda con pureza, nuestros sabios decretaron que toda persona debe hacer netilat yadaim antes de comer pan y éste decreto continúa para que nos acostumbremos a comer con pureza.
5- Lectura de la Meguilat Esther: Debe leerse en público y ser escuchada por hombres mujeres y niños, para cumplir el objetivo de propagar el milagro. Esta ley, fue proclamada originalmente por Mordejai, protagonista de la historia de Esther, junto con otras leyes que incumben a la festividad, y establecida por los rabinos del Talmud.
6- Velas de Janucá: La ley viene desde nuestros sabios Shamái y Hilel, hoy se maneja el encendido según la instrucción dada por Hilel, pero la importancia de ésta ley se debe al milagro de la luz durante ocho días. Cada día debe encenderse con el shamash (servidor) una luz más, hasta llegar al octavo día cuando se enciende toda la janukiá.
7- Decir Halel en fiestas: Es una serie de seis Salmos, “Himnos de Alabanza” que se recitan en Pesaj, Shavuot, Sucot, Janucá y Rosh Jodesh. Fueron compuestos por el rey David. Como el Talmud enseña que se deben cantar himnos de alabanza cuando se conmemore la salvación de nuestro pueblo de un gran peligro, el Supremo Rabinato de Israel de nuestra época, dispuso que se recite Halel en Yom Haatzmaut y en Yom Yerushalayim . Halel no se recita en Purim por ser milagros ocurridos fuera de la tierra de Israel, además la lectura de la Meguilat Esther ,es considerada una alabanza equivalente a Halel. Además de esto, la salvación de los judíos en Persia, no produjo la completa liberación, pues siguieron bajo el dominio extranjero. La Toráh, sin los preceptos de Rabanán, nos tendría viviendo en el desierto del oscurantismo, entes de dogma sin análisis, vacío de racionamiento y criterio, pero con solamente los conceptos de Rabanán dejando a un lado los de Oraitá, seríamos un pueblo a la deriva sin raíces, divididos en “grupitos” y cada “grupito” sus propias reglas y criterios creyéndose dueños de la verdad, sería un pueblo sin pasado,con una historia débil y dolorosa innecesariamente, es más, no seríamos un pueblo sino una religión .
Fuente: Hashavúa
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