La nueva Ley de Educación Sexual será un gran desafío para toda la comunidad educativa. La misma regirá a partir del comienzo del ciclo lectivo del próximo año y será obligatoria para todas las escuelas del país: ya sean estatales, privadas, laicas o religiosas.
La idea de la misma es que los chicos desde los 5 años tengan una información clara y adecuada a su edad, y cada comunidad educativa (directivos, padres, docentes y alumnos) adapte esta nueva propuesta a su proyecto institucional, con sus diferentes creencias, valores, ideas y su realidad sociocultural.
El objetivo de esta ley es asegurar la transmisión de conocimientos pertinentes, precisos, confiables y actualizados sobre los aspectos de la educación sexual, promover actitudes responsables y prevenir los problemas de salud sexual y reproductiva.
También obliga a Educación a ofrecer talleres para los padres y a formar y actualizar a los docentes en la materia de educación sexual. Además deberá organizar encuentros periódicos para dialogar con las distintas organizaciones y comunidades educativas, religiosas, sindicales y sociales.
Comunidades tuvo la oportunidad de charlar con la Licenciada Batia Nemirovsky del Consejo Central de Educación Judía, quien fue consultada por la creación de la nueva ley.
¿Cree que la educación sexual debe ser obligatoria u optativa?
Si la educación ha de ser autentica y al hablarles a nuestros alumnos queremos tomar en cuenta el mundo real en que viven y vivirán los niños y los adolescentes de hoy, no podemos pasar por alto que la vida sexual comienza desde el momento mismo en que nacemos. Considero que la educación sexual debe ser obligatoria, y que a la escuela y a la familia les corresponde iniciar un trabajo mancomunado al respecto.
La educación judía tal como es hoy, ¿contempla la educación sexual?
El judaísmo sostiene el principio de Pikuaj Nefesh, (salvar la Vida), por lo cual toda acción que desarrollemos en la familia y en la escuela, para garantizar una existencia sana y saludable que integre todas las dimensiones de la vida de las personas, no solo es valorada sino que debe ser planteada como aspiración y meta del acto educativo.
¿Cómo se dan estos temas hoy, a través de que materias?
En general, en nuestras escuelas, la educación sexual esta incluida en los proyectos institucionales de acuerdo, obviamente, a los idearios que postulan, y a las particularidades de cada unidad educativa y de la comunidad que la integra. Desde el Consejo Central de Educación Judía, recomendamos incluir en los Proyectos Institucionales el concepto de Educación Integral para el cuidado de la persona y la salud.
¿Quién debe definir los contenidos? ¿Deben ser los mismos para todos los chicos o deben ser diferentes de acuerdo a la religión que profesen?
En este sentido entiendo que cada jurisdicción educativa, definirá unos contenidos mínimos, y que cada institución educativa, de acuerdo a su particularidad los desarrollará, estimulando la participación plena de los padres.
Nuestra tradición otorga a la familia un lugar central en la educación de los hijos. También es cierto que las familias han delegado en la escuela aspectos de la formación de los chicos, que hasta hace sólo tres décadas eran considerados indelegables. Por eso, la escuela tiene que dar respuesta a las necesidades de estos progenitores brindándoles a aquellos que detecte que lo necesitan o a los que lo requieran, elementos para poder abordar también en el marco familiar las temáticas que se desprendan del quehacer escolar.
¿A partir de qué edad le parece que debe darse educación sexual?
En el marco escolar? Desde que comienza la escolaridad!. Los pequeños nos preguntan acerca de todos los temas, y en la escuela no puede haber temas tabú.
La educación sexual es vital si realmente queremos formar personas sanas. La educación que se inicia en el núcleo familiar debe ser retomada en la escuela. Es en la acción mancomunada de la escuela y de la familia, que lograremos que cada uno de nuestros hijos-alumnos desarrollen un conjunto de valores, actitudes, capacidades y acciones, que les permitan vivir en una sociedad que cada vez mas, demanda la consolidación de personalidades fortalecidas que estén en condiciones de enfrentar los desafíos y presiones de la vida siendo al mismo tiempo capaces de cuidarse, respetarse y cuidar, amar y respetar a los demás?
¿QUIÉN FORMA A LOS FORMADORES?
Una de las preguntas y temores que más repercuten con respecto a la Ley de Educación Sexual es quién le enseñara a los chicos.
La Doctora Beatriz Katz, Médica Ginecóloga y Sexóloga Clínica del Halitus Instituto Médico, nos contó que en el lugar en el cual ella ejerce su profesión se están dictando cursos para la “formación de formadores”.
Desde hace varios años, comenta, que ha realizado cursos en colegios de la colectividad (algunos más ortodoxos), de diferentes confesiones (budistas, cristianos y laicos) y que en todos se encontró con las mismas preocupaciones: “Ellos (los padres) sienten que no están los suficientemente educados o entrenados en temas de sexualidad, por esta cuestión tabú que durante muchos años no se hablaba del asunto. Entonces no se encuentran con el conocimiento como para establecer un dialogo saludable con los hijos y están preocupados que otras personas, que no sean ellos mismos, y que seguramente también son padres, tampoco estén lo suficientemente capacitados”.
Con respecto a la solución de esta inquietud general, la doctora planteó que la ley no pretende reemplazar a los padres, sino que se quiere crear un espacio en el cual se empiece a movilizar el tema y los padres también tengan participación: “Tiene que haber una igualdad de criterios, no que los maestros digan una cosa, los padres otra, y después se cree un conflicto y que los chicos estén en el medio”.
”La idea no es informar a los formadores, es formar a los formadores”, para este objetivo, señala que los mismos educadores deberán empezar a analizar la sexualidad desde ellos mismos, desde sus propios tabúes, sus propios conceptos filosóficos.
Para ello sostiene que “la idea es que estos formadores desde un espacio saludable y médico, de contención (en charlas son para grupos reducidos) puedan manifestar sus propias dudas, su temores, desconocimientos, ignorancias, mitos, y poder analizarlos, aclararlos. A partir de ahí comenzar un camino de auto educación o de educación compartida desde otros ámbitos”.
PREOCUPACIÓN
Uno de los temores de la doctora y seguramente de la mayoría de los padres y educadores, es ¿Cómo va a hacer un maestro de un grupo de 30 chicos para poder transmitir algo que es tan íntimo y tan privado?
La respuesta, según la Dra. Beatriz Katz es que “no se trata solamente de enseñar a los chicos a la altura de su edad y de su grado, cuestiones básicas de anatomía y fisiología (eso no sería tan problemático), este tema de la sexualidad tiene que estar ligado a los valores familiares, culturales y religiosos que sustenta cada familia”.
“Si yo fuese mamá a esta etapa de mi vida con chicos en jardín realmente me preocuparía. No por los contenidos (que las escuelas van a estar asesorados por profesionales), sino por la forma que el educador va a trasmitirlo, porque cada papá y mamá sabe con qué amor y la delicadeza lo va a transmitir. El concepto tiene que estar cargado de afecto, que es la única forma de comprender estas situaciones”, aclara.
Finalmente, comenta que lo ideal sería que haya un complemento entre la enseñanza en los colegios y el amor y el afecto que los padres puedan darle para que los chicos comprendan todos estos conceptos. “Sería muy interesante y saludable que las escuelas convoquen a reuniones periódicas con los padres para poder hablar en conjunto sobre un proyecto conjunto de educación sexual”.
LA OPINIÓN RELIGIOSA
Pero la preocupación que demuestran algunos padres y profesionales, también, viene acompañada de las críticas y dudas desde distintos ámbitos religiosos.
Un importante rabino ortodoxo, que prefirió no darse a conocer, nos contó, que en el judaísmo la transmisión de educación sexual se hace de una forma muy recatada: “Nosotros no hablamos abiertamente de estos temas. Los hombres hablan con sus hijos en las casas, y no se hace en forma masiva en las escuelas ni en ninguna índole porque el mensaje se distorsiona. En cada hogar se dice lo que se puede, lo que no se puede y lo que se debe hacer”.
A su vez, no cree que estos conocimientos haya que impartirlos desde tan temprana edad, ya que, desde su opinión, no es un tema muy extenso y que dichos aprendizajes deben estar directamente ligados a la familia.
“Yo considero que hay maneras de explicar las cosas, cuanto más personalizada sea, más provecho se le saca a todo. Esto ya tiene el problema de la concepción del sexo en el hombre, porque para el judaísmo tiene una importancia y para la calle hoy en día tiene otra: que el sexo es un divertimento”. Además añade que “la verdad que esto requiere estudio, pero no tiene nada que ver con el divertimento y pasarla bien. Esto está en lo más intimo de la pareja y no son cosas que se hablan a los cuatro vientos”.
Finalmente aclara que no cree que las escuelas más religiosas vayan a aplicar este tipo de enseñanzas, ya que ideológicamente no están de acuerdo en impartirlas.
En la otra cara de la moneda se encuentra el lado conservador. Adrián Herbst, Decano del Seminario Rabínico Latinoamericano, cree que pese a que la ley todavía está en pañales: “La idea que exista un trabajo de educación sexual en los colegios me parece muy bueno”. Sin embargo asegura que esta enseñanza no debe ser forzada, ya que la educación tiene que ir con la edad madurativa de los chicos y el desarrollo evolutivo, porque ellos mismos tienen pequeñas experiencias y no se puede dejar de lado esta realidad.
“A veces el educador comente ese error de querer imponer un tema para los chicos. No hay que imponer un tema que no es real para los chicos, pero tampoco negar algo que sí es una realidad, que ellos en el colegio crean que no se hablan de las cosas importantes de la vida. El colegio no tiene que impartir información, sino conocimiento”.
Una de las cuestiones que más inquieta al Decano es la obligatoriedad de esta ley, porque a su entender, cada instituto debería tener derecho a dar la educación sexual a sus alumnos y definir, con un departamento de profesionales y su ideología, en qué momento y cómo se educará. “Hay un tiempo para cada cosa, decía el Rey Salomón, si hay un tiempo para cada cosa no hay que imponer un tema que no es un tema para los chicos. Pero por el otro lado no hay que ignorarlo, como si no existiera algo que es importante para ellos. Nosotros tenemos que escuchar cuales son las preguntas de los jóvenes para darle una respuesta a eso. Claramente la sexualidad es una pregunta, pero hay que ver en qué momento”.
A su vez, trae a la memoria una experiencia personal: “Hay que ver a que llaman educación sexual, en el colegio que van mis hijas, ellas en la salita de 3 trabajan el cuerpo y reconocer su cuerpo, si es eso, bienvenido sea, pero al otro extremo, que en séptimo grado no se toque ningún tema me parece una ridiculez”.
Finalmente Herbst aclara que “en el judaísmo el placer es válido, pero tiene que estar regulado: ni todo prohibido, ni todo permitido, pero la sexualidad por placer, no solo para procrear, en el judaísmo existe y es un valor muy importante”.
Para concluir, cito unas palabras de la Lic. Nemirovsky con respecto a la religión: “El judaísmo, no considera el sexo como un acto pecaminoso. En la antigua literatura hebrea se reconoce la actividad sexual como un hecho fundamental de la vida humana. En Génesis 1:28 el Creador bendijo a la primera pareja y le ordenó crecer y multiplicarse. La tradición judía concibió esta exhortación como un precepto positivo”.
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