Todo tiene su tiempo
y todo lo que se quiere debajo del cielo, su hora.
Tiempo de plantar y de cosechar.
Tiempo de reír y de llorar.
Tiempo de hablar y de callar.
Tiempo de destruir y de edificar...¨
Eclesiastés
REDACTORA: LIC ADRIANA SEREBRENIK
Rosita levanta los platos sucios de la cena, iluminada por las velas que señalan la finalización de Iom Kipur. Su marido, Gabriel, acuesta a los chicos que todavía siguen despiertos, excitados por el encuentro con toda la familia. Cada evento iehudí (judío) que convoca a una reunión familiar multitudinaria, donde concurren hermanos, cuñados, sobrinos, abuelos, movilizan muchas emociones y revoluciona por dentro a todos. Alegría por estar juntos , tristeza porque algunos los vínculos afectivos no son tan buenos como lo deseado, enojo por los desencantos , impotencia por las cosas que no se modifican , dulzura por el crecimiento de los chicos , dolor por los que no están y por todo lo que no pudo ser.
Otro Iom Kipur concluye y Rosita se pregunta si esta vez el año comenzará realmente distinto. Si las promesas por cumplir , los proyectos a realizar y los anhelos truncos se concretarán finalmente en este 5767.
Como ella ,muchos nos preguntamos si este nuevo año , después de los rezos en la sinagoga, de las meditaciones silenciosas que lo han precedido, del ayuno como purificación de lo terrenal , podremos tener el valor de hacer los cambios internos necesarios para acercar lo real a lo ideal .
Es inevitable que durante las Altas fiestas nos sintamos sacudidos , aturdidos por el calidoscopio de emociones que florecen .Muchas preguntas nos aguijonean ante situaciones que nos preocupan y todavía no pudimos resolver ... ¿Lograremos respetar que nuestro hijo elija lo que cree que es mejor para él, aún cuando consideramos que la opción no es la más adecuada? ¿Aceptaremos a los que amamos como son, sin tratar de mimetizarlos con lo que queremos que sean? ¿Podremos esta vez , dejar de golpetear el deseo del otro para que se transforme hasta coincidir con el nuestro?
Convivir con la crudeza de la vida, también exige tomar decisiones , aprender también a acompañar la enfermedad de los que amamos sin derrumbarnos, lograr digerir las despedidas , las distancias físicas y valorar la aprehensión espiritual de los que hoy no podemos tener cerca.
MIRÁNDONOS AL ESPEJO
Como Rosita , al recoger nuestros platos sucios ,nos cuestionamos, si finalmente tendremos el coraje para cambiar lo que si es posible. ¿ dejaremos de lamentarnos por lo que no fue y haremos el trabajo artesanal que supone mejorar la calidad de nuestra vida ?. ¿ Seremos capaces de tomar la mejor decisión para la economía de la familia ? ¿Podremos encontrar la manera de evitar el maltrato emocional?
¿ Elegiremos la opción amorosa adecuada para nuestro futuro? ¿ Lograremos cortar con los lazos afectivos que nos hacen sufrir y no tienen solución?.
En este nuevo Rosh Hashana , nos preguntamos si tendremos la sabiduría para discernir la diferencia entre lo que sí es factible de transformar y lo que ya no depende de nuestro esfuerzo. Cada uno de nosotros tiene una nueva oportunidad de vivir mejor con lo que tiene dentro. Somos portadores de chispas divinas y capaces de encenderla, aunque a veces sintamos que su luz apenas ilumine el camino....
BAILANDO CON LAS PROPIAS SOMBRAS
También Gabriel, mientras acaricia el pelo de su hijo más pequeño, reflexiona sobre su presente . Recita nuevamente ,el Izcor que hoy pronunció en el Templo en nombre de su padre:
¨D¨s de la vida y del amor , de esperanza y de verdad. Ayúdanos a comprender el tremendo misterio de la existencia. A pesar de ser simples mortales , atrapados en un laberinto de problemas, confusión y dudas de nuestro ser finito, haz que podamos tener contacto con Tu presencia , con Tu esencia , con Tu verdad. Ayúdanos a entender y aceptar el fin inevitable que nos espera y utilizar el ahora para mejorar nuestras vidas, nuestro pueblo, nuestro mundo...¨
Gabriel besa a sus hijos dormidos y se le llenan los ojos de lagrimas al darse cuenta que él también necesita ser besado. Se estremece al pensar que a pesar de su madurez , cuanto extraña y precisa el abrazo de su padre. De repente se le dibuja una sonrisa al recordar la imagen de su mamá. Aunque se embronca con ella porque ronronea todo tiempo , de lo poco que la visita ,la ama profundamente. Lo que pasa que Gabriel, como cada uno de nosotros, hace malabarismos con el tiempo. Con el vértigo que la vida de hoy supone , parece que sólo pensando en nuestros muertos , nos damos cuenta en lo poco que aprovechamos el tiempo , compartiéndolo con los que están vivos. Esta nueva oportunidad , de empezar ciclos vitales distintos , con este borrón de promesas incumplidas y cuentas nuevas que transitamos en Iom Kipur...
¿ aprenderemos a aceptar lo que pueden darnos los que amamos y dejaremos de recriminar lo que no recibimos de ellos? ¿ Podremos convivir con las limitaciones, con la fiabilidad de no ser perfectos? Pedimos amor, exigimos respeto, reclamamos solidaridad y ¿ qué es lo que estamos dispuestos a brindar? . Esperamos recibir y lo que damos ¿ es suficiente?....
HERIDAS ABIERTAS
Mientras Gabriel abre la heladera para servirse un vaso de gaseosa, Rosita descubre sus ojos enrojecidos y entiende.... Se le ocurre recitarle un poema de Claudia Olistein:
¨ Te deseo un año repleto de tiempo , atrápalo y vivilo.
Un tiempo que no se gaste, para dárselo a quien te lo pida.
Un tiempo que no te pese, pero que sepas encontrarlo cuando más lo necesitas.
Un tiempo silencioso, sin palabras. Que te ayude a esperar y comprender a los demás.
Un tiempo sin tiempo para poder disfrutarlo plenamente,
Y que compartamos un poquito de nuestro tiempo todos los años. ..¨
Gabriel besa a Rosita y ambos sienten gusto a sal...
El mismo sabor agridulce que vos y yo, amigo del alma, sentimos después de las Altas Fiestas...
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