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Periódico Judío Independiente
La convergencia al terror
Por Tashbih Sayyed(x)
Parece haber buenas noticias en el horizonte de la Jihad global. Ehud Olmert está dispuesto a arrojar la toalla. Está decidido a abandonar las tierras históricamente judías de Judea y Samaria con el fin de apaciguar a aquellos que se han encomendado a la labor de destruir al estado judío. Los árabes están logrando el tan esperado objetivo de reducir gradualmente a Israel a la no-existencia. Es destacable que lo están logrando sin poner fin formalmente a las actividades terroristas, además de su continuo rechazo a reconocer siquiera a Israel. Además, podrán mantener vivo su principal objetivo, la destrucción de "la entidad sionista" y la adquisición de todas las tierras desde el Río Jordán hasta el Mar Mediterráneo[1].

El plan de convergencia implica una retirada del 90 al 95% de la Margen Occidental y de diversos vecindarios de Jerusalén hacia finales del 2007. Bajo este plan, casi 100.000 civiles israelíes serán expulsados de sus hogares en Judea y, de 50 a 100 ciudades y aldeas israelíes en la zona serán destruidas. Las fuerzas militares israelíes serán retiradas a enclaves en ubicaciones próximas a la barrera de seguridad de Israel que recorrerá entre el 5 y el 10% del territorio de la Margen Occidental ubicado a lo largo de la línea de armisticio de 1949 que constituía las fronteras nacionales de Israel hasta 1967. En términos de seguridad, esto será el desastre para Israel.

El plan Olmert no podría llegar en mejor momento para Hamas. Ha confirmado la creencia que reina por doquier en la calle musulmana de que el judeo-cristianismo está en retirada. La Jihad global está explotando un torrente de éxitos en todos los frentes de su guerra contra sionistas y Cruzados:

· La insurgencia Talibán en Afganistán ha logrado territorio y fuerzas significativos; ahora confían en volver a capturar la capital, Kabul, en un futuro muy próximo. Las escuelas están siendo atacadas, las mujeres están siendo vejadas, y las autoridades gubernamentales están siendo asesinadas a diario.
· Al-Qaeda, sus aliados en Pakistán y los jihadistas ya han logrado establecer un Jilafáh (Califato) en la región de Waziristán, al norte de Pakistán, donde han impuesto leyes wahabíes muy estrictas y rígidas. Cualquiera que se atreva a mostrar su desacuerdo con el clero wahabí es linchado públicamente.
· En Bangladesh, los islamistas radicales tienen el control total de la administración y la judicatura. En la ciudad capital de Dhaka el gobierno encuentra muy difícil trabajar sin la cooperación de los partidos políticos islamistas.
· Irán se ha convertido inequívocamente en el símbolo definitivo del antisemitismo y en una fuente de poder e inspiración para la Jihad global.
· Con la salida de Aiyan Hirsi Ali de Holanda, el avance del Islam radical en la Europa continental y el Reino Unido ha alcanzado nuevas cotas.


Estas victorias islamistas en la Jihad global han ayudado a establecer la creación de un entorno psicológico de invencibilidad en el mundo islamista radical. Los árabes palestinos nunca han estado tan seguros de su éxito. El plan "de Convergencia" de Olmert, que realmente es un plan de expulsión, ha consolidado más la creencia de que su campaña para destruir Israel se mueve en la dirección adecuada. Existe una sensación de euforia entre los islamistas radicales de que el terrorismo, al que llaman "resistencia legítima contra la ocupación" ha logrado claramente su objetivo pretendido - quebrar la voluntad israelí.

En primer lugar, el plan de Convergencia de Olmert, sin duda, ayudará a los árabes y a los islamistas radicales de muchas formas. Tal convicción servirá para animar y facilitar una escalada del terrorismo contra israelíes.

En segundo lugar, el plan sembrará las semillas de la discordia dentro de la sociedad israelí. Los israelíes expulsados de las tierras de las que eran propietarios con derecho formarán un nuevo bloque muy poderoso de ciudadanos que va a desconfiar de cualquier plan de paz. Tal desconfianza continuará siendo causa de desestabilización durante mucho tiempo.

En tercer lugar, entregar las tierras judías que fueron adquiridas tras años de sacrificios judíos va a descorazonar a civiles israelíes, a oficiales y a soldados del ejército. Supondrá el deshonor de muchos israelíes que perecieron como resultado de años de agresión y terrorismo árabes. Desmoralizará al núcleo de las fuerzas de defensa israelíes y les disuadirá de ofrecerse para labores de élite. En la práctica, muchos en el ejército han solicitado ya no formar parte del último plan de expulsión.

El plan de Olmert ignora el hecho de que ni una sola simple pulgada de territorio israelí ha sido ganada sin concesiones extraordinariamente dolorosas. Los judíos han pagado con sangre el control de lo que para empezar es suyo con todo derecho. Entregar al enemigo esta tierra ganada a pulso es una traición del más alto nivel. Crea la percepción de que los propios israelíes no consideran Judea, Samaria o Jerusalén lo bastante judíos como para conservarlos.

La mayor parte de la gente se da cuenta de que los árabes no quieren la paz con Israel; quieren la destrucción total y completa de Israel. Esta es la única explicación de porqué lanzaron una campaña de terror incesante contra el estado judío en lugar de aceptar la oferta de Camp David en el 2000, que les prometía toda la franja de Gaza y el 91% de la Margen Occidental a cambio del total reconocimiento de Israel y la finalización del conflicto palestino israelí.

El plan de Convergencia de Olmert será una victoria para la estrategia de Hamas de emprender una guerra de terror. Permitirá a Hamas obtener total resolución estratégica frente al estado de Israel.

Las consecuencias del plan de Sharon que dió a los árabes la oportunidad de demostrar al mundo que sinceramente querían vivir en paz, junto con Israel, acabaron siendo destrucción, anarquía, tráfico de armas, una porosa frontera egipcia, infiltración masiva y misiles lanzados a diario contra Israel. La desconexión de Gaza y el norte de Samaria fue vista por los árabes como la recompensa a su campaña terrorista, y terminó en la victoria de Hamas en las elecciones. El plan de Convergencia de Olmert también consolidará la creencia radical de que los atentados homicidas funcionan. Un estado palestino establecido sobre el fundamento de que el terrorismo funciona será un estado armado y antisemita militante. Con el plan de Convergencia de Olmert, a los palestinos no se les pide abandonar ninguna de sus demandas - derecho de retorno de los refugiados, aceptación del derecho del pueblo judío a su tierra histórica, o reconocimiento del estado de Israel. La directiva de los palestinos será capaz de reclutar a muchos más terroristas suicida con los que cumplir el objetivo islamista radical de borrar del mapa el estado judío total y completamente.

Tashbih Sayyed es analista político, periodista, escritor y editor jefe de Our Times, In Review y Pakistan Today.. Es columnista regular de diversos diarios en Estados Unidos, Pakistán, Alemania y la India, especializándose en la creciente influencia islamista en el mundo y la amenaza islamista para EE.UU..

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