Si el Reichmarshall Herman Goering, a cargo de la fuerza aérea alemana durante la segunda guerra y, mano derecha de Hitler, hubiese visto como vive y piensa hoy uno de sus parientes lejanos, se revolcaría en su tumba.
Matías Goering( su bisabuelo fue hermano del abuelo de Goering) luce una kipá tejida en su cabeza, cuida el cashrut, observa el Shabat y tiene una cinta naranja en su brazo que dice:judío no echa judío. Su familia piensa que se volvió loco pero la sencillez y placer con que difunde su pensamiento religioso estremecen su corazón.
Goering, que vive en Suiza, se encuentra ahora en Israel. Es su tercera visita en dos años y su romance con el pueblo judío e Israel recién empieza. "Es asombroso para mí estar aquí con toda esta herencia a mi alrededor", dice Matías de 49 años con sus ojos celestes mirando un café jerosolimitano. "Me siento en casa",dice y se puede creerle.
Herman Goering, un piloto eximio durante la primera guerra mundial, ayudó a Hitler a conquistar el corazón de las mayorías y a fortalecer la posición del partido nazi hasta que este se hizo del poder en 1933.Fue nombrado presidente del parlamento alemán y fue uno de los fundadores de la temible Gestapo.Su lugar de poder en la estructura nazi lo llevó en 1941 a ser uno de los artífices de la Solución Final de los judíos europeos. Goering fue atrapado al final de la guerra, condenado en los juicios de Nuremberg alcanzó a suicidarse un día antes de subir al patíbulo.
55 años después, Matías Goering también pensó en suicidarse. En el 2000 su consultorio de Fisioterapia quebró, perdió su casa, su esposa e hijo lo abandonaron. El hombre desesperado rezó a Di-s cuya esencia negó hasta el momento. "Le dije: Si existís, necesito ayuda ahora. Fue la primera plegaria en mi vida". Goering esta convencido que desde el cielo se lo escuchó. Unas horas después sonó el teléfono."Era un conocido de Zurich y quería que yo trabaje en un proyecto de Fisioterapia".
Al día siguiente ya tenía trabajo.Lo vio como un milagro y así comenzó a buscar respuestas en el Tanaj, la Biblia Hebrea.Estudio Religiones Comparadas en la universidad para profundizar el tema.
¿Qué pensaba de los judíos en ese entonces?
No tenía vinculación con los judíos. La familia con la que crecí me enseñó más a odiar a los judíos que amarlos. Crecimos con la idea que por Israel y los judíos nuestra familia no tenía dinero.Cuando eramos niños y queríamos un juguete nos decían que no lo podíamos comprar porque Alemania debía pagar compensaciones de guerra a los judíos.
En agosto 2005 llegó Goering a Israel en su primera visita. Por varias semanas dio vueltas por el país y estableció una relación amistosa con el rabino Jaim Bejar que ayuda a las víctimas y sobrevivientes del terrorismo palestino. "Entendí que necesitaban ayuda espiritual y económica. Desde entonces la busco en Suiza". Su segunda visita a Israel la hizo pocos meses después cuando su amor a Sión y al pueblo judío ya eran una pasión. "Desde que comencé a leer la Biblia Hebrea pienso que existe el pueblo judío como elegido. Tengo un sidur y rezo en libertad".La cinta naranja en su muñeca indica que Goering esta a favor de una Israel indivisa.Cuando en Suiza le preguntan que significa "judío no echa judío", Goering da una explicación detallada. "La Biblia Hebrea explica la distinción que Di-s le dio a los judíos otorgandoles la Tierra de Israel. Habrá paz y los judíos volverán totalmente a sus tierras".
¿Siente culpas por el Holocausto?
No me siento culpable por la herencia familiar. Creo que Di-s tiene posibilidades de usar mi apellido, que trajo tanto dolor,para cambiar algo en el corazón de los hombres.
¿Cómo reaccionó su familia por su vinculación con Israel y el judaísmo?
No es nada fácil.Mis hermanos y sobrinos dicen que estoy loco. Tengo aún buena relación con ellos sólo que no entienden porque lo hago.
Goering usa una gran kipá tejida aún en las calles de Suiza. Reza tres veces al día, come casher,cuida Shabat, prometió cuidar las otras fiestas y espera poder convertirse en Israel.Como todo judío observante Goering lamenta que los israelíes esten tan alejados de sus raíces. "Es una lástima que los israelíes no tengan tanta fe. Si yo supere 44 años de odio al judío cualquiera puede ser como yo. Hay que hacer de corazón lo que dice la Torá. Yo le dije a Di-s que si él me ayuda yo haría lo que pide y desde entonces todo cambio. No soy el mismo que antes. Si muchos fueran como yo creo que habría menos problemas".
Fuente: Yedioth Ajaronot
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