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Ytzjak Wolfson; una vida por Jerusalem
"TENEMOS QUE EVITAR OTRAS GUERRAS"

Por Leandro Fleischer, desde Jerusalem
Ytzjak Wolfson nació en Inglaterra en 1925 e hizo aliá en 1948 para unirse a las filas del ejército israelí como voluntario en la Guerra de Independencia.Luchó en las primeras guerras de Israel y su vida es el símbolo de la capital hebrea.


¿Cómo comenzó su voluntariado para el ejército israelí en la Guerra de Independencia?


Comencé sirviendo al ejército en la ciudad de Yaffo. Allí, yo trabajaba en un hospital muy famoso en ese momento, donde establecí la unidad de rehabilitación. Después, a principios de 1949, cuando la guerra estaba llegando a su fin, me enviaron a Jerusalem para construir una unidad de rehabilitación en esa ciudad. Esta unidad estaba ubicada en un barrio llamado Katamon. Más tarde, ayudé a establecer dos nuevos centros de rehabilitación para los soldados heridos.

Así me desempeñaba yo durante la guerra: construyendo unidades de rehabilitación y ayudando a los heridos.


¿Qué hizo al término de la guerra?


Cuando la guerra llegó a su fin y me liberaron del ejército, hice una rápida visita a Inglaterra para ver a mi familia. Cuando volví, comencé a trabajar para la Agencia Judía en Israel, donde ayudé a construir un departamento especial para encontrarles trabajo a técnicos y profesionales, ya que Israel necesitaba mucho de ellos. Yo era el jefe de este departamento. Mis labores allí terminaron cuando me enviaron al Departamento de Absorción del gobierno. Sin embargo, el trabajo era prácticamente el mismo, sólo que esta vez lo hacía para el gobierno.

Durante estos años, en Israel comenzaban distintas guerras. En algún momento los países árabes atacaban y empezaba un conflicto armado. Entonces, cada vez que esto sucedía, yo era llamado una vez más para reincorporarme al ejército y, otra vez, mi labor era establecer centros de rehabilitación para los soldados heridos.

En 1950, me casé con la que hoy es mi esposa, a quien conocí en Inglaterra antes de venir aquí. Con ella tuvimos 4 hijas y, ahora que tengo 81 años, tenemos 8 nietos y 4 bisnietos, lo que nos hace muy felices.

Durante mis años de trabajo y mis servicios de reserva en el ejército, era muy difícil estar en contacto con la familia. Pero después, alrededor de 20 años atrás, el ejército decidió que ya estaba demasiado grande para seguir en sus filas y me liberaron.


¿Cuál fue la guerra más difícil para usted?


La de Yom Kipur en 1973. Tuvimos muchas bajas. Muchos soldados israelíes fueron asesinados al comienzo de la guerra.

Por supuesto que, inmediatamente comenzó el conflicto, me llamaron para unirme al ejército. Recuerdo que era Yom Kipur y yo me encontraba en la sinagoga y, de repente comenzamos a ver movimientos de transportes del ejército e inmediatamente me llamaron para reportarme a mi unidad. Se decidió, entonces, establecer rápidamente un centro de rehabilitación en el Kibutz Mahale Jamishá, no lejos de Jerusalem y, me ubicaron ahí para hacer esto. Era difícil, porque muchos de los soldados heridos, después de haber sido tratados en el hospital, venían a mi unidad para recuperarse y tenían muchos problemas psicológicos. Entonces trajimos psiquiatras, psicólogos y trabajadores sociales para trabajar con estos jóvenes soldados. Fue un trabajo muy complicado. No sólo para mí, sino para todos en Israel en ese momento.

Ninguna guerra es buena, pero esta fue muy difícil de verdad. Pero, a pesar de todo, tuvimos éxito.


¿Qué hizo después de retirarse del ejército?


Ahora paso mi tiempo escribiendo cuentos cortos en inglés y espero que algún día puedan ser publicados (risas).

Estoy contento porque durante todos los años que viví acá, tanto yo como mi esposa Shila, hicimos lo que siempre quisimos hacer: establecer una familia en Israel. Nuestros hijos, nietos y bisnietos, están en Israel. Y no hay nada que nos haga más felices que juntarnos todos en mi casa en Jerusalem y ver que pudimos tener una familia en nuestro país.

También puedo decirte que desde que me retiré del ejército y del trabajo, nunca quise dejar de ser voluntario y me uní a las fuerzas policiales de Jerusalem. Allí me desempeñé durante 18 años y pude alcanzar el rango de Jefe Inspector. Y me dio mucha felicidad el hecho de poder ayudar a la policía en Jerusalem, porque siempre tiene escasez de personal y pude, junto con otros colegas, dar una mano y patrullar las calles con mi uniforme policial.


¿Cuánto miedo tuvo durante las diferentes guerras?


Yo no le creo a la gente que dice que nunca tuvo miedo en las guerras. Yo tuve miedo, por supuesto. Pienso que los seres humanos tienen miedo de ser asesinados. Durante la Segunda Guerra Mundial, cuando los alemanes bombardeaban Londres, yo estaba allí. Y cuando nos metimos en los refugios debajo de la tierra y escuchábamos los bombardeos, yo tenía miedo. Pero esta sensación de temor es natural, porque cuando vos tenés miedo y tenés que hacer algo, cuando debés pararte, defenderte y luchar, lo hacés. Porque vos creés en lo que estás haciendo y, entonces, tenés el coraje de hacerlo.


¿Recuerda alguna situación especialmente grave que le haya tocado vivir durante una guerra, la cual no puede olvidar?


Cuando los soldados heridos venían a la unidad de rehabilitación, creo que una de las peores cosas fue ver a un joven que había perdido su esperanza, porque estaba psicológicamente en muy mal estado.


¿Por qué decidió venir a Israel y presentarse como voluntario en la Guerra de Independencia?


Porque cuando estaba en el ejército británico durante la Segunda Guerra , vi lo que les estaba pasando a los judíos en Europa, donde mataron a 6.000.000 de ellos y pensé que era esencial que los judíos tengan su propio país. Esta fue la razón más importante y, es por eso, que quise formar parte de esta lucha.


¿Piensa que puede haber otra guerra en Israel?


Espero que no. Sé que hay gente que habla de guerra en estos días, pero yo siempre pensé que si uno habla mucho de esto, generalmente no sucede. Dicen que perro que ladra, no muerde. Pero esto no siempre es verdad. Espero que no vaya a haber ninguna guerra. Espero que nosotros podamos evitarla, cosa que es factible con líderes buenos e inteligentes en Israel y si el resto del mundo, tanto Europa como el continente americano, nos entienden y nos apoyan en nuestros esfuerzos por negociar. Pienso que vamos a poder y debemos evitar la guerra.

Mayo de 2006
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