El mayor riesgo de las adaptaciones libres de hechos históricos es, sin duda, los desvíos que se originan entre los hechos objetivos en sí y las interpretaciones y adaptaciones del realizador, cargados de una subjetividad política, económica y temporal. Los hechos acontecen en determinados momentos, y la obra literaria o fílmica se concreta con una perspectiva influenciada por sucesos posteriores.
En el último cuadro, los dos personajes centrales de la obra de Spilberg se recortan sobre un plano de Manhattan con las siluetas de las Torres Gemelas. El controvertido hilo conductor del tratamiento del terrorismo y contraterrorismo, durante las tres décadas que median entre el asesinato de once atletas israelíes en los juegos olímpicos de 1972 y las acciones terroristas del 11/09/2001, parecería querer indicar que Spilberg sostiene que si Israel no reaccionaría a los ataques terroristas, el ciclo de violencia terminaría. En algo podría tener razón, terminaría con la existencia del Estado de Israel.
La masacre de la Villa Olímpica organiza el “flash back” insertando artificialmente el drama, sin mayor tensión. En el estilo de una conocida y exitosa serie de televisión, el grupo de “los justicieros” agentes del servicio secreto, con el visto bueno de la premier Golda Meir (a quien en el filme Spilberg le hace decir: “Toda civilización tiene que hacer transacciones en sus valores”???), cumplen con la orden vengativa de eliminar sistemáticamente a los asesinos de “Septiembre Negro” que actuaron en ese desgraciado hecho. “La recreación” está basada en el libro “Vengeance” de George Jonas, que es considerado no fidedigno, fundado en falsificaciones históricas y sin acceso a fuentes serias. Entre otros libros “One Day in September” de Simon Reeve documenta estos asesinatos con mayor rigor histórico.
En el polémico filme se introducen licencias gratuitas, como que algunos integrantes del escuadrón sucumben al miedo y se interrogan acerca del éxito de su misión, (dado que terrorista que matan es reemplazado por otro), o que el jefe del grupo no siempre es diestro con su arma y que, para colmo, al final abjura de Israel y se establece en Brooklyn.
Moti Gur (motigur@adelphia.net), en carta abierta a Steven Spielberg, al solicitarle que efectúe correcciones cuando la película se edite en DVD, entre otras cosas le observa: 1) el filme, parece promover una equivalencia moral entre las víctimas israelíes y los terroristas. 2) permite que los terroristas se explayen en sus motivaciones sin admisión de una natural y legítima defensa del lado israelí, pues no hay una equivalencia moral cuando se trata de terroristas. 3) muestra al terrorista, en la película, excusarse con mentiras de su accionar bárbaro sin una clara y fuerte respuesta. La mentira se convierte en la verdad para millones de espectadores y podría ser la única versión que conozcan de ese hecho. 4) Para cientos de millones de árabes musulmanes en el mundo, esta mentira será la más certera verdad, porque un judío, Spilberg, lo aseveró. Indirectamente, les dio más argumentos para seguir apoyando al terror. 5) Las películas son creadoras de opinión. “Munich” contribuye a la falsa idea de que Israel “tomó” o “robó” tierras de los árabes. Con su sello, su película apoya la base para destruir a Israel: que Israel es ilegítima. “Palestina” es el nombre que los romanos le dieron al área donde Israel y Jordania se encuentran. Palestina nunca, jamás, fue un país. La tierra de Israel es la ancestral patria judía. Jerusalén es la capital de Israel mencionada 738 veces en el Antiguo Testamento. En el Corán, no es mencionada, siquiera una vez.
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