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ENVIDIA Y CELOS
Por Dr. Saúl F. Salischiker
Existen muchos puntos en común entre la envidia y los celos, pero según el diccionario la envidia se refiere a algo que uno quiere o desea y no tiene, mientras que los celos a algo que uno ya tiene pero que tiene miedo de perder. Elaborando esto, podríamos entender claramente que la envidia se relaciona con el deseo, lo cual no es tan malo, y no tendría por lo tanto que padecer el exagerado castigo de figurar entre los Siete Pecados Capitales. Y los celos por su parte se relacionan con la inseguridad, la falta de autoestima y variados aspectos neuróticos y hasta a veces psicóticos, lo cual no es tan bueno y deberíamos dejar de considerarlos como una parte del amor sano y relacionarlos más con el amor enfermo.

Por lo antes dicho, es mi intención elevar de categoría a la envidia en su justa medida y bajar a los celos a su real dimensión destructiva.

Me dedicaré en esta primera parte a la envidia.

Podríamos definir que existe una envidia sana y una envidia enferma o patológica.

La envidia sana, se relaciona con el deseo, la admiración y la motivación. El filósofo Fernando Savater se refiere a esta envidia textualmente “ La envidia que me provocaron los grandes escritores fue un motor fundamental en mi vida, por ejemplo, la del deseo de emulación que me suscitó Borges a los dieciseis años y luego la admiración hacia Shakespeare o Thomas Mann, pero siempre tuve una envidia que careció de mezquindad, nunca pretendí que el talento de los otros se borrara”.

La envidia enferma se relaciona con el deseo compulsivo de poseer lo del otro, o que el otro se destruya y deje de tener lo que yo deseo.

Al desaparecer el otro o sucederle cosas malas paso a un terreno de igualdad, dejo de sentirme inferior.

La milenaria creencia del “ mal de ojo” se basa exclusivamente en el poder de la envidia para producir daños terribles de todo tipo. Es decir, que por medio de ondas mágicas o desconocidas ( malas ondas ) se logra que al otro le sucedan cosas malas.
“ Alguien te ojeó” significa que un ser envidioso te generó un daño que sólo puede ser reparado con curanderos, sanadores o algún vecino o familiar que posee la cualidad de sacar o curar el “mal”, para lo cual existen métodos curiosos y variados (pasar el huevo, rezar algo secreto, etc.), luego los eructos y bostezos en el poseído demuestran la expulsión del daño.

Las personas que creen en el “mal de ojo” están convencidas que todo lo malo que le ocurre ya sea laboral, familiar, económico o amoroso no se debe a ningún aspecto negativo de la propia persona, sino a un ficticio personaje que los envidia y que es el responsable del daño.

En ningún momento hay un autocuestionamiento o autocrítica de lo ocurrido y toda situación negativa es dirigida hacia el útil y práctico “ mal de ojo”.

La mejor defensa contra dicho mal es convencerse que no existe y hacerse responsable de algunas cosas malas que nos ocurren, o sea, aceptar nuestra participación en los hechos y dejar de proyectar en el afuera.

La envidia patológica existe, pero puedo asegurar fehacientemente que al único que puede dañar mentalmente es al propio individuo que la padece.

Dr. Saúl F. Salischiker
Médico Psiquiatra

Febrero de 2006
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