co-director de Comunidades
El pasado mes, en un escueto informe elaborado por la inteligencia militar israelí se expresó que "Israel no figuraba como blanco del terrorismo internacional y que no era objetivo de la red Al Queda" . Pocas apreciaciones de la inteligencia militar israelí podrían quedar rápidamente relegadas al absurdo como la citada. Según continuaba diciendo el informe, un especialista israelí decía que Al Queda "no tiene a Israel como objetivo primordial y que no hay señales en los últimos tiempos de que Bin Laden quiera involucrarse en el conflicto palestino-israelí" .
Es probable que la valoración de las bajas probabilidades de ataque, según la fuente israelí, surjan de la falta de información concreta que permitan ver las intenciones de la Jihad Mundial contra Israel. La inteligencia militar israelí, que ha hecho un trabajo brillante al infiltrar el campo terrorista palestino, no ha tenido los mismos logros ni dedicación con los asesinos comandados por Bin Laden.La falta de información no debiera ser considerada un signo de inacción terrorista ni algo tranquilizante. La concreción de dos graves ataques en un año por parte de Al Queda contra objetivos turísticos en el desierto del Sinaí( en manos egipcias), el reciente disparo de misiles contra el aeropuerto de Eilat desde la vecina Jordania, los rumores crecientes de la infiltración de Al Queida en Gaza por la frontera egipcia y los crecientes rumores acerca de la presencia de un campo de entrenamiento de la organización criminal en pleno corazón del Sinaí no hacen más que echar por tierra la dudosa interpretación de la inteligencia israelí que no es infalible.De hecho los factores que dirigen la Jihad Mundial y Al Queda están más que interesados en golpear estratégicamente a Israel como aliado vital de EE.UU. en la región.Aún si Israel no fuera el destino central del terrorismo islámico internacional, ataques así servirían a sus intereses estratégicos e ideológicos.
¿Tiene Al Queda posibilidades concretas de llevar a cabo actos así en Israel? En los últimos años, aún antes de la Intifada, penetraron Israel distintos factores terroristas foráneos. Veamos ejemplos: Hussein Makadar, activista del Hizbollah que portaba un pasaporte británico y que muriera en "un accidente de trabajo"(armando la bomba) en Jerusalem en 1996; Steven Smirak, alemán islamizado que entró a Israel en 1997 enviado por Hizbollah; Jihad Shuman, británico-libanés enviado por Hizbollah en 2001; Asaf Mahmad Anif y Omar Jhan Shariff, británicos islamizados que se inmolaron en el 2003 en Tel- Aviv; Richard Reid (famoso por ser detenido en un avión cuando manipulaba explosivos colocados en sus zapatos) también estuvo en Israel en 2001..Todos ellos demostraron que Israel no es invulnerable al terrorismo internacional y a esto habría que sumar los recientes y salvajes atentados contra tres hoteles en Jordania, vecino y aliado ideológico de Israel . Si a lo dicho sumamos la participación de beduinos israelíes en contrabando de armas por el desierto del Sinaí, es evidente que la inteligencia israelí debería reconsiderar sus percepciones acerca del terrorismo de Al Queda y su indeseable incersión en el conflicto de Medio Oriente.
Cuando una organización terrorista tiene motivación y capacidad, un atentado, di-s libre, puede ser sólo una cuestión de tiempo. Es más, estas agrupaciones pueden no tener reparos en hacer atentados no convencionales, un tipo de terrorismo al que los palestinos dificilmente se atreverían por las represalias israelíes y por la homogeneidad de la población.
Muy a nuestro pesar debemos comprender que Israel es parte del juego en el tablero del terrorismo internacional y una concepción de inteligencia errónea o insuficiente puede tener consecuencias que el estado hebreo podría lamentar. Hay que revisar concepciones aunque duela admitir errores pasados.
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