El concepto de Personalidad Psicopática o Psicopatía tuvo dificultades desde la antigüedad para definirse y conceptualizarse.
Se lo ubicaba al margen de las neurosis por un lado, y también separado de las perversiones y las psicosis. La Psiquiatría se sorprendía por aquel individuo que aparentemente no era insano desde el punto de vista legal, que tenía un nivel de inteligencia generalmente alto, pero su comportamiento social aparecía como anormal.
Si bien actualmente la Psiquiatría no incorpora el diagnóstico de psicopatía y lo incluye dentro de varios tipos de trastornos de la personalidad.
Podríamos definir varias de las características clásicas para un diagnóstico específico de Psicópata.
Dichas características son:
* Tiene ausencia de sentido moral.
* No tiene sentimientos de culpa.
* Es impulsivo, tiende a actuar todo lo prohibido.
* Le falta generosidad, tiene envidia exagerada, puede dañar hasta al que lo ayuda.
* No puede sentir, le está vedado, tiene incapacidad para amar.
* Usa a las personas para conseguir sus objetivos.
* No tiene autocrítica o auto cuestionamiento, proyecta constantemente ( mecanismo de defensa más utilizado ).
* Es inteligente, (coeficiente de inteligencia alto).
* Puede ser agradable, seductor, simulador y mentiroso.
* No acepta la autoridad, se burla de ella, no tiene miedo.
* No hace duelo frente a las pérdidas, no está triste.
* No tolera la frustración, compite siempre, no soporta perder.
* Es vengativo y cruel, no tiene compasión.
* La angustia solamente la puede sentir como tedio o aburrimiento.
* Es sexualmente promiscuo.
Si nos detenemos por un segundo a reflexionar, dichas características las podemos observar, por ejemplo en muchos políticos. Cada uno de los lectores imaginará a uno o varios personajes de la vida pública.
Sin embargo, el principal, el Decano de los Psicópatas es un conocido ex presidente, actualmente radicado en país vecino.
De hecho, cumple con todas las características y los criterios para el diagnóstico de psicópata, sin ningún lugar a dudas.
Pero lo más sorprendente aún es que habiéndose desenmascarado hace tiempo, hay un cierto porcentaje de argentinos que así y todo lo votarían nuevamente. No quiero entrar a describir las características psicopatológicas de dichos votantes porque sería muy complejo y no forma parte de este artículo. Además aparecerían mis tendencias hostiles hacia ellos, con lo cual perdería objetividad científica.
Volviendo al tema de este artículo, y haciendo comparaciones en la historia, tomemos por ejemplo el caso de Hitler en Alemania.
Él no inventó el odio a lo no germano sino que se atrevió a llevar a cabo lo que estaba presente en gran parte del pueblo alemán ( la glorificación de la raza germana y la discriminación contra lo que no es germano) y lo que muchos educadores venían propagando desde muchos años atrás.
De la misma manera el ex presidente psicópata no inventa la corrupción, la viveza criolla, la soberbia, el no esfuerzo, la plata fácil, el egocentrismo, la mentira, pero lleva a cabo y oficializa lo que estaba de manera latente en los argentinos. Estableció la ausencia de valores como estandarte, como la forma correcta de vida. El daño psicológico que causó fue enorme y su efecto fue devastador.
Sin embargo, como dato positivo de esta triste historia, podemos decir que nos mostró nuestra faceta más monstruosa, más terrible, más miserable.
Entonces y tratando de imaginar un futuro diferente para nuestro país, llegamos a la conclusión que si bien va a llevar varias generaciones reparar el perjuicio que nos causó, no todo está perdido.
Debemos saber que para aprender de nuestros errores, no sirve de nada negar la realidad o justificar lo injustificable.
Hay una antigua fábula de Esopo que dice:
La zorra venía hambrienta y de pronto vio enormes racimos de uvas jugosas cargando de una parra, intentó apoderarse de ellos pero estaban muy altos. Saltó y volvió a intentarlo. Así una y otra vez, pero fue en vano. Entonces mientras se marchaba, se iba diciendo: “ las uvas no estaban maduras”.
¿Seremos capaces los argentinos de aceptar que no hemos alcanzado las uvas?
Sí, bien podremos asumir que no las alcanzamos y que esa es la realidad.
Pero ¿ podremos reconocer que los políticos psicópatas que nos gobernaron representaban indudablemente aspectos psicopáticos de nosotros mismos?
Tal vez en lugar de decir “ que se vayan todos” tenemos que comenzar a actuar distinto cada uno en su medio o en su actividad, y apoyar al gobernante que represente la mejor parte de nosotros y no la peor.
Porque lo grave no es que nos mientan, sino que les creamos o que hagamos como que no nos mienten porque nos conviene.
Dr. Saúl F. Salischiker
Médico Psiquiatra
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