“Diego pertenece al mundo”; “Siempre vivirás. Dios no quiere competencia”, escriben algunos, durante la larga vigilia colectiva que acompaña al jugador en su estadía en la Clínica donde se encuentra internado en terapia intensiva y conectado a un respirador artificial. “Respira solo, respiramos todos”, titula un matutino luego de que “¿milagrosamente?” le quitaran el respirador. La foto de Diego Maradona, a página completa, y una mano apretando un rosario yace sobre su imagen a modo de rezo. Mientras el ídolo y el hombre de carne y hueso se debate entre la vida y la muerte, su público incondicionalmente junto a él.
Cómo se explica este vínculo ente la gente y el ídolo? ¿Qué es lo que hace que la vida “del Diego” ponga en vilo a gran parte de la sociedad? En la presente nota nos propondremos ahondar desde una perspectiva filosófica, psicológica, sociológica y judaica, en el particular universo de la idolatría.
Para el educador Gustavo Gotbeter, Director de Red Media Educativa, Maradona “es una especie de persona mito, así como Carlos Gardel y Evita, son parte del ideario popular, y tienen que ver con cómo la sociedad construye una memoria acerca de su identidad y su historia” .
¿Pero qué es lo que hace que una persona se convierta en mito de una sociedad? Desde el plano psicológico, el Lic. en psicología Gabriel Lifschitz afirma que este fenómeno de pasión amorosa e identificación no es extraño para el psicoanálisis, en el sentido de que constituye un ejemplo de cómo se funda el individuo en relación con la imagen del otro:
“Maradona es objeto de la representación imaginaria del triunfo, del éxito y la grandeza de parte del pueblo identificado con su ídolo. Así el gol reivindicativo contra los ingleses es obra de la mano de dios, del mismo modo que para los napolitanos es el héroe y una especie de salvador del sur pobre de Italia frente al norte opulento y poderoso. Es Dios también en los carteles y en los dichos de quienes velan por su recuperación.”
Lifschitz apunta a que este vínculo está establecido desde un lugar imaginario. “ La gente se identifica con ese ídolo, su ideal está puesto allí. Y en el campo deportivo esto es más patente. Si el ídolo triunfa es como si fuera un triunfo de la gente; en cambio si el ídolo cae, es como si uno mismo encarnara ese fracaso”.
Ahora bien, si uno se remonta a las raíces del judaísmo, éste se sustenta sobre una oposición a todo manifestación idolátrica. Para el Rabino Dr. Abraham Skorka, Rector del Seminario Rabínico Latinoamericano y Rabino de la Comunidad Benei Tikva, “el tema de la idolatría es elemental en el judaísmo. Es muy importante saber que hay que rechazarla en todas sus formas”. Para apoyar su argumentación, el Rabino Skorka se remonta a uno de los Diez Mandamientos, a aquel que pregona la abolición de la idolatría, la creencia en distintos elementos o fuerzas de la naturaleza que puedan llegar a tener poder sobrenatural ya que éstas son consideradas características propias del paganismo, mientras que la esencia del credo de Israel se sostiene - según apunta el Rabino - sobre el reconocimiento de un único Dios omnipotente, que lo creó todo a partir de la nada.
Sin embargo, para Diana Sperling, filósofa, escritora, docente y especialista en la articulación entre filosofía y judaísmo, “es totalmente ilusorio suponer que la humanidad pueda sobrevivir sin ningún aspecto mítico. La estructura del mito, los motivos míticos forman parte de la constitución psíquica de la humanidad en sus comienzos” . En este sentido, Sperling trae los conceptos de la antropología estructural creada por Levi Strauss, que postula que en todas las culturas hay “mitemas”, unidades mínimas significativas de los mitos entre las cuales se encuentra el terror del abismo, la luz contra la oscuridad, las luchas de los dioses del bien contra los del mal.
En la actualidad, Sperling afirma que el mito reviste otras formas y se narra de otras maneras. Así apunta al espectáculo y al deporte, como dos de los ámbitos más propicios para el resurgimiento de esta adoración mítica: “El héroe mítico tiene las condiciones de ídolo en la medida en que es un intermediario entre lo divino y lo humano. Es un semidiós, tiene las características de los dioses y al mismo tiempo convive con los hombres. De este modo, mientras las divas del espectáculo tienen en apariencia la característica de nunca envejecer, los héroes deportivos como Maradona o Pelé parecen contar con una fuerza sobrehumana, la fuerza de los titanes, que son figuras míticas”. Por ello, para la especialista, ello hace que “el deseo de inmortalidad que todos tenemos está puesto en estos héroes que tienen como característica fundamental, su cercanía a la inmortalidad.
Ahora bien, ¿se puede emitir algún juicio de valor al respecto? ¿En qué medida afecta a los jóvenes el postular a ciertas figuras como deidades? Desde un punto de vista educativo, Gotbeter se muestra escéptico a emitir un juicio de valor: “Personalmente yo no me pongo ni del lado de que justifican que un país tenga que ir detrás de un ídolo venerándolo, ni tampoco de los que defenestran este tipo de idolatrías reivindicando el aporte que ha hecho gente más importante al país”. Y es que para Gotbeter, si bien es razonable ese tipo de planteos, “lo cierto es que los símbolos no tienen una explicación estrictamente racional. El gran mérito de Maradona fue ser un gran jugador de fútbol pero algunos quieren que los ídolos sean modelos. ¿Modelos de qué? Maradona no es ni un buen ni un mal ejemplo, ni ha ponderado actitudes discriminatorias ni ha hecho apología de ningún tipo de cosas. Sólo carga con el drama de ser un drogadicto, que es su manera de soportar todo lo que ha pasado en su vida. Y eso no es criticable para nada”.
Por su parte, el Rabino Skorka sostiene que el hecho de que la humanidad sigue creando deidades, es uno de los grandes problemas que tiene hoy día el hombre. “Así por ejemplo, como la gente se enajena por el dinero, al suponer que éste puede resolverle completamente la vida, las masas deifican a ciertos personajes como Maradona, ven en ellos algún tipo de semidiós tocado por los dioses. Así, muchos sueños de llegar a ser algo en alguna otra realidad, de repente son proyectados en otra persona, pero de una manera totalmente exagerada, y yo diría totalmente fanática”.
Ahora bien, si se toma en cuenta el postulado de Sperling, en cuanto sostiene que la estructura mítica es ineliminable, y que aún dentro de culturas modernas, posmodernas, civilizadas que provienen de siglos y milenios de monoteísmo, resurge cada tanto esa necesidad de enaltecer una figura que reúne características míticas, lo que preocupa a Sperling y que califica como “deshonesto”, es “alimentar espuriamente los mitos para los intereses de algunos, llegando a estupidizar a la gente”. Con ello, se refiere al uso “dañino y pernicioso” con el que los medios de comunicación “explotan algo muy profundo y yo diría primitivo que está en el inconsciente de todos”, apunta la especialista.
En tiempos de fundamentalismos en continua expansión por el mundo, cargados de una exacerbada dosis de irracionalidad, quizás es pertinente traer las palabras del Rabino Skorka “ La esencia del credo de Israel es rechazar el fanatismo. Debemos poder analizar, pensar constantemente, tener un pensamiento crítico sobre las cosas, sobre cada uno de los aspectos de la existencia”.
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