El reconocimiento del inexistente estado palestino por parte de varios países de Latinoamerica en la última Asamblea General de la ONU no es un hecho casual ni fortuito. Tiene que ver con un marcado acercamiento del mundo árabe al continente americano donde viven en varios países cerca de 20.000.000 de árabes y sus descendientes. También reconoce causas en la llegada al poder en América de gobiernos de centro-izquierda e izquierda como el argentino, ecuatoriano, boliviano, nicaraguense y venezolano que con su alergia a los intereses de EE.UU. y sus aliados han buscado mercados aleatorios para sus productos. A esto hay que sumar la progresiva penetración regional de Irán- país musulmán pero no árabe- que por cuestiones estratégicas vinculadas a frustrar el bloqueo económico por sanciones a su plan nuclear, intenta acercarse a otros países para neutralizar posibles votos negativos en la asamblea general de la ONU . Por otro lado también favoreció la expansión árabe la mala política exterior de Bush hacia Latinoamerica y el escaso peso regional de Israel en la región que pareció olvidar el aporte latinoamericano en la ONU en apoyo al surgimiento de Israel.
Desde ya que el intercambio cultural y económico con esos países no puede dejar de beneficiar a las economías latinoamericanas pero la pregunta subyacente es en cuanto todo este acercamiento puede afectar la seguridad de los judíos en el continente teniendo en cuenta la radicalización islámica existente en zonas de Venezuela, Chile y Brasil.
Fresco esta en la memoria las reacciones antiisraelíes y en favor del Hezbollah o Hamas por parte de entidades árabes latinoamericanas durante la segunda guerra de el Líbano en 2006 y el operativo Plomo Fundido durante 2008-9.
Judíos y árabes en América han logrado mantenerse apartados de las consecuencias del no resuelto conflicto palestino- israelí. ¿ Seguirá siendo así ?
La presencia árabe en Latinoamerica data de la llegada de inmigrantes turco, sirio-libaneses con las convulsiones del imperio otomano desde 1912 a 1918. Los palestinos se han radicado como consecuencia de diferentes conflictos en Medio Oriente y por la inacción de los riquisimos emiratos petroleros árabes que no hicieron nada para resolver sus problemas. Los principales bolsones de población árabe en el continente se instalaron en países como Argentina, Uruguay, Brasil, Chile y Ecuador. Solo en Brasil viven 10.000.000 de árabes de los cuales 8.000.000 son libaneses. Dato curioso : viven el doble de libaneses en Brasil que el propio Líbano que desde la guerra civil de 1975 y la invasión siria posterior " para pacificar el país " generaron un inmenso flujo migratorio.
Argentina tiene casi 3.000.000 de habitantes de origen sirio-libanés, gran parte de ellos cristianos.Es curioso el caso de Chile : viven allí 500.000 palestinos ( hasta hay un club de futbol llamado Palestino Futbol Club) y forman la diáspora palestina más importante fuera del mundo árabe aunque en su mayoría son cristianos. Esto explicaría en parte la iniciativa en su momento de la secretaria de Estado de los EE.UU., Condolezza Rice, en establecer refugiados palestinos en Chile y Argentina como una forma de descomprimir el reclamo palestino del " derecho al retorno ".
En mayo del 2005 el entonces presidente Lula de Brasil inauguró la primera América del Sur- Países Arabes que estableció un mecanismo de cooperación regional que incluye a 34 países de Sudamerica y países árabes.
La reunión Cumbre América del Sur- Países Arabes prevista para el pasado 14-02-16-02-2011 ,se postergó indeninidamente por el estallido de la llamada " primavera árabe. En la mayoría de los países latinoamericanos no hubo protestas por las masacres populares de los dictadores y los gobernantes locales prefirieron omitir tan delicado tema. Recordemos que hace menos de dos años la presidente argentina Cristina Fernandez abogó por un nuevo mundo multipolar y expresando insólitamente que " Malvinas y Palestina son ejemplo terrible del no cumplimiento de las normas de organismos internacionales sobre derechos de otros países ". Estas expresiones contrastan claramente con el silencio argentino frente a los disturbios que azotan a dictadores del mundo árabe- musulman, en 2009 en Irán y este año en el norte de Africa y Siria.
En mayo del 2009 se llevó a cabo la segunda cumbre en Doha, capital de Qatar. En esa cumbre Lula llamó a " un entendimiento con el mundo árabe para que las relaciones sean no solo comerciales sino político y culturales e independizarnos de los países ricos " ( lease Occidente ).El intercambio de Brasil con el mundo árabe pasó en poco tiempo de 8.000 millones de dólares a 20.000 millones.
La Argentina siguió los pasos del Brasil : en tres años las exportaciones argentinas al mundo árabe pasaron de 1800 a 4500 millones de dólares según datos de la Cámara de Comercio Argentino- Arabe. Las distintas cumbres reafirmaron el principio general de tierras por paz, cumplimiento de las resoluciones 242 y 338 de la ONU y la iniciativa de paz de Arabia Saudita. Se reafirmó el derecho a un estado palestino, la retirada israelí a las indefendibles fronteras de 1967, desmantelamiento de asentamientos israelíes y repudio al cerco de seguridad que Israel erige desde hace años ."Curiosamente " los gobiernos " progresistas " de América que estrecharon vínculos con el mundo árabe omitieron toda referencia a la presencia de regímenes autoritarios en todo el mundo árabe, la persistencia del terrorismo del Hamas, el avance islamista en Asia y Africa y la falta de desarrollo democrático del mundo árabe.
En el año 2010 el presidente palestino visitó Brasil, Argentina y Chile solicitando apoyo ( rápidamente otorgado ) para el surgimiento de un estado palestino. La visita casi simultánea del del presidente israelí Shimón Peres y del canciller Avigdor Lieberman a Brasil, Argentina y Colombia, no logró torcer el rumbo propalestino de los dos primeros países.
¿ Cuál será el rol de Israel en la región en función de los cambios políticos descriptos ? ¿ Será espectador y no actor ?.
Por el momento es dificil saberlo pero hay un amplio terreno que ya se perdió .
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