Protagonista de "El abrazo partido", Daniel Hendler comenzó a asomar a la fama al interpretar a Walter en una publicidad de telefonía. La película, que cosechó varios premios internacionales, cuenta la historia de Ariel Makaroff, un joven judío del famoso y bien conocido por todos barrio "Once", que anda en busca de sus raíces. También trata de un reencuentro entre padre e hijo y de un abrazo demorado. En este reportaje Daniel nos cuenta un poco acerca de cómo fue trabajar con Burman de vuelta y cómo se metió en la piel de Ariel.
Primero y principal, cómo estás?
Bien, con un poco de descanso.
Bueno, ahora sí. ¿Cómo fue trabajar de nuevo con Daniel Burman?
Agotador. Sus rodajes son muy intensos, es un tipo que trabaja con mucho ritmo y muy concentrado. A mi me gusta trabajar, claro, pero también me gusta tomar mate entre toma y toma, cosa que con Burman a veces se complica. De todas formas, es un orgullo trabajar con él, creo que maduró mucho como director y en "El abrazo partido" consiguió una película muy honesta.
¿Ariel Makaroff es un tipo de continuación del Ariel de "Esperando al Mesías"?
Esa continuidad es un juego que hace Burman a través de algunas referencias, como el nombre de pila "Ariel", el conflicto con su entorno, con la circuncisión, con el aceptar ciertas reglas de lo que Ariel entiende como "el legado judío". Pero el personaje, su forma de pensar y de reaccionar, su historia, es otra, es independiente de la de Ariel Goldstein en "Esperando al Mesías".
En "El abrazo partido" interpretás a un joven judío argentino. ¿Cómo construiste el personaje?
Además de Joven Judío Argentino, hay muchas componentes a la hora de construir un personaje. Es difícil precisar una forma concreta de construcción. Lo que puedo decir es que, cada vez más, intento dar paso a la intuición y al contagio. Dejarme contagiar de a poco por la idiosincrasia del personaje e irme inventando una historia previa, sin forzarla, para que esta se vaya colando de alguna manera, y provoque de a poco una forma de moverse, de reaccionar, de mirar del personaje.
¿En qué puntos te identificabas con éste?
En el punto límite y en el punto muerto. Creo que hay preguntas existenciales que el personaje se hace y que yo también me hice. Eso no quiere decir que las respuestas obtenidas sean las mismas. Las respuestas tienen que ver con las herramientas que tiene cada uno, con su educación y con las posibilidades de expansión, que en mi caso no se parecen tanto a las de Ariel Makaroff. Yo estudié en un colegio judío y siento que también pasé por una etapa donde quise alejarme del entorno, para poder discernir mejor lo que me rodeaba, lo que yo quería elegir y lo que no quería elegir de ese conjunto de valores. Para entender cuáles de esos valores eran interpretados y cuáles malinterpretados por mi entorno.
¿Te costó hacer de argentino? ¿Tuviste que sacarte algo del acento uruguayo?
¿Se nota mi acento uruguayo?, eso me lo dirás vos. A veces en toma se me escapa alguna palabra uruguaya, algún "bó", algún "ta", algún "contigo", y entonces se corta la toma y yo me reprimo. Pero uno nunca es consciente de su acento porque piensa que esa es la forma más natural de hablar. Por otro lado supongo que, estando rodeado por gente de acá, el tono se te pega un poco.
Finalmente Ariel parece encontrar su lugar en el mundo, ¿qué consejos podría darle a los jóvenes que piensan emigrar?
No soy yo quien debe dar esos consejos, al menos en este momento no me siento capacitado para dar ninguno. Yo nunca emigré más que de Montevideo a Bs. As. y manteniendo mucha cercanía con mi ciudad natal. No sé, el que quiera emigrar supongo está bien que lo pruebe ¿no? Lo peor que le puede pasar es darse cuanta que era mejor acá, y volver.
Por último - y esto es una curiosidad personal- ¿Se comió mucho leicaj en el rodaje? Porque la peli me dejó una sensación de que se agarraron empache!
Si, se comió tanto como se ve en la película. A veces, entre toma y toma, con el leicaj ahí servido, no nos aguantábamos y lo manoteábamos. Pero no te preocupes, no hubo heridos.
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