La última pascua cristiana estuvo acompañada por la polémica conversión al catolicismo por parte del reconocido periodista musulmán residente en Italia Magdi Allam. Ese hecho fue recibido con agrado en el Vaticano, ha irritado a muchos en el mundo islámico, y ha generado sorpresa incluso entre los usualmente desinteresados de los asuntos interconfesionales.
Quizás resulte instructivo señalar que los judíos tenemos nuestro propio precedente controvertido en el campo de las conversiones voluntarias al catolicismo en la modernidad. El hecho también ocurrió en Italia, unas décadas atrás, y despertó gran sorpresa e indignación entre las comunidades judías de ese país y del mundo entero en esa época. No era para menos, a la luz de que el nuevo seguidor de San Pedro era por aquél entonces el Gran Rabino de Italia, Israel Zolli.
El 13 de febrero de 1945, él y su esposa fueron bautizados en una pequeña capilla cercana a la Iglesia de Santa María degli Angeli, y su hija se les sumaría unos meses más tarde. Hasta apenas 24hs antes, había estado oficiado como rabino. Según voceros vaticanos, la conversión nació en un espíritu de gratitud al Papa Pío XII, quién había ayudado al rabino y a su familia a ocultarse de los nazis. Aparentemente, Zolli había jurado que si sobreviviría al Holocausto, se convertiría. Al finalizar la Segunda Guerra Mundial lo hizo bajo el nuevo nombre de “Eugenio María”, en honor a Eugenio Pacelli ó Pío XII. Además publicó un libro sobre el antisemitismo que incluye un capítulo de defensa de las gestiones vaticanas a favor de los judíos de Roma durante la ocupación nazi de la ciudad. Éste fue publicado por Anonimas Veritas Editrice, una editorial católica de Roma. En su libro El Papa de Hitler, el autor John Cornwell define a Zolli como “el más ardiente defensor judío de Pacelli en años posteriores”. Voceros judíos de la época atribuyeron la conversión a una disputa feroz entablada entre la comunidad judeo-italiana y Zolli. Cuando los alemanes invadieron Roma, el rabino y su familia hallaron refugio en las casas de unas familias católicas, primero, y presuntamente en el propio Vaticano, después. Sobre este punto hay discrepancias en las fuentes consultadas, pero en todo caso resulta claro que Zolli pasó en algún escondite el período de la ocupación nazi de Roma, para resurgir en junio de 1944 una vez que éstos se habían marchado. Él quería recuperar su trabajo pero los judíos de Roma consideraban que él había abandonado a su comunidad y se opusieron. Eventualmente lo obtuvo por decisión del coronel Charles Poletti, el gobernador militar de Roma designado por los norteamericanos. Confrontaciones entre el rabino y los judíos romanos se sucedieron hasta que, finalmente, en enero de 1945 Zolli renunció al puesto. Tres semanas después abandonaría el judaísmo.
La versión del propio Zolli fue que su motivación había sido puramente espiritual. En una entrevista concedida en 1950 al periódico israelí Maariv, él elaboró acerca de las razones de su conversión vinculándolas al “conocimiento del catolicismo y mi amor por Cristo y por los Evangelios”. En un libro autobiográfico de 1954 titulado Antes del Amanecer, publicado por una editorial católica de Nueva York, y supuestamente incentivado a la idea de escribir sobre las circunstancias de su conversión por Giovanni Cicognani, entonces delegado apostólico en Washington y luego Secretario de Estado en el Vaticano, el rabino converso afirmó que sus primeras meditaciones sobre Jesús comenzaron a los doce años en Austria, para concluir en una visión trascendental que experimentó cuarenta años después en Italia, durante el Iom Kipur de 1944. El escritor Sam Waagenaar detalla en su libro Los Judíos del Papa la existencia de precedentes del interés académico que Zolli manifestó a lo largo de su vida por un “puente religioso” entre los dos credos. Luego de finalizar sus estudios rabínicos, y mientras oficiaba como rabino en Trieste, Zolli enseñó sobre la “Teología del Viejo y Nuevo Testamento” en la Universidad de Padua. En 1935 escribió una tesis titulada “La Sagrada Alianza entre la literatura del Viejo y Nuevo Testamento”, y en 1938 publicó un libro titulado “El Nazareno” que trataba acerca de la vida de Jesús como judío. Una vez bautizado, Zolli enseñó literatura hebrea y bíblica en el Instituto Pontifico Bíblico de Roma.
La comunidad judía italiana endilgó a Zolli haber “perpetrado el acto más deplorable del que un hombre puede moral y religiosamente ser culpado; y la responsabilidad del profesor Zolli es muy seria porque, con su cultura y talento poco común y competencia específica en conocimiento semita y en el estudio de la religión comparada, él más que ningún otro podía medir la gravedad de la impropiedad que él concientemente ha cometido”. Robert Weisbord y Wallace Sillanpoa, autores de El Gran Rabino, el Papa, y el Holocausto, lo han definido como “el más grande meshummad (apóstata voluntario) rabínico en la historia moderna”. La restricción temporal es correcta, puesto que a lo largo de los siglos algunos judíos, incluso rabinos, muy excepcionalmente se han convertido libremente al catolicismo. Pero el caso Zolli fue especialmente shockeante por haber ocurrido inmediatamente después de la Shoah y por tratarse del líder espiritual de una de las comunidades judías más antiguas de Europa.
Eugenio María Zolli murió en 1956 a los 75 años de edad. Al consumar su conversión, este curioso rabino ha legado uno de los episodios más extraños de la historia de las relaciones entre católicos y judíos. Para los primeros, ello representó el cenit del proselitismo religioso; para los segundos, ello significó una escandalosa traición. Pasó a la historia como un incidente singularmente misterioso.
|
|
|
|
|
|