Artículos de la Cole


La "Conexión Judía" de Hans Christian Andersen
Por Moshé Korin

Todos hemos leído o escuchado en la infancia los cuentos de Hans Christian Andersen. Muchos recuerdan también la hermosa película acerca de su vida, protagonizada por el actor judeoamericano Danny Kaye. Pero pocos conocen la historia de los estrechos lazos de amistad que unieron a Andersen con dos familias judías de Dinamarca, y menos aún su relación con la actriz judeoalemana Iohanna Louis Heiberg.

Hans Chistian Andersen, el más famoso autor de cuentos de la literatura europea moderna, nació en el año 1805 en la pequeña ciudad de Odense (Dinamarca). Su padre fue un zapatero pobre aficionado a la lectura (y a la bebida). Su madre era lavandera.
Todos hemos leído o escuchado en la infancia los cuentos de Hans Christian Andersen. Muchos recuerdan también la hermosa película acerca de su vida, protagonizada por el actor judeoamericano Danny Kaye. Pero pocos conocen la historia de los estrechos lazos de amistad que unieron a Andersen con dos familias judías de Dinamarca, y menos aún su relación con la actriz judeoalemana Iohanna Louis Heiberg.

Hans Chistian Andersen, el más famoso autor de cuentos de la literatura europea moderna, nació en el año 1805 en la pequeña ciudad de Odense (Dinamarca). Su padre fue un zapatero pobre aficionado a la lectura (y a la bebida). Su madre era lavandera.

EL GRADUAL ASCENSO.


Gracias a su talento literario (fue también novelista, dramaturgo, poeta y autor de autobiografías y de libros de viajes), pudo Hans Christian ascender en la escala social, y de aquel "patito feo" surgió un bello cisne.

A los 14 años marchó a Copenhague, donde intentó sin éxito actuar y escribir. Tuvo, sin embargo, amigos mayores que él, que lo admiraban y que le dieron su apoyo. Pudo así asistir, entre los 17 y los 23 años, a una escuela secundaria.

Andersen se nutrió, sobre todo, de los autores germánicos (Goethe, Schiller, Hoffmann) y de los ingleses (Shakespeare, Walter Scott, etc). A partir de 1830 emprendió numerosos viajes por toda Europa, y sus experiencias le inspiraron poesías y novelas. Quedó particularmente impresionado por su visita a Italia (en 1834). La novela "El improvisador" (1835), cuya acción transcurre en ese país, marcó el comienzo de su fama, que desde entonces fue en aumento.


LOS CUENTOS DE ANDERSEN.


Estos relatos constituyen la contribución más significativa de Dinamarca a la literatura europea del siglo XIX. Curiosamente, los que se publicaron en 1835 no fueron bien recibidos, lo que sí sucedió a partir de 1844.

Andersen se basó en antiguas historias folklóricas europeas. Sobre ellas construyó narraciones aparentemente ingenuas, impregnadas de un humor sutil, en las que se mezclan fantasía y realidad y en las que la vida humana aparece en su grandeza y su pequeñez. Fue el primero en dirigir obras de este género a los niños, de modo que pudieran ser apreciadas por ellos y, al mismo tiempo, mediante su contenido, su belleza y su arte, por los adultos.

¿Quién no recuerda títulos como El patito feo, La sirenita, El soldadito de plomo, La princesa y el guisante, Las zapatillas rojas, El ruiseñor, y otros tantos?...


JUDÍOS EN SU VIDA.


Cuando Andersen alcanzó mayor renombre, ya sus viejos amigos no vivían. Él no tenía familia y sufría crisis de soledad. En ese momento se inicia su amistad con dos grupos familiares judíos de Copenhague: los Henriks y los Melchior (Melkior).

Se trataba de ricos comerciantes, que ocupaban grandes mansiones y llevaban una activa vida social. En sus hogares alojaban a las más grandes figuras del arte y de la literatura, y Andersen se contaba entre los huéspedes preferidos.

Martín y Teresa Henriks tenían 5 hijos: Moritz y Dorotea Melchior, 8. Andersen se mostraba particularmente hábil en recortar complicadas figuritas de papel, sin necesidad de dibujarlas primero. Solía agregar al lado de cada figura un breve relato en verso. Los niños de Henriks y de Melchior lo esperaban impacientes, se sentaban a su lado y aguardaban que sacara del bolsillo la gran tijera, con la que los divertía largo rato.

También en las reuniones musicales y literarias que organizaban las dos familias, ocupaba Andersen el centro de la atención. Él entretenía a los invitados, influía en la vida cultural de sus distintos círculos y permitía que ambas familias alcanzaran una posición a la que sólo unos pocos judíos en Dinamarca podían aspirar.

La de Henriks era una familia asimilada, en tanto que los Melchior, como judíos observantes, participaban en Copenhague en la vida comunitaria. Un descendiente de la familia Melchior, el Rabino Mijael Melchior, inmigró a Israel, fue miembro de la "Knéset" (Parlamento israelí) y llegó a desempeñar un cargo ministerial, en la actualidad es Vice-canciller del Gobierno israelí. Su padre es el rabino principal de los judíos daneses.

Andersen solía comer en casa de los Henriks los días domingo, y los jueves por la noche en casa de los Melchior. Más tarde empezó a prolongar su estada, quedándose varias semanas, en especial junto a los Melchior. Con ellos se sentía como de la familia, puesto que lo querían y se preocupaban por él.

Cuando Hans Christian Andersen enfermó, Dorotea Melchior lo llevó a su casa. Le compró un tradicional arbolito, para levantar su ánimo en la que sería la última Navidad de su vida. En esa ocasión también lo sacó a pasear en carruaje por las calles de la ciudad. Tuvo para él un trato abnegado y no permitió que muriera en un hospital. Andersen falleció en el año 1875, en el hogar de los Melchior, en Copenhague.

En sus numerosos viajes, no olvidaba Andersen a sus amigos judíos. Les escribía muchas cartas, en las que relataba sus experiencias y los acontecimientos en que participaba. La correspondencia de Andersen dirigida a la familia Melchior se conserva en el Museo de la ciudad natal del escritor: Odense. También ha sido editada en forma de libro.

En sus cartas, Andersen, se dirigía a Dorotea Melchior con la frase "mi fiel señora Melchior"; y ella, por su parte, llamaba al escritor "mi querido Andersen".

Andersen tuvo otra "conexión judía". Esta vez se trató de la actriz Iohanna Louis Heiberg, hija de inmigrantes judíos de Alemania, cuyo nombre de soltera era Jana Pitguis. Jana era de familia humilde y trabajaba como vendedora. A los 15 años interpretó un breve papel en el teatro. El conocido crítico Iohan Ludwig Heiberg presenció la función, se enamoró de ella y le propuso matrimonio. Así llegó a ser la "primera dama" de la escena danesa.

Andersen y Iohanna Louis Heiberg tuvieron una relación muy particular. Había entre ellos mucho en común. Ambos procedían de familias pobres, y gracias a su talento habían logrado triunfar y superar ese pasado. Además. Iohanna poseía aptitudes literarias, y Andersen por su parte, había querido ser actor en su juventud.

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